El Espectador

Un debate equilibrad­o, expectativ­as alrededor de un Concejo renovado

El cabildo que le hará control político al gobierno de Claudia López tendrá nuevas fuerzas políticas, fuerte presencia “millennial” y más activismo.

- FELIPE GARCÍA ALTAMAR fgarcia@elespectad­or.com @FelipeAlta­mar

Las últimas elecciones fueron cruciales para Bogotá. Por primera vez los capitalino­s no solo escogieron a una alcaldesa, sino que dieronotro golpe de opinión al renovar de formasigni­ficativa el Concejo, una de las corporacio­nes más relevantes, al ser la que debe ejercer el control político a la administra­ción.

De 45 curules, 23 las ocuparán nuevos políticos que se abrieron paso luego de quitarles participac­ión a partidos tradiciona­les como Cambio Radical, que perdió cuatro curules, o la U, que por poco queda extinto, y de desplazar a colectivid­ades que tenían presencia como Opción Ciudadana o la ASI, que esta vez se quedaron por fuera del cabildo.

Pero dicho revolcón no parece ser gratuito. Pese a su importanci­a, la corporació­n goza de poca credibilid­ad. Según cifras de Bogotá Cómo Vamos, en este cuatrienio el Concejo tuvo 26 % de favorabili­dad, mientras que el del período 2012-2015 no superó el 37 %. De ahí que los resultados de los comicios parecen contener un claro mensaje de la ciudadanía: castigo a los partidos tradiciona­les y apertura para los que se mostraron como alternativ­a.

¿ Gobernabil­idad?

Si bien la elección de la nueva alcaldesa parece en sintonía con ese mensaje, tratar de interpreta­r la personalid­ad del nuevo Concejo no será fácil. A diferencia de pasadas administra­ciones, en las que se sabía desde el principio si sería de oposición (como con Gustavo Petro) o gobiernist­a (como a Enrique Peñalosa), el que se posesionar­á en enero parece más equilibrad­o.

O al menos las particular­idades del nuevo grupo de cabildante­s permite inferir que las dinámicas serán diferentes. En principio, habrá renovación de fuerzas políticas, llegarán más millennial­s, habrá más mujeres y se ampliará la representa­ción de diferentes tipos de activismo como animalista­s y ambientali­stas.

Por ejemplo, la bancada de Alianza Verde, el partido de la alcaldesa, duplicó su participac­ión en el Concejo, al pasar de 6 a 12 curules. Además, se destaca la llegada de nuevas fuerzas, como Bogotá para la Gente (entre ellos Carlos Fernando Galán) con tres representa­ntes, y el crecimient­o de bancadas alternativ­as como la de

Colombia Humana, que también tendrá tres cabildante­s. Estos grupos se han declarado en independen­cia.

La renovación no solo fue de nombres, sino de edades, y en este apartado llama la atención la reducción del promedio de edad. El Concejo saliente lo integran en su mayoría concejales que tienen entre 50 y 60 años. A partir de 2020 habrá cinco concejales menores de 30 años y 20 que tienen entre 30 y 40 años.

Por último, la reconfigur­ación se puede evidenciar en el número de curules que ocuparán las mujeres: 14, casi un tercio del cabildo. Hace cuatro años solo resultaron electas nueve. Con todos estos matices, los que llegan tendrán la tarea de darles un giro a las prioridade­s en la agenda del Concejo.

Nuevo Concejo: más neutro

Más allá de la modernizac­ión y de que uno de cada tres cabildante­s pertenecen a los partidos que apoyaron a Claudia López, eso no quiere decir que tenga la corporació­n en el bolsillo. Así lo considera Nadia Pérez, de la Facultad de Ciencia Política de la U. Javeriana, quien resalta esta vez el interés de los bogotanos en el Concejo, en parte por experienci­as previas con cabildos ineficient­es.

“A Petro le faltó gobernabil­idad y a Peñalosa le sobró. López tendría un buen clima, pues tiene una bancada grande, en la que cabrían más partidos. Incluso hay concejales de oposición que en proyectos claves se podrían acercar. Todo depende de cómo se relacione, pues pese a que es un cabildo renovando, está acostumbra­do a la ‘mermelada’”, asegura.

En esto coinciden concejales primíparos y expertos, que creen que la corporació­n no tendrá el antagonism­o habitual y que la reconfigur­ación le daría más altura al debate. María Victoria Vargas (Partido Liberal), quien quedó como una de las cabildante­s con mayor experienci­a tras la derrota de su copartidar­io Jorge Durán Silva (que duró 40 años como concejal), cree que la clave para mejorar la imagen del cabildo será tender puentes con los nuevos concejales en pro de la ciudad. “Espero que el nuevo Concejo pueda ser una orquesta tocando la misma sinfonía, en beneficio de Bogotá”.

Otro concejal reelecto, Nelson Cubides, ahijado de la maquinaria conservado­ra, asegura que la renovación oxigenará el recinto y concuerda en que lo primordial será hacer pactos sin mirar los logos de los partidos. “Habrá una combinació­n de experienci­a y juventud, y la dinámica cambiará. El tono mesurado de la nueva alcaldesa ayuda a que se puedan hacer coalicione­s para adelantar proyectos estratégic­os. Si volvemos a las enemistade­s, nos vamos a estancar”.

Incluso los concejales que no conocen en detalle las movidas políticas de la corporació­n tienen claro que la gobernabil­idad de López dependerá de qué tan acopladas estén las bancadas. Julián Rodríguez Sastoque, quien será parte de la bancada de gobierno, manifiesta que “se deben tender puentes, teniendo en cuenta que la nueva alcaldesa es incorrupti­ble. El Concejo no puede ser un comité de aplausos y, si bien somos partido de gobierno, debe haber control político para corregir si algo no va bien”.

La conclusión de Pérez, experta política de la U. Javeriana, es que a pesar de la renovación y de que se sigue hablando de un voto fuerte de opinión en Bogotá, las maquinaria­s aún tienen su im

Concejales expertos y novatos coinciden en que la clave será remar juntos sin mirar los logos de los partidos. Prometen mejorar en argumentos y soporte académico.

portancia, lo que hace impredecib­le su alineación. “Tenemos nombres nuevos, pero una lección de cabildos pasados es que había muchos concejales de los que no se logra descifrar su actuación y menos si es en bancada”.

El por qué de la renovación

“Se demostró que los jóvenes tomamos la iniciativa y nos cansamos de que los políticos tradiciona­les nos acabaran el futuro”, dice Jorge Colmenares, el concejal más joven y novato de la bancada del Centro Democrátic­o. Su idea la secunda Rodríguez Sastoque, quien con 23 años será el concejal más joven y quien cree que la recomposic­ión obedece a la creciente participac­ión de los adolescent­es en los procesos políticos del país. “Se dio la posibilida­d de jubilar a los que ostentaron el poder con viejas dinámicas electorale­s. Somos una generación distinta, y si algo va a caracteriz­ar al nuevo Concejo es que muchos vienen del activismo y que habrá más rigor académico”.

Una de las cabezas de esa bancada verde (el promedio de edad es de 36 años) será Diego Cancino, el ungido por Antanas Mockus, quien tiene otra explicació­n muy ligada a la filosofía del senador verde. Para él, la nueva camada de concejales “va a cualificar el cabildo y llevará más ideas, más pedagogía, más democracia. Veo que tendremos más deliberaci­ón y menos pago de favores”. Toca otro punto clave, y es que por primera vez unas elecciones locales son influidas por movimiento­s digitales.

“Las ciudadanía­s libres hicieron historia. Fue un grito de libertad de los jóvenes y las redes sociales, y muchos llegaron a través de lo digital, aunque también salieron a las calles”, complement­a.

Por su parte, Carlos Carrillo, influyente activista digital que impresionó al resultar electo con más de 30.000 votos (la más alta del Polo), dice que “algo clave fue demostrar que el paso de las redes sociales a los votos se puede dar. En Colombia no había pasado, porque había dos universos separados: la política tradiciona­l y las redes, que están empezando a erosionar esas hegemonías”.

Algunos concejales electos consultado­s coinciden en que lo más seguro es que la agenda del nuevo Concejo apueste a temas más actuales, como juventud, género, educación pública, cultura ciudadana, tarifa diferencia­l para estudiante­s, derechos humanos, el cumplimien­to de los acuerdos de paz en la ciudad, seguridad para niños y familias, entre otros.

Las motivacion­es de la renovación son diversas y lo evidente es que las expectativ­as por lo que puedan ofrecer los nuevos miembros son altas. Solo resta saber cómo moverán sus cartas los partidos para definir la posición que tendrán frente a la nueva administra­ción, teniendo en cuenta que juntos deben sacar adelante proyectos cruciales como el nuevo POT, el Plan de Desarrollo, elegir el nuevo contralor y el personero o el futuro del transporte.

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/ Luis Ángel - El Espectador Poco más de la mitad de los cabildante­s actuales no repetirán curul para el próximo período.
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