Un emprendimiento dulce
Una comunidad indígena de Guainía les apuesta a estos insectos como proyecto productivo y una alternativa de cuidado con el medioambiente.
En el Guainía, una comunidad indígena trabaja en un proyecto de extracción de miel de abejas sin aguijón. Una idea de negocio que busca abrirse paso en el mercado y proteger el medio ambiente.
Es de tarde, los rayos del Sol ya se desvanecieron y el cielo está nublado, pero la humedad castiga fuerte y la temperatura supera los 30 grados en el resguardo Almidón, La Ceiba, en el departamento de Guainía. Para llegar hasta este asentamiento hay que navegar por el río Inírida durante más de dos horas desde Puerto Inírida. Las casas son sencillas, coloridas y los techos son de paja. La ropa está colgada en cuerdas y los niños juegan fútbol en una cancha improvisada. No hay señal de internet. La electricidad llega a las 6:00 p.m. y se va a las 10:00 p.m.
En la parte trasera de las casas, en una especie de patio lleno de árboles y hojas que adornan el pasto, hay unos palos que sostienen unas cajas de madera. Están pintadas de verde menta y con separadores parecidos a los cajones de las mesas de noche. Encima tienen un plástico, tejas de cinc y en la parte de adelante un hueco pequeño.
“Buenas tardes, me presento. Soy Abel Durante y les voy a hablar del proyecto de miel de abejas sin aguijón”, dice un joven indígena del pueblo curripaco que viste botas pantaneras, pantalón negro y camiseta de algún equipo de fútbol.
Durante, de 31 años, empieza a explicar el origen del proyecto. Dice que esas estructuras son las imitaciones de las colmenas que hoy saben identificar y que 10 de las 80 familias que viven en el resguardo se encargan de criar siete especies de abejas sin aguijón: angelita, crinita, compressipes, eburnea, walleriana, plebeyayscaptotrigona.
Durante es hijo de Pablo y Berta. Su familia migró del río Guainía hacia el río Inírida, en una travesía larga y tediosa. Al final lograron ubicarse en La Ceiba, que les da abrigo a cuatro grupos indígenas: curripacos, tucanos, puinaves y cubeos.
Al igual que otros jóvenes en la región, Durante sólo estudió la primaria, no pudo continuar sus estudios porque tocaba ir hasta Puerto Inírida y el dinero no alcanzaba para eso. Así que decidió empezar a trabajar en lo que saliera y pudiera. Cuenta que tuvo que trabajar en minería ilegal y que no le gustaba. Después estuvo en pesca y comercio de yuca. Luego de esto se empleó como apoyo de las visitas de universitarios a la zona con el biólogo Fernando Carrillo, que tienen como fin dar a conocer el territorio, las especies y la biodiversidad del lugar.
El proyecto de la miel comenzó hace cuatro años con cinco colmenas que, con el tiempo, crecieron a 185. Su desarrollo ha sido lento.
El emprendimiento de esta comunidad trabaja en dos temas: crianza y manejo de las abejas sin aguijón y generación de ingresos para las familias involucradas. La iniciativa es financiada por la Fundación Ricola, de Suiza. “El proyecto productivo no pegó en el país. En cambio, los suizos vieron la oportunidad de apoyar no sólo desde las bases científicas un proceso, sino la mejora de la comunidad. Así que apoyaron con su dinero”, cuenta Alexandra Torres, docente investigadora de la Universidad de Pamplona, que da el soporte técnico y científico a la comunidad.
Lamarca de miel que produce la comunidad se llama Ámpok y durante 2018 lograron vender 22 frascos. Como es un emprendimiento en crecimiento y sostenible, saben que no se pueden comprometer con una gran producción. Según sus estudios, una colmena puede producir entre uno y tres litros de miel en cinco meses. Es decir, hay dos cosechas al año, así que cada mes dividen las colmenas que ya tienen para ir aumentando paulatinamente la producción.
Cabe aclarar que existen diferencias entre la miel de abejas africanas ( Apis), las más conocidas, y las abejas sin aguijón ( meliponini). “En Colombia tenemos alrededor de 120 especies de tribus meliponinis registradas. Las angelitas son las más conocidas. El olor, color y sabor dependen de la flor que visitan y la especie de abeja”, señala Andrés Sánchez, experto en el trabajo con las abejas y miembro de la empresa Campo Colombia.
El contenido de humedad en el caso de las Apisno puede ser mayor a 20 % por ley. En cambio, en el caso de las abejas sin aguijón esta cifra puede ser de 30 a 35 %, dependiendo de la región y la especie. Sin embargo, en Colombia la norma nacional no incluye a las abejas sin aguijón. “Esperamos que se establezca una normativa con respecto a los parámetros de calidad. Analizamos la miel que se produce en La Ceiba en nuestros laboratorios y encontramos los valores dehumedad, el contenido de azúcares, los diferentes colores y las propiedades fisicoquímicas de cada especie”, explica Torres.
La miel de abejas africanas sirve para el consumo alimenticio y, de hecho, es la más comercializada. Por su parte, los indígenas creen que la miel de las abejas sin aguijón tiene propiedades curativas, pero Torres asegura que, aunque sí posee características antimicrobianas, hacen falta estudios que comprueben que sirve para otros usos potenciales.
“Queremos apoyo del Estado para seguir con el emprendimiento y poder comercializarlo en todo el país. Hace poco me di cuenta de que, por la contaminación y por la fumigación, se están disminuyendo las abejas. En Caquetá y la Amazonia hay una deforestación grandísima desencadenada por la gente que trabaja la coca. Ellos están tumbando sin piedad. No estoy de acuerdo con esas prácticas porque apoyo mucho a mis abejas”, dice con seguridad Durante mientras camina por la selva en busca de una colmena original.
* Artículo posible por invitación del Mincomercio.
›› El proyecto de la miel de abejas sin aguijón comenzó hace cuatro años con cinco colmenas que, con el tiempo, crecieron a 185.