La Explorer se renueva
El 2020 comienza con una de las actualizaciones más importantes del mercado de SUV. Un vistazo a un auto 4WD (tracción integral), que se potencia para el “off-road” y la carretera.
Detrás de la imagen todo terreno que refleja el imponente y poroso posterior de la Explorer 2020 se encuentra un SUV ágil, casi ajeno a las rocas, desniveles pronunciados y lodazales, uno divertido en carretera por su ligereza y la adrenalina que ofrecen los automotores con tracción trasera. Quizá la mejor forma de describirlo es esa, porque la primera percepción del carro difiere de la experiencia que genera manejarlo.
Vale la pena aclarar que las impresiones, del mismo modo, difieren dentro y fuera de la ciudad. En esta última los carros son diminutos a su lado, incluso algunos de los SUV compactos, tan populares en estos días, parecen hatchbacks pegados al suelo. Son casi 1,8 metros de altura (1.775 mm), cinco de largo y un poco más de dos de ancho. En ocasiones es todo un reto estacionarlo en cualquier parqueadero.
Pareciera que allí, entre las luces, el estrés y la expansión de los grises es donde esta referencia ve sus habilidades sofocadas. Es el aire libre y los espacios anchos rodeados de vegetación donde su mayor potencial se expresa, por medio de un motor turbo cargado de 2,3 litros y cuatro cilindros, capaz de producir unos sorprendentes 300 caballos de poder. Sorprende, porque hace unos años su imagen se inclinaba más a la fuerza que a la rapidez.
Pero todo esto tiene un sentido. Desde su presentación, en la pasada edición del Salón del Automóvil de Detroit, en el que, como es costumbre, son presentadas las versiones de mayor equipamiento, con lujo y un brillo desbordante diseñado para resaltar en la ocasión, se habló de una reducción de peso cercana a las 200 libras (frente al modelo previo), una cifra significativa que permite a un propulsor con estas cualidades hacer de las suyas.
Al igual que el extinto Fusion, la reciente versión de la Explorer incita a la velocidad. Antes de la tradicional rueda de cambios de la marca (donde se encuentran los comandos P, N, R y D), frente al espacio de carga inalámbrica para celulares, hay otra que permite seleccionar entre siete tipos de manejo (Eco, Nieve, Normal, Resvaladizo, Nieve/Arena, Grava y Remolque), en donde el deportivo cumple su promesa al pie de la letra, con una aceleración pronunciada, un control sutil y preciso, y, en ocasiones, un consumo que otorga 6,7 kilómetros por litro.
Es este mismo modo el que distrae a los sentidos del tacto y la audición. Cuando el carro acelera las sensaciones son las ya mencionadas, las de un superdeportivo. Pero la realidad resalta a la vista cuando se pueden observar las proporciones del interior, en donde un copiloto de 1,8 metros puede sentirse cómodo, al igual que los pasajeros ubicados en la parte anterior (tren motriz bajo).
La Explorer es uno de esos SUV que cumplen con la promesa de ofrecer espacio para siete pasajeros. Cada una de sus plazas son confortables y cuentan con sistemas de ventilación, aunque abandonan las pantallas en la parte posterior del conductor y copiloto, incluidas en algunas de las versiones anteriores.
Mantiene el alma de la marca. El modelo comercializado en Colombia es fabricado en Chicago y ha sido utilizado como vehículo policial en Norteamérica. En mercados como el colombiano, sus ventas han sido cercanas a las 1.200 unidades (1.177 en 2019, según Andemos).
Esto fue, a grandes rasgos, una descripción y la experiencia que deja el SUV con el que Ford empieza una nueva década en el mercado nacional. Su precio es de $189’990.000 en la versión Limited (sobre la cual se reseñó), única que se ofrece en el país.