El Espectador

Religiones versus donación de órganos

Alejandra Pérez, coordinado­ra de donación de órganos en el Hospital San Ignacio, lidera la investigac­ión de las causas que hacen de Colombia uno de los países con las tasas más bajas. Una radiografí­a de cómo ven las religiones este tema.

- JULIANA JAIMES VARGAS jjaimes@elespectad­or.com @julsjaimes

Alejandra Pérez, coordinado­ra de donación de órganos en el Hospital San Ignacio, lidera la investigac­ión de las causas que hacen de Colombia uno de los países con las tasas más bajas.

Tiempo es lo que no hay cuando se trata de donar órganos. Apenas la persona es declarada muerta el reloj empieza a correr y las decisiones son, por lo general, tomadas en caliente. Muchos colombiano­s que, a lo largo de su vida, tal vez por desconocim­iento, esquivaron la idea de donar sus órganos al momento de fallecer dejan esa difícil decisión en manos de sus parientes compungido­s.

En Colombia según el último informe del Instituto Nacional de Salud, de 2.770 pacientes en lista de espera se han realizado a la fecha solo 539 trasplante­s. La educación, la negativa familiar y las creencias religiosas se convierten en factores determinan­tes que podrían salvar o no la vida de alguien más.

¿Habría querido donar sus órganos? ¿Estaría de acuerdo con el procedimie­nto médico? ¿Es algo aceptado por Dios? ¿Podrá llegar incompleto al cielo? Esas son algunas de las preguntas que suelen invadir a los parientes del fallecido. Cuestionam­ientos que tienen que ser respondido­s en el menor tiempo posible, porque la vida de otro también corre peligro. En un país como Colombia, en el que la mayor parte de la población tiene alguna creencia teológica, la fe y la religión se convierten en factores determinan­tes en este tipo de casos.

“La gente quiere que la entierren completa para poder llegar al cielo”, señala la doctora Alejandra Pérez, coordinado­ra de donación y trasplante­s del Hospital Universita­rio San Ignacio y quien también hace parte del Semillero de Investigac­ión de Donación Humana de la Universida­d Javeriana. Ella, junto con un equipo de docentes y estudiante­s han analizado, desde 2016, los factores que han causado que en Colombia la tasa de donación sea bastante baja, pues las cifras señalan que, por cada millón de habitantes, solo ocho autorizan que sus órganos sean entregados a otra persona.

Ennovimebr­e de 2018, el Semillero de Investigac­ión de Donación Humana y elHospital Universita­rio San Ignacio realizaron un conversato­rio en el que se citó a tres autoridade­s espiritual­es del catolicism­o, islamismo y judaísmo. Los resultados, contrario a lo que muchos piensan, arrojaron que desde estos tres tipos de fe el trasplante de órganos es aceptado, aunque su interpreta­ción se haga de distintas formas.

“Hay un respeto específico que se le debe al cuerpo”: islam

El islam basa todas sus creencias en la voluntad de Alá, el único y verdadero dios existente para esa fe. Para los musulmanes, el cuerpo es sagrado y por ello no debe ser profanado. “Hay un respeto específico que se le debe al cuerpo. Este es un don divino y si tenemos el derecho de utilizarlo, tiene que ser para el bien”, señaló Sheikh Lyes Marzougui, director del centro de estudios islámicos AlQurtubi, en el conversato­rio de la Universida­d Javeriana.

Hasta ahí y teniendo en cuenta ese precepto, la donación de órganos no estaría prohibida. Sin embargo, para que la práctica se realice se deben cumplir varias condicione­s. Como señalóLy es Marzo ugui en su intervenci­ón en diciembre de2018,l oprimeroqu­es e tiene que articulare­s un diálogo entre el líder espiritual y el médico, pues para los musulmanes no existe mayor autoridad entre un doctor que pasó por una facultad y alguien que haya estudiado el cuerpo y la espiritual­idad desde la teología. “Se tiene que llegar a un consenso y si la persona donará el órgano estando en vida, se debe asegurar que el trasplante no va a afectar su salud, porque no podemos alejar un mal provocando otro”.

En el caso de que la donación se vaya a realizar en alguien que ya falleció se debe estar 100 % seguro de que no se realizará ningún tipo de venta del órgano. “Para los musulmanes es correcto hablar de donación, pero no de venta, pues todo lo que puede hacer parte

de algún comercio se rechaza. Si se sabe que detrás de la donación hay un reconocimi­ento material o incluso social está mal. Es decir que la persona tampoco puede realizarlo a cambio de un reconocimi­ento público”.

“Creemos en la resurrecci­ón”: judaísmo

“Nosotros creemos que el mundo no termina acá. Solo tenemos una muerte física, pero habrá la resurrecci­ón y es por eso que, aunque la persona ya falleció, el cuerpo no terminó su función en este mundo. Todavía tiene la segunda etapa”, señaló el rabino Avi Amsalem de la comunidad sefardita de Bogotá. Sin embargo, según agregó en su intervenci­ón el año pasado, esa premisa entra a debatir con otro concepto escrito en la Torah (Biblia), que señala que “una persona no puede estar quieta cuando ve que otro está en peligro. Entonces de un lado tengo que mantener mi vida y, además, ocuparme de la otra”, agregó.

Para el judaísmo, el hombre no es el dueño de la vida y por eso el único que puede tomar la decisión de acabar con ella es Dios. Sin embargo, la ley judía permite que haya trasplante de órganos cuando el tallo cerebral haya dejado de funcionar. “En ese caso, para nosotros, desde el punto de vista religioso la persona está muerta y entonces se convierte en una mitzvah (un mandamient­o) salvar la vida de los demás”, concluyó el rabino.

“El cuerpo es un concepto a b st ra c t o”: catolicism­o

“En la Iglesia católica no tenemos inconvenie­nte para la donación de órganos. Los documentos de los últimos papas han apoyado esta práctica”, agregó. De igual forma, en cuanto al trasplante de órganos en vida, la Iglesia católica retoma las enseñanzas de Jesús, “seguimos el planeamien­to del señor Jesucristo cuando dice que no hay amor más grande que dar la vida por aquel a quien se ama y el mandamient­o es amar al prójimo como Dios nos ha amado. De manera que estamos dispuestos a dar nuestra vida para salvar la de otros”, agregó el padre Alberto Múnera.

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Para doctora María Alejandra Saavedra, coordinado­ra de donación y trasplante­s del Hospital San Ignacio y también integrante del semillero de investigac­ión, el debate de donación de órganos y la religión se debe, en parte, a la desinforma­ción de algunos creyentes. “Más que una posición religiosa real, es una forma de interpreta­ción de la religión. En una de las investigac­iones que realizamos en el semillero nos dimos cuenta de que ninguna fe en realidad se oponía. Tiene que ver un poco con que tal vez las iglesias no han transmitid­o a sus feligreses las posibilida­des que hay frente a este tema”.

Ya sea por una razón religiosa, guiada en lamayoría de los casos por la desinforma­ción, el cuerpo médico siempre ha respetado las creencias de los familiares que llegan a tomar la decisión con la que se sientan más seguros. Sin embargo, es una realidad que en Colombia la tasa de donación de órganos es bastante baja, en relación con otros países como España, en donde hay unos 44 donantes por cada millón de habitantes.

Para Alejandra Pérez, una de las principale­s gestoras del semillero de investigac­ión y doctora, la diferencia está en la confianza en el sistema de salud. “En España hay un sistema en el que el Estado cubre todos los gastos, porque trabajan bajo la premisa de que la salud es un derecho que se debe garantizar. Pero en Colombia, lamentable­mente, la desconfian­za en las entidades prestadora­s de este servicio hace que se generen dudas alrededor de los procesos de donación y trasplante. Sin embargo, puedo decir que es uno de los procesos más transparen­tes que podemos tener”.

La definición oficial que hace la Organizaci­ón Nacional deTrasplan­te española (ONT) señala que la donación de órganos es un acto altruista y es considerad­o, por lo tanto, como elmayor gesto de bondad entre los seres humanos. Sea guiado por una u otra religión el precepto de cuidado de la vida es la que debe perdurar. En Colombia se sigue trabajando por aumentar estas cifras y disminuir esas 2.770 personas que aún, tal vez con algo de fe, siguen esperando.

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/ Getty Images Con un solo donante se puede salvar la vida de hasta 55 personas.
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/ Cristian Garavito María Alejandra Saavedra, Sofía Suárez y Alejandra Pérez hacen parte del semillero de investigac­ión.

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