El Espectador

La revancha de Dájome

- THOMÁS BLANCO LINEROS tblanco@elespectad­or.com @thomblalin

El delantero Cristian Dájome perdió el rumbo de su carrera tras ganar la Copa Libertador­es de 2016 con Nacional. Ahora es figura del Independie­nte del Valle, que jugará hoy la final de la Copa Sudamerica­na ante Colón de Argentina.

Reconoce que la pizca de fama que tuvo por ganar la Copa Libertador­es con Nacional lo hizo perder el rumbo. Se desordenó: ahora es una de las figuras del equipo revelación del continente, que hoy irá por el título de la Copa Sudamerica­na ante Colón de Santa Fe. Testimonio.

Hace tres años estaba del otro lado. En la esquina de Atlético Nacional, en aquel título de Copa Libertador­es 2016. Al frente Independie­nte del Valle, modesto equipo ecuatorian­o que había enamorado al continente al llegar a la final tras vencer nada menos que a dos grandes como River Plate y Boca Juniors. Un club que se ganó todo el respeto de Cristian Dájome.

Por eso, con sus vaivenes del pasado, el bogotano de 25 años no lo pensó dos veces cuando llegó la oferta de Independie­nte del Valle. No se equivocó: otra vez es el equipo revelación de América, esta vez con él como figura. Hoy disputará la final de la Copa Sudamerica­na ante Colón de Argentina (3:30 p.m., por Fox), equipo que tiene en su nómina a los colombiano­s Wilson Morelo y Guillermo Celis.

¿Cómo un equipo de Sangolquí, un pequeño suburbio de Quito de apenas 80.000 habitantes, con un estadio con capacidad para 7.000 almas, logra llegar a dos finales continenta­les en tres años? “Están muy bien montados a nivel estructura­l y administra­tivo, ese es su secreto. Aquí no te falta

nada, el complejo deportivo es el de un equipo grande”, dice Dájome.

La ciudad deportiva cuenta con siete canchas de fútbol, una de ellas con pasto artificial. Una piscina cubierta, un gimnasio de última tecnología y habitacion­es para descansar. Y el punto rojo de la mira está apuntando a los jóvenes. Por ello tienen a 120 niños entre los 11 y 18 años viviendo y estudiando en las instalacio­nes del club. “Queremos tener la base de la selección de Ecuador para las eliminator­ias y ojalá un Mundial, ahora mismo lo somos en las categorías menores”, dice Santiago Morales, gerente deportivo del club.

Ecuador viene de ser campeón del sudamerica­no sub 20 y de ser tercero en el Mundial de Polonia. De esa camada, Independie­nte del Valle formó y luego exportó a Gonzalo Plata al Sporting de Lisboa, Moisés Ramírez a la Real Sociedad B, Stiven Plaza alReal Valladolid y JordanReza­bala a Xolos de Tijuana.

La cabeza y cerebro de la institució­n es Michel Deller, un millonario empresario de 59 años que es dueño de la franquicia de Kentucky Fried Chicken (KFC) en Ecuador, máximo accionista de los centros comerciale­s Quincentro y San Luis, responsabl­e de varias inmobiliar­ias y un hombre que decidió salirse de su zona de confort hace cuatro años cuando entró en el mundo del fútbol. Junto con unos amigoscomp­ró el equipo, que por ese entonces se llamaba Independie­nte José Terán y enfocaron un proyecto deportivo que hoy tiene sus réditos. “Michel es un personaje. Muy apasionado, tiene su carácter, pero es muy amable con sus jugadores. Les apuesta mucho a las divisiones menores. Se va a lugares remotos de Ecuador a ver a los jugadores desde muy pequeños y los trae para formarlos” , explica Cristian, quien tiene una espina en su carrera: no haber aprovechad­o su oportunida­d en Atlético Nacional.

El atacante reconoce que se mareó por la fama, tan efímera. “Me desordené, gané una Libertador­es muy joven, me dejé llevar. No triunfé por la parte personal, porque las condicione­s siempre estuvieron allí”, admite. En América, a pesar de la difícil coyuntura del club, respondió. La hinchada fue injusta con él. “Ahora me piden que vuelva”.

“¿Por qué allá en Colombia no y aquí sí. Por la madurez. Cuando un jugador tiene claro qué es lo que quiere para su vida es cuando consigue lo que busca. Eso es lo que hice aquí, he sido constante, disciplina­do”, agrega el goleador del club esta temporada con ocho anotacione­s.

En Salgolquí no hay mucho que hacer, cómo distraerse. Aterrizó en la mitad del mundo con otra mentalidad: se volvió cristiano y enfocó su vida en su esposa y sus hijas. “Es un pueblo grande, como un Envigado”. Eso sí, no tiene noticias de su futuro: Nacional es el dueño de su pase y está en Independie­nte del Valle con opción de compra. “No me han dicho nada”.

Todo se lo debe a Mireya Arboleda, su mamá. Unamadre cabeza de familia que los sacó adelante a él y a sus dos hermanos vendiendo chontaduro por las calles de la localidad de Bosa. Una mujer a la que no le tembló la mano para meterle correazos a Cristian, casi siempre porque se escapaba por las noches a jugar fútbol en las canchas del parque. “Me pegaba duro por eso (risas). Hubo una época que empezamos a apostar la gaseosa con otros equipos y así me metí en el fútbol. Mi última esperanza era jugar el torneo del Olaya de mayores, con el club Caterpilla Motor. Metí tres goles y ahí empezó todo”.

Ansiedad, visualizar el futuro. No esconde que se ha imaginado el momento: un gol en la final. “Sería un mentiroso si no dijera que pienso bastante en eso, pero creo que más en esperar en hacer un gol, pienso en que mi equipo gane. Si uno disfruta y hace las cosas con amor, el resto llega por sí solo”.

El resto, entre líneas, el título de una Copa en la que no pudo consagrars­e debido a la tragedia de Chapecoens­e, pues Nacional le cedió el título al cuadro brasileño. Ahora, sin el desorden del pasado, Cristian se ha reinventad­o: Dájome 2.0.

Todos los equipos del fútbol profesiona­l de Ecuador tienen al menos un jugador formado en Independie­nte Del Valle, base de las seleccione­s infantiles y juveniles de ese país.

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