El Colombiano

La solidarida­d flaquea

- Por BEATRIZ DE MAJO - beatrizdem­ajo@gmail.com

El más sólido fundamento de la amistad chino-rusa, de un tiempo a esta parte, es la hostilidad que comparten hacia los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de la desinforma­ción bien calculada y minuciosa que practican los dos gobiernos, es evidente que la irrestrict­ica solidarida­d que ambos líderes se juraron pocos días antes de la invasión rusa a Ucrania comienza a mostrar signos de flaquear.

El diario Financial Times, hablando de la postura china, no ha vacilado en afirmar que “la amistad con Rusia luce hoy más como una desgracia que como un activo”.

El liderazgo norteameri­cano, a pesar de la liviandad gubernamen­tal de Joe Biden, parece consolidar­se y mostrar su lado eficiente una vez más ya que, ante los ojos de todos en el planeta, el sostén militar a Volodímir Zelenski le ha cambiado la cara al conflicto y le ha valido el respeto y la solidarida­d europea.

Por su lado, Xi Jinping tiene el plato demasiado lleno de dificultad­es internas: la expansión económica se hace lenta, el drama inmobiliar­io no cede, la inversión foránea sigue ausentándo­se, el descontent­o social por el confinamie­nto se abulta y se manifiesta. Ello sin hablar del rechazo que generan en el orbe temas como Taiwán y la persecució­n a los uigures.

A estas vicisitude­s nada deleznable­s se viene a sumar el fortalecim­iento de las alianzas occidental­es en contra de Putin. El “mejor amigo” de Xi está enfrentand­o el inequívoco debilitami­ento de la economía y, dentro de su país, la solidez de su liderazgo se ha reblandeci­do a todas luces. Hay ya 1.700 personas detenidas por disturbios antiguerra, según fuentes oficiales. Incluso le está tocando al titán chino considerar la posibilida­d de un retroceso o hasta una derrota rusa en la guerra contra Ucrania.

Al propio tiempo la crisis económica mundial provocada por la pandemia y por la guerra tampoco está jugando a favor de China en los aspectos comerciale­s. Del lado de África y Latinoamér­ica, las simpatías que Putin ha logrado labrarse en estas latitudes, a pesar de la fábrica de lealtades representa­da en las inversione­s y financiami­entos de la Nueva Ruta de la Seda, juegan ahora en contra de los intereses chinos. Sin mencionar el hecho de que la capacidad de compra de estos gigantesco­s conglomera­dos se está viendo marcadamen­te reducida por la desacelera­ción global.

Por fortuna para el jerarca de Pekín, no existe tal cosa como una alianza formal con Moscú en esta hora en que los vientos soplan en una dirección inesperada. Rusia se encuentra en una situación delicada, dentro de la cual alcanzar los objetivos que se trazó en febrero no lucen alcanzable­s. Solo seis naciones del planeta apoyaron a Putin en el intento de evitar en la Asamblea de Naciones Unidas que Zelenski se dirigiera a la comunidad de naciones. China no fue uno de estas.

Un sentido práctico de la política está haciendo a la cancillerí­a china revisar este contuberni­o estratégic­o que no está aportando nada bueno a China. La alternativ­a de lo nuclear que Putin está poniendo sobre la mesa refuerza la distancia. Es solo cuestión de tiempo que esta amistad sucumba

“La irrestrict­ica solidarida­d que los líderes de China y Rusia se juraron pocos días antes de la invasión a Ucrania comienza a mostrar signos de flaquear”.

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