Sobreviven sin profesionalización
Además del fútbol masculino, en el país se trabaja por tener más deportes profesionales.
Colombia cuenta con una liga profesional de fútbol masculino con 74 años de historia y tradición, organizada por una entidad privada que congrega a clubes de todo el país y es la única con carácter profesional, osea que sus integrantes tienen al fútbol como profesión.
Pero en el país existen otras ligas emergentes, semiprofesionales o experimentales en otros deportes, que no son profesionales porque sus practicantes no pueden vivir de ellas, pero que hacen carrera para convertirse en torneos sólidos y de continuidad.
Ese es el caso de deportes como el baloncesto, voleibol, béisbol y fútbol de salón, que durante el año tienen el desarrollo de un calendario deportivo y la mayoría avanza a instancias internacionales para representar a Colombia en el mundo.
A continuación mostraremos un panorama de cómo funcionan estas ligas semiprofesionales, con cuántos recursos cuentan. Además la forma como sobreviven sus deportistas durante la temporada, la cual, en algunos casos como en el fútbol femenino dura solo 3 o 4 meses.
Fútbol femenino
Una de las diferencias más marcadas entre una y otra liga profesional se vive en el fútbol. Allí, mientras los clubes masculinos cuentan con recursos, patrocinadores y los jugadores tienen contratos a uno, dos o más años, en el femenino no es igual.
Las mujeres que hacen parte de la Liga Femenina de Colombia generalmente hacen parte de un club, el cual realiza un convenio con algún equipo profesional de Dimayor y le presta las jugadoras.
De esta manera, ellas reciben una bonificación por sus servicios al club profesional durante los meses que dura el torneo.
Son pocas las instituciones que sostienen, durante todo el año a las jugadoras con contratos, a pesar de que es un requisito para funcionar como tal.
Esto llevó a que, hace tres años, varias referentes de la selección Colombia femenina de mayores, entre ellas, la antioqueña Isabella Echeverri hicieran una rueda de prensa para contar las precarias y excluyentes condiciones de su trabajo, lo que motivó a la intervención del Ministerio del Deporte que, desde entonces y de manera conjunta con la Dimayor, asignan recursos para la realización del torneo femenino en Colombia.
El ministro Guillermo Herrera ha sido enfático en afirmar que le han solicitado a la Dimayor mejores condiciones en tiempo, salario y beneficios para el fútbol femenino.
Para la temporada 2022 el Ministerio anunció la inversión de 3.000 millones de pesos con los que se garantizaron la realización de una liga profesional más extensa, serán dos este año.
“Estamos convencidos de que tendremos una liga de mayor duración, con un mejor nivel, que se refleje también en todas las categorías de la Selección y a su vez, sea un reconocimiento a nuestras futbolistas que son grandes embajadoras”, destacó Herrera, quien además recordó que en 2016, para la primera edición del torneo femenino, Coldeportes (ahora Ministerio) aportó $500 millones para el arranque y nacimiento de este torneo.
El técnico de la selecciones Colombia juveniles, Carlos Paniagua resalta la realización de la Liga y la inversión que se hace, a pesar de que sigue siendo insuficiente, pues las condiciones de salario y premios para las chicas son muy bajas.
“El fútbol femenino es una muestra de la constancia y la berraquera de las mujeres, la mayoría juegan por pasión, porque no tienen un salario con el que puedan mantener a sus familias, por eso trabajan en otras profesiones o tienen otros oficios, a los que se dedican antes y después de ir a entrenar”, comenta. Mensaje que respalda Liliana Zapata quien en Formas Íntimas lleva décadas de trabajo con el fútbol femenino.
Las jugadoras que este club alberga y que llegan a selecciones Colombia hacen un proceso que las lleva a la máxima categoría gracias al convenio que tienen con el Independiente Medellín. De igual forma, sostiene que, aunque las condiciones salariales de las mujeres son muy bajas, sí han sido beneficiadas con becas de estudio y por ello la mayoría de ellas adelanta su preparación profesional en otros campos, algo que les ayuda cuando dejan el fútbol.
En ese caso, las deportistas reciben becas totales o parciales, dependiendo del caso, en las universidades de la ciudad, y otras a nivel nacional que hacen de manera virtual