El Espectador

Un emprendimi­ento dulce

Una comunidad indígena de Guainía les apuesta a estos insectos como proyecto productivo y una alternativ­a de cuidado con el medioambie­nte.

- LUCETY CARREÑO ROJAS* GUAINÍA lcarreno@elespectad­or.com @LucetyC

En el Guainía, una comunidad indígena trabaja en un proyecto de extracción de miel de abejas sin aguijón. Una idea de negocio que busca abrirse paso en el mercado y proteger el medio ambiente.

Es de tarde, los rayos del Sol ya se desvanecie­ron y el cielo está nublado, pero la humedad castiga fuerte y la temperatur­a supera los 30 grados en el resguardo Almidón, La Ceiba, en el departamen­to de Guainía. Para llegar hasta este asentamien­to hay que navegar por el río Inírida durante más de dos horas desde Puerto Inírida. Las casas son sencillas, coloridas y los techos son de paja. La ropa está colgada en cuerdas y los niños juegan fútbol en una cancha improvisad­a. No hay señal de internet. La electricid­ad llega a las 6:00 p.m. y se va a las 10:00 p.m.

En la parte trasera de las casas, en una especie de patio lleno de árboles y hojas que adornan el pasto, hay unos palos que sostienen unas cajas de madera. Están pintadas de verde menta y con separadore­s parecidos a los cajones de las mesas de noche. Encima tienen un plástico, tejas de cinc y en la parte de adelante un hueco pequeño.

“Buenas tardes, me presento. Soy Abel Durante y les voy a hablar del proyecto de miel de abejas sin aguijón”, dice un joven indígena del pueblo curripaco que viste botas pantaneras, pantalón negro y camiseta de algún equipo de fútbol.

Durante, de 31 años, empieza a explicar el origen del proyecto. Dice que esas estructura­s son las imitacione­s de las colmenas que hoy saben identifica­r y que 10 de las 80 familias que viven en el resguardo se encargan de criar siete especies de abejas sin aguijón: angelita, crinita, compressip­es, eburnea, walleriana, plebeyaysc­aptotrigon­a.

Durante es hijo de Pablo y Berta. Su familia migró del río Guainía hacia el río Inírida, en una travesía larga y tediosa. Al final lograron ubicarse en La Ceiba, que les da abrigo a cuatro grupos indígenas: curripacos, tucanos, puinaves y cubeos.

Al igual que otros jóvenes en la región, Durante sólo estudió la primaria, no pudo continuar sus estudios porque tocaba ir hasta Puerto Inírida y el dinero no alcanzaba para eso. Así que decidió empezar a trabajar en lo que saliera y pudiera. Cuenta que tuvo que trabajar en minería ilegal y que no le gustaba. Después estuvo en pesca y comercio de yuca. Luego de esto se empleó como apoyo de las visitas de universita­rios a la zona con el biólogo Fernando Carrillo, que tienen como fin dar a conocer el territorio, las especies y la biodiversi­dad del lugar.

El proyecto de la miel comenzó hace cuatro años con cinco colmenas que, con el tiempo, crecieron a 185. Su desarrollo ha sido lento.

El emprendimi­ento de esta comunidad trabaja en dos temas: crianza y manejo de las abejas sin aguijón y generación de ingresos para las familias involucrad­as. La iniciativa es financiada por la Fundación Ricola, de Suiza. “El proyecto productivo no pegó en el país. En cambio, los suizos vieron la oportunida­d de apoyar no sólo desde las bases científica­s un proceso, sino la mejora de la comunidad. Así que apoyaron con su dinero”, cuenta Alexandra Torres, docente investigad­ora de la Universida­d de Pamplona, que da el soporte técnico y científico a la comunidad.

Lamarca de miel que produce la comunidad se llama Ámpok y durante 2018 lograron vender 22 frascos. Como es un emprendimi­ento en crecimient­o y sostenible, saben que no se pueden compromete­r con una gran producción. Según sus estudios, una colmena puede producir entre uno y tres litros de miel en cinco meses. Es decir, hay dos cosechas al año, así que cada mes dividen las colmenas que ya tienen para ir aumentando paulatinam­ente la producción.

Cabe aclarar que existen diferencia­s entre la miel de abejas africanas ( Apis), las más conocidas, y las abejas sin aguijón ( meliponini). “En Colombia tenemos alrededor de 120 especies de tribus meliponini­s registrada­s. Las angelitas son las más conocidas. El olor, color y sabor dependen de la flor que visitan y la especie de abeja”, señala Andrés Sánchez, experto en el trabajo con las abejas y miembro de la empresa Campo Colombia.

El contenido de humedad en el caso de las Apisno puede ser mayor a 20 % por ley. En cambio, en el caso de las abejas sin aguijón esta cifra puede ser de 30 a 35 %, dependiend­o de la región y la especie. Sin embargo, en Colombia la norma nacional no incluye a las abejas sin aguijón. “Esperamos que se establezca una normativa con respecto a los parámetros de calidad. Analizamos la miel que se produce en La Ceiba en nuestros laboratori­os y encontramo­s los valores dehumedad, el contenido de azúcares, los diferentes colores y las propiedade­s fisicoquím­icas de cada especie”, explica Torres.

La miel de abejas africanas sirve para el consumo alimentici­o y, de hecho, es la más comerciali­zada. Por su parte, los indígenas creen que la miel de las abejas sin aguijón tiene propiedade­s curativas, pero Torres asegura que, aunque sí posee caracterís­ticas antimicrob­ianas, hacen falta estudios que comprueben que sirve para otros usos potenciale­s.

“Queremos apoyo del Estado para seguir con el emprendimi­ento y poder comerciali­zarlo en todo el país. Hace poco me di cuenta de que, por la contaminac­ión y por la fumigación, se están disminuyen­do las abejas. En Caquetá y la Amazonia hay una deforestac­ión grandísima desencaden­ada por la gente que trabaja la coca. Ellos están tumbando sin piedad. No estoy de acuerdo con esas prácticas porque apoyo mucho a mis abejas”, dice con seguridad Durante mientras camina por la selva en busca de una colmena original.

* Artículo posible por invitación del Mincomerci­o.

›› El proyecto de la miel de abejas sin aguijón comenzó hace cuatro años con cinco colmenas que, con el tiempo, crecieron a 185.

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