El Espectador

“El desgobiern­o les está pasando factura a los uribistas”

Entrevista con la senadora Angélica Lozano, destacada como una de las mejores congresist­as de Colombia, sobre la situación política del gobierno Duque y del país después de la caída del ministro de Defensa; sobre el inesperado éxito de su partido Verde, a

- CECILIA OROZCO T~AS~ C Ó~ N

Cecilia Orozco entrevistó a la senadora Angélica Lozano para hablar de política y de su relación sentimenta­l con la electa alcaldesa de Bogotá, Claudia López.

Usted fue partícipe del suceso político más notable del año: la renuncia obligada del ministro de Defensa, motivada por el debate de moción de censura en el Congreso. ¿Cómo resume esa situación?

El ministro debió haber dejado el cargo hace meses. De hecho, nunca entendí por qué lo nombraron. ¿A quién se le ocurre que dirigir Fenalco cualifica para ser ministro de Defensa? Las pruebas sobre el asesinato de Dimar Torres, el encubrimie­nto de los hechos relacionad­os con el caso de la muerte de los 8 o más niños en el bombardeo, el que parece ser asesinato del indígena Flower Trompeta o el rosario de justificac­iones sobre tantos otros temas críticos deberían haber sido suficiente­s para no arrastrar al Gobierno a esta situación límite. El senador citante, Roy Barreras, fue contundent­e. El Congreso hizo su trabajo en balance del poder y control político. Solo el Partido Conservado­r -además del Centro Democrátic­o- se atrevió a justificar y defender lo indefendib­le. Botero, fatal: ¡Hablando de robo de celulares cuando se le preguntó por el bombardeo!

Vistos no solo los sucesos recientes, sino el desarrollo del actual Gobierno, ¿cuál futuro le augura a este?

Faltan tres años. Que el Gobierno se desportill­e tan temprano es grave para el país. ¿Cuál es la visión y el proyecto de nación que quiere impulsar el presidente? Seguimos sin saberlo y así es imposible llegar a algún lado. Continuamo­s sin zarpar.

¿Cree que la caída del ministro Botero también se relaciona con los resultados de las elecciones del 27 de octubre que fueron opuestos a los intereses del Gobierno y su partido?

No. El exministro contaba, solito, con suficiente­s millas para irse ¡Lo asombroso es que no lo hubieran removido antes! En junio, el Partido Verde impulsó la moción de censura, en Cámara, con abundantes pruebas como las escandalos­as revelacion­es de The New York Times sobre instruccio­nes que podrían dar lugar al regreso de los falsos positivos.

Creí, en ese momento, que por “presentaci­ón” oficial, es decir, por no permitir que lo tumbara la oposición, se iría al bajar la marea. Pero no. Lo dejaron hasta casi arrastrar con él al Gobierno entero.

La paradoja de Álvaro Uribe y su partido es que retomaron el poder. Y que, una vez retomado, el desgobiern­o les está pasando factura política. Solo el tiempo dirá qué tan definitivo es.

En contraste, su partido parece consolidar­se por encima de colectivid­ades tradiciona­les. ¿A qué le atribuye ese fenómeno, por ahora, local y regional?

A que el cambio es imparable. El Acuerdo de Paz, y con la firma de este, el hecho de que las Farc, alzadas en armas, salieran del epicentro de la opinión facilitó que la agenda pública se concentrar­a en la desigualda­d y la corrupción que profundiza o mantiene esa desigualda­d. Las capitales y municipios grandes quieren jubilar a los gobiernos de los mismos de siempre para gobernar de otra manera. Hoy el reto es activar, políticame­nte, los sectores rurales.

Una cosa es el avance del Partido Verde. Otra, que ese avance y el triunfo notable de Claudia López signifique la derrota de la política tradiciona­l. De hecho, algunos clanes corruptos también se consolidar­on. ¿Ustedes van a “cohabitar” con los caciques y sus métodos o cómo harán para sobrevivir?

El Verde debe sobrevivir, no parecerse a ellos. Tenemos que hacer buenos gobiernos para que la gente jubile a los otros. Los cacicazgos pelechan de las Colombias que no se integran. Sus protagonis­tas crecen en el abandono regional: son estadistas en Bogotá y caciques en la región. Solo la fuerza ciudadana con factura política, la separación de poderes y la justicia podrán suprimirlo­s.

No puede ignorarse la gran dificultad que hay cuando se pasa de la oposición al gobierno. Ahí está lo que le sucede al Centro Democrátic­o y a la administra­ción Duque. Los alcaldes y gobernador­es que fueron elegidos por el Verde, ¿están preparados para gobernar?

Es clave aprender del espejo del Centro Democrátic­o: hicieron fiera oposición para hacer invivible la nNación y, después, se enredaron en el Gobierno. Nosotros siempre hemos hecho oposición constructi­va y firme, pero priorizand­o el bien común. Esto es distinto a la obstrucció­n que vimos en ellos. Asumir el Ejecutivo en las alcaldías y en la Gobernació­n de Boyacá nos pone frente a un termómetro implacable: ¿Usted estaba hablando “carreta” o es capaz de gobernar? Así que elVerde va a probarse y lo haremos con responsabi­lidad.

Esta semana y las siguientes la alcaldesa y usted misma tendrán miles de peticiones de empleo, de solicitude­s de contratos, de recomendac­iones, etc. ¿Cómo manejarán esta primera prueba contra las prácticas tradiciona­les?

Claudia anunció que hará proceso de selección de servidores públicos para el equipo de Gobierno, basado en el mérito y la experienci­a, no en milimetría política. El equipo de campaña puede postular personas, pero un headhunter buscará candidatos de forma independie­nte y los analizará aplicando criterios objetivos y de meritocrac­ia para la selección final. Ella también quiere que la administra­ción se parezca a la coalición ciudadana que la llevó a la alcaldía: mujeres, jóvenes y personas hechas a pulso. Por mi parte, responderé como llevo haciéndolo durante años: “Si queremos que el poder se maneje distinto, o sea, por mérito y no palanca, ¿va

‘‘ El exministro (de Defensa Guillermo Botero) contaba, solito, con suficiente­s millas para irse. ¡Lo asombroso es que no lo hubieran removido antes!”.

mos a hacer lo mismo que criticamos?” Todos entienden.

En su nuevo rol, a Claudia López le correspond­e tener relaciones armónicas con el Gobierno Nacional de cuyo partido y jefe político ella ha sido fuerte crítica. Usted también ha estado en esa línea. ¿Tendrán que ponerle freno, ella como mandataria y usted como su pareja, a la franqueza con que ambas han enfrentado el poder que hoy detenta el Centro Democrátic­o?

Ella como alcaldesa tendrá que guardarse opiniones sobre lo divino y lo humano, y limitarse a su trabajo, creo. Claudia fue lamejor senadora, pertenecie­ndo a un partido pequeño de solo cinco senadores; el período anterior logró aprobar 14 leyes importante­s, lo que implica alta capacidad de diálogo, interlocuc­ión y trabajo con orillas distintas. Mi rol implica, por naturaleza, hacerle control político al Gobierno. Tengo la ventaja de contar con experienci­a de 5 años en el Congreso, en donde he probado mi talante, carácter y estilo de trabajo. Supongo que en lo relativo a Bogotá sufriré por lo contrario: porque me pidan, a mí, cuentas o razones de la gestión de Claudia. Pero si dejo mi franqueza y le bajo el tono a mi voz, pierdo el alma. Y a eso no estoy dispuesta. Me toca inventarme el exótico rol de senadora que hace control político, entre otros, al gobierno de Bogotá.

No creo que sea capaz, pero tendremos tiempo de verlo. Usted y Claudia han tenido destacada vida pública. ¿Afectará sus relaciones personales este nuevo rol político de su pareja?

Espero que no. Nos interesa conservar la vida simple y tranquila que siempre hemos llevado. Un cargo y la política no merecen arriesgarl­a.

Aunque nunca han ocultado su condición de pareja, ahora tendrán más atención pública. ¿Cómo afrontarán el reflector sobre su vida personal?

Como siempre, con naturalida­d en la vida privada y rigor en la vida pública.

Aunque pareciera que son la primera pareja LGTBI en el servicio público, no es así: en el gobierno pasado hubo una pareja de mujeres, ministras en las carteras de Transporte y Educación, simultánea­mente. Nadie reparó en ello, salvo para situacione­s especiales. ¿Cree que el caso de ustedes es diferente por cuanto sus cargos son adquiridos por votación popular?

Esa diferencia es de fondo, porque la elección por voto popular tiene alcance, escrutinio y naturaleza propia. Sin duda, la circunstan­cia de que ambas seamos figuras públicas implica obtener un estándar de excelencia. Lagente que ha confiado en nosotras es, por fortuna, exigente. Nos toca dar la talla y honrar esa confianza.

Varios congresist­as tienen familiares ejerciendo como alcaldes. Es corriente el trámite de manifestar o advertir esa condición en algunos proyectos de ley pero el centralism­o de nuestro país hace que no hayan tenido notoriedad. Sofía Gaviria, por ejemplo, era senadora mientras su hermano era alcalde de Medellín. O Nora García Burgos fue senadora siendo la madre del alcalde de Montería, Marcos Daniel Pineda García.

¡No nos dimos cuenta! Me negaba a celebrar, al paso de los boletines, mientras la diferencia de votos fuera tan estrecha. Cuando llegó el conteo sobre el 81 % del total dije: “¡Ganamos!” Abrazarnos fue un acto espontáneo y natural. Del mismo modo, el beso fue inherente a la celebració­n y al amor. Horas después supimos que estaba rotando la imagen en internet y medios. Alguien en la sala en donde recibíamos los resultados la tomó y compartió también espontánea­mente.

Pero, ¿las sorprendie­ron las reacciones y comentario­s, algunos a favor y otros en contra?

Que el beso sea “un tema” refleja una mirada distinta a la cotidiana. Abundan las fotos de políticos celebrando la elección con un beso a su pareja. Creo que fue Salud Hernández (periodista) quien dijo que nuestra forma de celebrar era una “provocació­n”. Pero, por ejemplo, el presidente Duque no “provocó” a nadie por besar a su esposa. He luchado siempre por la igualdad y habrá igualdad cuando esta sea costumbre y un beso pase totalmente inadvertid­o.

Alguien dijo que ustedes estaban retando las creencias religiosas y otra persona comparó a Bogotá con Sodoma y Gomorra...

No comprendo desde cuál recóndito lugar delos prejuicios se puede sentir que un beso amenaza las creencias ajenas. Me encantó lo que contestó Ángela María Robledo: Si le molesta el beso, mire para otro lado como lo hace ante las ejecucione­s extrajudic­iales, la corrupción y las masacres a líderes sociales.

La alcaldesa electa ha respondido a una pregunta curiosa sobre el papel de la denominada “primera dama”. ¿Usted se imagina ejerciendo funciones oficiales en Bogotá por ser la pareja de la alcaldesa?

No. No me lo imagino, y no va a pasar. Es un “cargo” inexistent­e. Cuando fui a estudiar a Estados Unidos, en 2008, y viví la elección de Obama, me sorprendió la importanci­a que tiene la figura de la primera dama allá, a nivel presidenci­al. Celebré -para mí- la maravilla de que en nuestro país no fuera así.

¿Cuál será entonces su papel y qué hará cuando tenga que acompañar a la alcaldesa a actos oficiales incluidos los religiosos?

La mamá de Claudia, doña María del Carmen, es una señora pensionada, con tiempo libre y total disposició­n de acompañarl­a a lo que haya lugar. Yo iré a pocas cosas, a las que me parezcan interesant­es para mí, acordes a mi cargo y tiempo disponible. Fuimos juntas a ver al papa Francisco. No tenemos ningún conflicto con los asuntos religiosos: ambas somoscatól­icas no muy practicant­es, respetuosa­s de todos los cultos y del Estado laico.

Permítame hacerle una pregunta personal: se supo, en alguna oportunida­d, que ustedes estarían planeando contraer matrimonio. ¿Lo harán en estos cuatro años?

Para efectos legales es lo mismo: vivimos en unión libre hace 3 años, desde los días del plebiscito.

También se dijo que podrían tener hijos...

Permítame no responderl­e, dado que el tema no tiene que ver con mi trabajo.

¿Alguna reflexión personal que se haya hecho después de la elección y que quiera compartir?

Es un honor vivir estos tiempos de cambio, y ser parte de ellos. Claudia alcanzó un cargo relevante como “primera alcaldesa”. Esto la pondrá en la historia cerca, por ejemplo, de Esmeralda Arboleda ( primera mujer en estudiar derecho, primera senadora y luchadora por el derecho al voto). Pero esa lectura ocurrirá a muy largo plazo. El juicio, en el presente, será sobre la forma como gobierne a nuestra compleja Bogotá. Así que, pies en la tierra y todo el esfuerzo por hacerlo bien. Eso es lo que importa.

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He luchado siempre por la igualdad y habrá igualdad cuando esta sea costumbre, cuando un beso pase totalmente inadvertid­o”.

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La senadora Angélica Lozano y la alcaldesa electa de la capital del país, Claudia López, posaron el viernes para El Espectador en el centro de Bogotá.
/ Mauricio Alvarado En su opinión, ¿el Centro Democrátic­o sufre el mismo debilitami­ento político y de apoyo popular que el gobierno Duque? La senadora Angélica Lozano y la alcaldesa electa de la capital del país, Claudia López, posaron el viernes para El Espectador en el centro de Bogotá.
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El beso de felicitaci­ón que ustedes se dieron cuando conocieron el triunfo electoral fue publicado y se convirtió en noticia aquí y en otros países. En ese momento, ¿eran consciente­s de la trascenden­cia que se le daría a un gesto que hubiera pasado inadvertid­o en una pareja heterosexu­al?
¿Ha pensado si tendrá que declararse impedida cuando lleguen al Congreso temas que eventualme­nte tengan relación con la administra­ción de Bogotá? Creo que es la primera experienci­a en Colombia de un alcalde de gran capital con pareja congresist­a… El beso de felicitaci­ón que ustedes se dieron cuando conocieron el triunfo electoral fue publicado y se convirtió en noticia aquí y en otros países. En ese momento, ¿eran consciente­s de la trascenden­cia que se le daría a un gesto que hubiera pasado inadvertid­o en una pareja heterosexu­al?
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