Los niños de la guerra
LAMENTABLE QUE OCHO MENORES de edad hayan fallecido en el bombardeo contra disidentes de las Farc en las selvas colombianas. Lamentable que el exministro de Defensa no le haya contado de manera clara y trasparente al país sobre esos hechos ocurridos en agosto. Lamentable que nuestras Fuerzas Militares no hubieran sabido que en ese campamento en la mitad de la selva había menores de edad, utilizados como escudos humanos por los criminales disidentes de las Farc. Lamentable que esos menores sean víctimas de un grupo de narcotraficantes.
El tema del reclutamiento de menores se ha venido incrementando en el país, en el Cauca, el Catatumbo, San Vicente del Caguán y muchísimas otras regiones del territorio nacional. No voy, por supuesto, a justificar la muerte de esos menores; pero es claro que los responsables directos son los criminales que los tenían allí cautivos como carne de cañón. Realmente, ver a los senadores de la FARC pidiendo la renuncia del ministro Botero y de la cúpula, cuando fueron ellos los que no devolvieron los niños de la guerra al seno de sus familias, es de un cinismo repugnante. Los delincuentes no son nuestros soldados, no señor; son los disidentes secuestradores de menores.
Hablando esta semana con un general del Ejército que trabaja en la zona en la fuerza de tarea Vulcano me contaba que han sacado en los últimos seis meses a más de 20 menores de campamentos de los disidentes. Pero me relataba que hace un par de meses el Ejército cayó a un campamento. Allí los criminales sacaron a siete niños como escudos humanos, aun usando una bandera blanca. Los soldados, como corresponde, bajaron sus armas. Y los asesinos, cometiendo el delito de perfidia, aprovecharon para disparar desde otros flancos en contra de los soldados, asesinado a un mayor que llevaba 15 años en el Ejército. Pero claro, quienes no se han tomado el trabajo de hablar con los hombres que trabajan en las zonas del conflicto, simplemente, opinan en sus redes antisociales, olvidando que los delincuentes no son los miembros de nuestras Fuerzas Militares y de Policía, sino los que están dedicados al narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando y la utilización de nuestros niños y niñas como escudos de guerra.
Tan fácil que es combatir en una guerra desde un celular, a través de Twitter y con una taza de café enfrente. Tan fácil que es destruir todo con 140 caracteres. Yo quisiera ver a todos esos en la mitad de un combate a ver si son ton machitos. Pero, claro, lo más fácil es criticar, desde la comodidad de las grandes ciudades, a los miles de soldados que, a diario, combaten a los delincuentes para que los demás podamos salir a diario de nuestras casas.
Notícula. La renuncia del ministro de Defensa dejó envalentonados a los senadores, quienes quieren arrodillar al Gobierno para que les dé mermelada para aprobar la Ley de Financiamiento. Qué asco y qué vergüenza, pero no me sorprende para nada. ¡Así son las ratas!