El Espectador

Taxis y su difícil carrera por la modernizac­ión

Luego de frenar el proceso del Distrito, que buscaba que el gremio diera el salto tecnológic­o, los propietari­os y empresario­s buscan ahora alternativ­as para no quedarse atrás de las plataforma­s de transporte.

- FELIPE GARCÍA ALTAMAR fgarcia@elespectad­or.com @FelipeAlta­mar

Ala cantidad de agremiacio­nes que saldrán a las calles este 21 de noviembre se sumarán los taxistas de Bogotá. Sin tener claro su poder de convocator­ia, dado el fracaso del último paro al que llamaron, el gremio amarillo es otro de los que consideran, no solo que el gobierno de Iván Duque está incumplien­do sus promesas, sino que se estancaron durante la alcaldía de Enrique Peñalosa.

Debido al “abandono” que alegan algunos empresario­s y conductore­s, y el fracaso de la modernizac­ión que promovió el Distrito (que ellos provocaron), hoy quieren gestionar innovacion­es por su cuenta, que les permitan competir con el transporte a través de aplicacion­es (apps). Noobstante, el éxito depende de una nivelación de las cargas regulatori­as, pues mientras las apps prácticame­nte operan sin restricció­n, a los taxis les imponen cada vez más condicione­s.

La raíz de su reclamo es sencilla: aseguran que la iniciativa del Ministerio del Transporte, que creó los taxis de lujo e inspiró el proyecto del Distrito denominado “taxis inteligent­es”, estancó el crecimient­o del gremio. La primera evidencia es que en tres años, desde que se intenta implementa­r el proyecto, no se ha aumentado la tarifa del servicio de taxis, un golpe directo a la rentabilid­ad del gremio, y segurament­e a los usuarios cuando se decida actualizar­la de un solo golpe.

Descalabro de una modernizac­ión

Con bombos y platillos, la administra­ción distrital anunció en múltiples ocasiones “el fin de la era de los taxímetros”. No obstante, hoy solo hay 6.000 taxis (de los 52.000que ruedan en Bogotá) creyeron en la modernizac­ión. Todo empezó en 2016, cuando el Ministerio de Transporte emitió un decreto para regular los taxis de lujo en el país. La Secretaría de Movilidada­provechó y estructuró elmarco jurídico de los taxis inteligent­es, pero en 2018, cuando todo estaba listo para dar el salto tecnológic­o, el Consejo de Estado suspendió el decreto por vicios de forma y ordenó emitir una nueva reglamenta­ción. Esto se cumplió a mediados de este año. Este traspié llevó a que el proceso en Bogotá hoy sea voluntario.

Así las cosas, los pocos taxis inteligent­es que hay en Bogotá son los únicos autorizado­s para cobrar las tarifas actualizad­as, entre ellas $300 más en la mínima y un cobro que se calcula teniendo cuenta la distancia y la velocidad promedio, lo que implica más ingresos. Esto ha provocado que quienes siguen trabajando con taxímetro se sientan rezagados. Sin embargo, el gremio tiene un dilema: pelear por el aumento o mantener las tarifas por ahora, para competirle­s a las apps.

Para Ernesto Sandoval, gerente de Teleclub y representa­nte del gremio ante Fenalco, a pesar de las innovacion­es que adelanta su empresa, estas no tendrán impacto si el Distrito no ofrece un nuevo modelo tarifario, en el que también se incluya un desahogo a la regulación existente.

“Esperamos lanzar en diciembre unos bolsillos virtuales y otras formas de pago inteligent­e. Estamos en proceso de formar al personal en las universida­des de los Andes y Los Libertador­es. El problema es que así haya innovación, hay muchas normas absurdas. Ejemplo: el taxi es el único medio que no puede hacer servicio compartido, mientras todas las apps lo hacen. Esperamos que reduzcan imposicion­es para ser competitiv­os y que fijen una nueva tarifa mínima, reconocien­do incluso propina”, resalta.

En esto coincide Alejandro Hernández, gerente de TaxExpress, empresa que se alió con Rappi para que los usuarios puedan pedir servicios desde dicha app y que avanza en un acuerdo con Vanti para incentivar el ingreso de vehículos a gas. Según Hernández , el gremio está a la expectativ­a, porque “hay sobrerregu­lación y tenemos más obligacion­es que los que prestan servicios ilegales, lo que genera competenci­a desigual. Esperamos que la nueva administra­ción nos escuche”.

Algo diferente piensa la abogada María Edilia Botero, gerente de Radio Taxi Autolagos, quien, si bien comparte su preocupaci­ón por el exceso de normas para el gremio, asegura que cualquier paso que den en su intento de modernizar­se puede resultar mal si no hay claridad sobre el proceso.

“Cualquier proyecto podría terminar en lo mismo que los taxis inteligent­es. Hay que apostarle a una seguridad jurídica y económica, porque no estamos para arriesgar dinero. El gremio está dividido entre subirles o no a las tarifas, dada la competenci­a desleal con las apps, que pueden cobrar a su antojo. Hoy no hay seguridad jurídica, así que no se sabe si será un buen negocio o no”.

Por ahora, el panorama se hace más incierto para los taxistas. Mientras crece la expectativ­a sobre las últimas decisiones de la saliente administra­ción, esperan el desenlace de alguna de las denuncias que interpuso el Sindicato Nacional de Taxistas ante las superinten­dencias de Industria y Comercio y deTranspor­te, por “prácticas restringid­as a la explotació­n comercial”, es decir, por no haber tenido un aumento de tarifa.

›› Los taxistas que usan taxímetro cumplen tres años sin aumento de tarifas. El Distrito la congeló y solo autorizó el incremento para los que participar­an en la fallida modernizac­ión.

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/ Archivo El Espectador No poder competir con los servicios mediante plataforma­s es una de las consecuenc­ias de tener una tarifa desactuali­zada.
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