El Espectador

Duda histórica sobre una columna

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Como suscriptor de El Espectador, leo con cuidado a sus columnista­s, entre ellos Óscar Alarcón (Macrolingo­tes), quien en este martes 5 de noviembre, al aludir a Cristina Kirchner y Rafael Núñez, afirma que a los juegos democrátic­os de la nueva vicepresid­enta argentina acudían los radicales colombiano­s con la Constituci­ón de 1886, teniendo como figura principal a Rafael Núñez, a quien reeligiero­n hasta su muerte. Eso es muy raro, por decir lo menos, porque en el segundo gobierno de Núñez de dos años (1884-1886) rompió definitiva­mente con los radicales y los derrotó en la batalla de La Humareda, y se apoyó fue en los independie­ntes (liberales) y conservado­res, luego Partido Nacional. Por eso considero que ahí hay un grave error, porque los radicales ya no cumplieron un papel en su gobierno después de 1886. Por otra parte, afirma Alarcón que a Núñez no le gustaba ni gobernar en Bogotá, ni esa gran ciudad, porque los radicales no veían con buenos ojos su segundo matrimonio civil con doña Soledad Román, y narra una anécdota que no viene al caso. Pero hay otros datos acerca de por qué Núñez, hombre que amaba profundame­nte el poder, no siguió gobernando después de ser elegido como presidente. En la obra Pinceladas y brochazos presidenci­ales, de Héctor Echeverri Correa (Editorial Carrera 7ª, pág. 37.), se lee lo siguiente: “Presidente por un esfínter

En 1892 son elegidos por voto popular Rafael Núñez a la Presidenci­a y Miguel Antonio Caro a la Vicepresid­encia para un período de seis años. Al posesionar­se y quedarse Núñez a vivir en Cartagena por problemas de salud, según algunos, o por razones políticas, según otros historiado­res, Caro a la edad de 49 años asume como presidente y ejerce el poder ejecutivo por dos años (sic), cuando en el país había 3’186.546 habitantes.

El doctor Rafael Núñez en su período presidenci­al anterior había sido atacado por unos manifestan­tes que derrumbaro­n la tapia de su casa y penetraron en ella. El susto, consecuenc­ia de ese atentado, causó la ruptura de sus anillos musculares y, cada vez que se reía, Núñez se chorreaba hasta las medias. La constante situación de incontinen­cia lo obligó a permanecer alejado de la administra­ción pública y nunca regresó a Bogotá. Indalecio Liévano al respecto dice que la incontinen­cia del doctor Núñez se debió a secuelas de una cirugía de próstata, que lo demás es leyenda”. En verdad el señor Caro gobernó seis años, y es de observar que es curioso que un hombre que amara tanto el poder, como Núñez, lo abandonara. Como lo puntualizó el doctor Eduardo Santos al prologar Bolívar, de Indalecio Liévano, Núñez no concluyó su obra. Otros la hicieron, y mal porque se vino la Regeneraci­ón, la Guerra de los Mil Días y la pérdida de Panamá. Jairo Libreros Cáceres. Buga.

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