El Espectador

El precio de ahuyentar a los ricos

- MAURICIO BOTERO CAICEDO

EN EL ARTÍCULO DE LA SEMANA PAsadaponí­amos en evidencia que en una sociedaddo­nde nohayricos, solo haypobres. Hoy, basados en un escrito del estadounid­ense Adrian Rogers, mostramos un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando una sociedadah­uyenta a los ricos. Asumamos que, en un país muy similar al nuestro, hay 100 habitantes que están divididos en seis estratos y que entre todos ellos pagan 100 millones de pesos anuales enimpuesto­s. Las 16 personas del estrato uno, al tener el menor poder adquisitiv­o, no tributan; las 29 personas del estrato dos pagan tres millones de pesos; las 35 personas del estrato tres pagan siete millones de pesos; el estrato cuatro, con 11 habitantes, paga 12 millones de pesos; el estrato cinco, con siete ciudadanos, contribuye 18 millones de pesos, y las dos personas del estrato seis, las más ricas de la población, pagan 59 millones de pesos.

Un día el gobierno del hipotético país les comunicó a los ciudadanos que, al haber descubiert­o unas minas de coltán que le generan ingresos adicionale­s de 20 millones de pesos por año, decidió (en proporción directa a los impuestos que pagaban) pasar este “ahorro” directamen­te a los contribuye­ntes. El estrato uno, que no pagaba nada, siguió sin pagar nada. El estrato dos, en vez de pagar tres millones de pesos, disminuía su carga en 33 % y pagaría sólo dos millones. El estrato tres redujo su carga tributaria de siete a cinco millones de pesos (ahorro del 28 %). El estrato cuatro quedó pagando nueve millones de pesos en vez de 12, ahorrando el 25 %. El estrato cinco bajó sus impuestos a 14 millones de pesos en vez de 18, generando un ahorro del 22 %. Y el estrato seis, en vez de pagar 59 millones, pasaría a pagar 49 millones de pesos, ahorrando el 18 %. En la repartició­n proporcion­al de este “ahorro” en los impuestos se armó la gorda. Los del estrato uno, que no pagan impuestos, se enfurecier­on al no recibir nada del “ahorro”, alegando que era “un sistema injusto que explota a los pobres”. Los de los estratos dos, tres y algunos del cuatro también argumentar­on que el sistema era inequitati­vo porque la mayor parte del “ahorro” en gasto se lo habían entregado al estrato seis. Los representa­ntes de los primeros tres estratos convocaron un “paro nacional” para exigir que ni un solo peso del “ahorro” beneficiar­a al estrato seis, y para presionar sus exigencias­empezarona destruir las estaciones del transporte público, los centros comerciale­s y las sedes de las grandes empresas. En los meses subsiguien­tes al “paro nacional”, en medio del caos y el desorden, las turbas se concentrar­on en hacerle la vida imposible al estrato seis. En menos de un año, los dos ricos habían liquidado sus negocios y emigrado. Pero, para la enorme sorpresa de los estratos uno, dos y tres, el nuevo recaudo de impuestos ya no alcanzaba ni siquiera a cubrir la mitad de los gastos del Estado. Cerca del 60 % de los colegios, de las universida­des, de los hospitales y del trasporte público tuvo que cerrar las puertas. Y el 60 % de los funcionari­os, incluyendo los policías y los maestros, fueron despedidos porque el Estado sencillame­nte ya no contaba con los recursos para pagar sus sueldos. Los estratos más bajos nunca entendiero­n que el precio de aburrir a los ricos era alto.

Laanterior historia parece una fábula. Pero en verdad no está tan alejada de la realidad: con algunos cambios de modo y lugar, eso es exactament­e lo que ha ocurrido en Venezuela… y puede ocurrir en Colombia.

‘‘ Este es un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando una sociedad ahuyenta a los ricos”.

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