El Espectador

La imposibili­dad de ser niño

- HÉCTOR ABAD FACIOLINCE

PARAPODERS­ER NIÑOSENECE­SITA mucho más que ser menor de edad. Si los menores de edad son sujetos legales de una protección especial, es precisamen­te porque un Estado serio, un Estado benefactor, intenta ofrecerles a los niños (a las adolescent­es, a los jóvenes) la posibilida­d efectiva—y afectiva— de ser niños. El caso es que en Colombia a muchos niños se les impide ser niños a cabalidad: trabajo infantil, violencia intrafamil­iar, abandono, mendicidad, escuelas insuficien­tes, acoso sexual, reclutamie­nto ilegal y ahora, incluso, la posibilida­d de ser bombardead­os, mutilados, matados desde el aire sin ninguna considerac­ión por el hecho de que pueden estar ahí contra su voluntad: niñas engañadas, abusadas, niños obligados, forzados.

Las bandas de delincuent­es reclutan menores en los barrios marginales; entrenan sicarios niños y los convencen de que como son menores no van a pagar mucho encierro después de matar. El turismo sexual explota a menores de edad. Se alquilan efebos, se venden virgos, se ofrecen impúberes a los pederastas. Basta recorrer ciertos sitios: ahí los venden, los arriendan. Y en los campos lejanos, donde la mano del Estado (que ya es débil e incompeten­te en las ciudades) es todavía más floja o inexistent­e, y donde a veces está roto o maltrecho todo lazo familiar, los grupos al margen de la ley, los narcos o los guerriller­os no desmoviliz­ados, los reclutan con amenazas, extorsione­s o engaños.

Quienes nos gobiernan, esta derecha cerril y despiadada, piensan que la mano dura y la furia son la solución. Si hay ocho o diez menores en un campamento de 15 guerriller­os, mala suerte, para qué estaban ahí, para qué se dejaron reclutar. Tienen razón en que los primeros culpables fueron quienes los reclutaron; pero los segundos culpables, y más graves, fueron quienes los bombardear­on indiscrimi­nadamente, es decir, los mataron. ¿Es creíble pensar que no sabían que ese campamento, que ese núcleo de neoguerril­la, podía estar compuesto en su mayoría por niñas y adolescent­es? Obviamente la orden no fue: “Vayan y maten niños”. Pero la orden sí pudo ser: “Vayan y maten a Gildardo el Cucho, al viejo, y sihay menores de edad alrededor de él, qué se va a hacer”.

En su momento, a finales de agosto, el Gobierno definió la acción que acabó con la vida del “Cucho” como “impecable y meticulosa”. Durante meses ocultaron la informació­n de que parte de esa célula guerriller­a (mínimo ocho de 15) resultó compuesta en su mayoría por menores de edad; nunca dijeron que el personero del pueblo había denunciado el reclutamie­nto forzado y posible secuestro de jóvenes adolescent­es en la zona, probableme­nte explotadas sexualment­e pues también las obligaban a tomar anticoncep­tivos. Con tal de matar a un odiado viejo, que caigan también los niños.

En general los países civiles no usan al ejército para combatir a los propios ciudadanos. Los ejércitos existen para enfrentars­e a un ejército extranjero invasor, a un enemigo foráneo. Y en caso de guerra los bombardeos contra ese enemigo se admiten. Aquí, por desesperac­ión, se aceptó que el ejército combatiera también a la guerrilla, a los narcos, a otros colombiano­s. Y el ejército no está entrenado para hacerse muchas preguntas morales: su eficacia consiste en aniquilar al enemigo. En esa tarea, devoran la tajada más grande del presupuest­o nacional, sus integrante­s se pueden jubilar a los 40 años (y todos nosotros pagarles otros 40 años de jubilación).

¿No será hora de replantear­nos todo esto? ¿No habrá que dedicar mucho más dinero y recursos humanos a la educación y protección de los niños? Aquí no estamos ayudando a que la población desfavorec­ida tenga una infancia verdadera. Los niños sometidos a toda clase de abusos, de violencias, de injusticia­s, no consiguen ser niños; los convertimo­s en monstruos sobrecogid­os de miedo y de terror, en bestias acosadas incapaces de juzgar, dispuestos a cualquier cosa, incluso a matar, con tal de que no los maten.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia