El Espectador

TOLA Y MARUJA

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BERRIONDIT­OS, ADIVINEN QUIÉN vino a su último desayuno en Palacio: Guillermo Botero, el mismo que viste y calza... Dentró por el sótano, quizque pa que la prensa no lo sapiara.

Cuando le ofrecimos que si quería desayunar muchacho relleno, esclamó: ¡Ay, tías, no me mienten muchachos!

No debites renunciar, Memo -le dijo Tola-, hubieras esperao la moción de censura pa que nos dieras el gusto de estrenar eso, que no hemos podido porque los vergajos mocionaos renuncian antes.

Yo bregué a dilatar la moción - dijo Memo- porque me faltaban dos semanas pa jubilame... A eso vengo, a ver si Duque me da un puestico pa completar las semanas.

¿Puesto aquí en Palacio? ¿Y cuál puesto te gustaría, Memo? Celador no, porque te dormís... Podría ser haciendo mandaos, ya que estás en la edá del vapor.

¿Edá del vapor? Sí, Memo: va por la leche, va por el revuelto, va por... Ay, tías, dejen de poner sebo y mejor me sirven el desayuno. ¿Y qué te provoca, Memo? ¿Carne desmechada? Ay tías, yaaa...

OleMemo -metí la cucharada-, ¿y por qué no volvés a la tienda? Arrecuérde­se mijito: el que tenga tienda que la atienda... No tías, donde yo tenía la tienda ya pusieron un Justo y Bueno.

Oites Memo, Duque te felicitó y dijo que tu balance es muy satisfator­io... ¿Qué fue lo bueno que hicites, aparte de las fotos de contesto de Venezuela, lo de Dimar Torres y los menores bombardiao­s?

Pues tías, uno de mis mejores logros como ministro de Defensa fue que les pude sacar la libreta militar a todos mis nietos... Ah, y que les enseñé a los militares que todo niño paga.

A mí lo que no me deja engordar es que vos sabías que había menores entre los guerriller­os -dijo Tola-. No, tía, cómo íbamos a sospechar si desde el avión fantasma todos se ven bajitos.

Bueno, pero cuando ya supieron que cayeron niños, ¿por qué no le contaron al presidente? -dije yo-. Yo sí pensé decile, tía, pero me puse a pensar: qué bobada estresalo.

Memo, lo que más nos arde de tu salida es que nos quedamos sin representa­ción en el gabinete los de la tercera edá.

Me arrepiento no habele echo caso a Sabas Pretel, que me alvirtió que no me metiera con Uribe, que todos los que se le arriman terminan, bajita la mano, empapelaos.

Pues mi querido pandeyuca, la gente se pregunta qué pasó con la inteligenc­ia militar - dijo Tola, sirviéndol­e caldo de ojo-. Ay tías, “inteligenc­ia militar ” es un osímoron - dijo Memo. ¿Osímoron? ¿Qué es eso, el nombre de algún operativo?

Ñapa. A los niños hay que sacalos del conflito... pero por las buenas.

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