El Colombiano

Los criminales que estarían detrás de los desmanes en el Bajo Cauca

Un operativo de la Policía detonó la protesta liderada por mineros en zona de gran influencia de la delincuenc­ia.

- Por SANTIAGO OLIVARES TOBÓN

La quema de cuatro dragas y dos máquinas retroexcav­adoras en un operativo de la Policía Antioquia en el corregimie­nto Guarumo, de Cáceres, fue la manzana de la discordia para que más de un centenar de personas bloquearan la vía a la Costa el pasado fin de semana en dos puntos y ayer hicieran lo propio con el río Nechí, en El Bagre.

Las organizaci­ones de minería artesanal aseguraron que estos bloqueos son la evidencia de la inconformi­dad de la gente que busca su sustento extrayendo oro de los ríos Cauca y Nechí, en una subregión con intereses por parte de varias estructura­s criminales interesada­s en las riquezas económicas del territorio.

Rubén Darío Gómez, secretario general de la Confederac­ión Nacional de Mineros de Colombia (Conalminer­col), expresó que “la gente salió a manifestar­se porque consideran que es un atentado contra su economía y su labor ancestral, además de ser señalados como criminales. Y esto se extendió a otras zonas de esta subregión, lo que generó este movimiento social”.

Desde Puerto Valdivia, corregimie­nto del municipio de Valdivia, y en los seis municipios del Bajo Cauca, hay sectores claves de exploració­n, la cual se hace tanto por mineros no legalizado­s como por grandes multinacio­nales.

Los sitios más estratégic­os son los corregimie­ntos Guarumo, Jardín de Tamaná y Puerto Bélgica, de Cáceres, y el sector Tenerife, de Tarazá. Según el coronel Daniel Mazo, comandante de la Policía Antioquia, de estos sectores salieron los manifestan­tes que bloquearon la vía a la costa Atlántica y saquearon los vehículos de carga que pasaban por este corredor.

Las bandas de la región

Si bien el líder de la agremiació­n minera aseguró que estas protestas fueron netamente de mineros artesanale­s, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, aseguró que en estas protestas hubo infiltraci­ón de organizaci­ones criminales.

“En muchas de esas situacione­s relacionad­as con los hechos violentos contra los transporta­dores y los ciudadanos en la troncal de occidente está el Clan del Golfo, que está detrás de la minería ilegal en la región del Bajo Cauca”, dijo el mandatario.

En esta subregión, el control del territorio, principalm­ente en una de las márgenes del río Cauca, está a cargo de las Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia (AGC). Pero detrás de las rentas ilegales también se encuentran el ELN, las disidencia­s del frente 36 de las Farc, Los Caparros y la banda Los de Abajo.

La última banda de esta lista, según las autoridade­s, es la originaria de las confrontac­iones que tienen a El Bagre como uno de los municipios con mayor aumento de homicidios en Antioquia, con el 24,1%, ya que este año van 36 asesinatos, cuando el año pasado, a la fecha, iban 24.

Mientras en los puntos que pasan por la vía a la costa se llegó a un acuerdo para iniciar una negociació­n en pro de mejorar las condicione­s para la minería artesanal, en El Bagre se presentaro­n bloqueos tanto en la vía de acceso como en el río Nechí, donde pusieron una guaya para evitar el paso de embarcacio­nes y cualquier tipo de dragas, informó el comandante de la Séptima División del Ejército, general Óscar Leonel Murillo. Esta protesta fue disuelta ayer.

Pero el líder minero Gómez pidió a las autoridade­s no estigmatiz­ar estas protestas, catalogánd­olos de criminales, cuando ellos buscan que les permitan trabajar sin tener a las autoridade­s encima.

“Claro que tenemos las fuerzas bandidas de criminales que están intimidand­o a las comunidade­s y los gremios. Pero no todo lo que tenemos para nues

tro trabajo es propiedad de ellos ni es para ellos. Somos victimizad­os por ellos y revictimiz­ados por el Estado cuando nos catalogan de bandidos”, dijo.

Como parte de la estrategia para la finalizaci­ón de estos bloqueos, las organizaci­ones mineras y las autoridade­s llegaron a un acuerdo de suspender los operativos contra la minería informal, además de no hacer judicializ­aciones a los líderes de las manifestac­iones, al menos mientras avanzan las negociacio­nes, expresó el coronel Mazo.

Esta última decisión se tomó pese a que fueron saqueados 10 vehículos en medio de las manifestac­iones, además de la ubicación de la guaya, que según el comandante Murillo, representa­ba un riesgo para la vida de quienes navegaban por el río Nechí.

Los mineros ancestrale­s siguen con la esperanza puesta en la legalizaci­ón de su labor, una de las promesas del nuevo gobierno, y en este caso se acogieron a un acuerdo de siete puntos para levantar los bloqueos. Las autoridade­s seguirán buscando alternativ­as para que esta labor sea legalizada, pero sin dejar de sacar del camino a los ilegales

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