El Colombiano

Cocaína colombiana coloniza el mercado negro de Oceanía

En ese lejano continente un kilo del alcaloide se vende por US $200.000, diez veces más caro que en Miami.

- Por NELSON MATTA COLORADO

El lejano continente de Oceanía se está convirtien­do en la nueva joya de la corona para los traficante­s de cocaína colombiana, pues ofrece un atractivo mercado negro, donde un kilo vale 10 veces más que en Estados Unidos y la cantidad de consumidor­es va en un imparable aumento.

Fuentes de la Policía le contaron a EL COLOMBIANO que son cada vez más frecuentes los contactos entre los narcos locales y las mafias extranjera­s, con el propósito de establecer las rutas de abastecimi­ento y responder a la demanda de los oceánicos.

Uno de los presuntos articulado­res de esas alianzas era el australian­o Osemah Elhassen, miembro de una red criminal que traficaba drogas entre continente­s.

La Policía, con apoyo del FBI, lo capturó en Bogotá en julio de 2021, con fines de extradició­n a EE.UU. El operativo para su ubicación fue digno de una película de espionaje.

El FBI y la Policía de Australia distribuye­ron en el bajo mundo, de manera secreta, una aplicación de mensajería por celular llamada Anon. Los agentes infiltrado­s les hicieron creer a los miembros del crimen organizado que la App tenía un grado de encriptaci­ón militar indescifra­ble para las autoridade­s, y ellos comenzaron a usarla para comunicars­e entre sí y coordinar sus negocios ilegales.

Sin que lo supieran, sus mensajes eran monitoread­os por las agencias de seguridad. Así detectaron a 500 sospechoso­s en todo el mundo, incluyendo a Elhassen, quien al parecer fue enviado a Colombia para reunirse con narcos.

En febrero de ese mismo año fue descubiert­a otra red que traficaba cocaína a Hong Kong y Oceanía. Operaba desde China y en Bogotá y Santander se lavaban las ganancias del negocio.

Según un informe de la Fiscalía, la droga “salía camuflada en productos líquidos, que llevaban en el equipaje viajeros que salían del aeropuerto El Dorado y hacían conexión en EE.UU, Venezuela, Ecuador, Centroamér­ica y Europa, para buscar su destino final: Hong Kong y Australia”.

El dinero producido por estas exportacio­nes en pequeñas cantidades era enviado a Colombia por medio de giros internacio­nales y lo reclamaban 40 personas en distintos sitios, para no levantar sospechas. Tres colombiano­s fueron detenidos en Bogotá y Pie de Cuesta (Santander) por este blanqueo de capitales.

En 2022 no se han detectado más redes de este tipo en Colombia, pero sí en otras latitudes, donde las agencias de seguridad están intercepta­ndo los envíos de cocaína en su camino a Oceanía. Esta dinámica quedó patente en el Informe Mundial de Drogas 2022 ( World Drugs Report) de la Oficina contra la Droga y el Crimen de la ONU ( Unodc), que hizo el análisis del mercado y la trazabilid­ad de las rutas.

Un jugoso mercado

Según este organismo multilater­al, en el mundo hay 234.000 hectáreas de coca cultivadas, que equivalen a 328.000 canchas de fútbol.

Aunque entre 2019 y 2020 hubo reducción del 7% en los sembradíos en Colombia, el mercado de drogas equilibró ese faltante con un aumento del 13% en los cultivos de Perú y del 15,3% en los de Bolivia.

Entre 2019 y 2020 (fecha de la última medición) hubo un aumento del 11% en la producción de cocaína, con 1.982 toneladas; también crecieron las incautacio­nes, con 1.424 toneladas. Unodc calcula que hay 21,5 millones de usuarios de esta droga en el planeta.

De estos últimos, en Oceanía hay 730.000 consumido

res, la mayoría residentes en Australia y Nueva Zelanda.

Aunque parece un mercado pequeño comparado con el de EE.UU. (6'350.000) y Europa Occidental (4'550.000), tiene un potencial que atrae a los narcos: un kilo de droga se vende allá por 200.000 dólares, 10 veces más de lo que vale en Miami (US $20.000).

Por si fuera poco, tiene el mayor porcentaje de prevalenci­a en uso de cocaína del mundo, es decir, que una mayor proporción de su población de 15 a 64 años aceptó haber consumido droga en 2020. El indicador para Oceanía es de 2,7%, le siguen Norteaméri­ca (2%) y Suramérica (1,6%).

La disponibil­idad de cocaína en las calles de Australia y Nueva Zelanda viene creciendo desde 2013, en la medida en que los narcos de Colombia han estado afinando sus despachos. El flujo del estupefaci­ente es tan estable que, según Unodc, entre 2020 y 2021, durante los días más crudos de la pandemia de covid-19, el consumo no decreció.

De hecho, el uso de este alcaloide en el pequeño continente supera al de otras drogas populares, como marihuana, heroína y metanfetam­inas.

Las seis rutas más usadas

Para llegar hasta Oceanía, los narcos utilizan seis rutas: la primera es un embarque directo desde la Costa Pacífica, que usualmente sale del puerto de Buenaventu­ra.

La segunda tiene escala en Centroamér­ica o México, donde se acopian grandes cargamento­s, antes de surcar el océano Pacífico por agua o por aire hacia el destino final.

La tercera ruta tiene punto de acopio en Brasil y se embarca en las costas de Perú, o sale en vuelos clandestin­os.

La cuarta sale de Brasil y surca el Atlántico hacia Europa, y desde el Viejo Continente los traficante­s la despachan hacia Australia. Esta es peligrosa para los narcos, según agentes antinarcót­icos consultado­s, porque tiene bastantes puntos de vigilancia. Aunque a decir verdad, la corrupción contrarres­ta esos controles.

La quinta es una de las rutas más largas, pero es más segura para los traficante­s, de acuerdo con investigad­ores.

Este trayecto nace en Colombia, tiene punto de alma

cenaje en Brasil, desde donde se despacha la mercancía por los puertos de Sao Paulo, Río de Janeiro y Bahía, entre otros.

El navío cruza el océano Atlántico y hace escala en Suráfrica. De allí continúa por el océano Índico hasta Oceanía (ver el mapa).

El sexto desplazami­ento es similar al anterior: parte de Colombia y pasa por Brasil, pero en África el embarque hace transbordo y es llevado por tierra o aire hasta su costa oriental, en el denominado Cuerno Africano, que incluye a los países de Etiopía, Somalia y Kenia. De ahí despega en aviones que cruzan el Índico hacia el destino final.

Esta dinámica de exportacio­nes le fue confirmada hace un mes a este diario por el general Jorge Vargas, antes de dejar su cargo como director de la Policía.

“Hay una constante incautació­n y un trabajo coordinado con Australia, que es el país más grande, adonde a través de veleros o contenedor­es llega la droga. Con la Policía Federal de Australia tenemos un programa, que incluye a Chile y Panamá, una cooperació­n estrecha. Se han capturado organizaci­ones y personas acá, por informació­n de Australia, pero son muchísimas menos las cantidades (de droga) que las enviadas hacia Europa y Estados Unidos”, manifestó.

Exportar la mercancía a tierras tan lejanas tiene unos sobrecosto­s en comparació­n a conexiones próximas, como Centroamér­ica o EE.UU. Hay que sobornar a más funcionari­os, pagar más transporti­stas y en algunos casos, cuando se involucran intermedia­rios, repartir los ingresos entre un número mayor de personas.

No obstante, el margen de ganancias parece ser tan atractivo, que los comerciant­es de vicio se están arriesgand­o cada vez más. Después de todo, la demanda de cocaína colombiana está creciendo en los confines, igual que el deseo de los narcos de colonizar mercados

“Hay un trabajo coordinado con Australia, adonde a través de veleros o contenedor­es llega la droga”. GENERAL (R) JORGE VARGAS Exdirector de la Policía Nacional.

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OSEMAH ELHASSEN Extraditab­le australian­o

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