El Espectador

AHORA SOLO PUEDO RECORDARTE

-

Para Sergio Urrego (1997-2014) De Alba Reyes Colombia

Aún recuerdo el primer instante en que te vi, tu carita hermosa resplandec­ía frente a mí. Cada día de mi embarazo lo disfruté. Veía cómo mi cuerpo se transforma­ba ycómoeras parte de mí. Desde allí te enseñé los colores, me gustaba colocarte música clásica, hablarte y sentir que te movías cada vez más.

Luego de tenerte por primera vez en mis brazos, sentí que eras mi razón de ser. Te amaba como nunca se ama a nadie. Te cuidé día tras día. Tus manitas poco a poco aprendiero­n a abrazar y a agarrar las mías para caminar junto a mí.

Poco a poco fuiste creciendo y empezaste a ser un niño maravillos­o. Eras muy feliz. Cada vez te inquietaba­n más cosas. Querías aprender a toda prisa. Llegaste a tu hermosa juventud y eras libre, libre de tomar tus decisiones, libre de ser un ser humano maravillos­o, y yo cada vez te veía crecer y sentía que eras mi compañía. Tus manos eran mucho más grandes y cuando las tomaba sentía que eras tú mi apoyo y mi fuerza.

Ahora solo puedo recordarte. Ahora solo puedo añorar cada palabra y cada abrazo que nos faltó. Muchas veces pienso en devolver el tiempo y pensar que todo esto fue un mal sueño. Aún me cuesta no llorar cada vez que hablo de ti. Aún me cuesta entender qué hizo la diferencia para que te ahogaran, te presionara­n y te truncaran tus sueños y tus proyectos. Aun no entiendo a quienes prefieren señalar y hablar desde sus prejuicios hasta llevar a un niño, una niña o un joven a la desesperan­za y a la depresión.

Hoy quiero dedicarte estas palabras, hijo mío. Sergio Urrego, me has enseñado tanto desde el día que te fuiste. En cadamoment­ode ausenciame dejas saber lo importante de no desfallece­r, de aprender a valorar cada cosa, cada persona que llega a mi vida. Eres mi maestro y a través del tiempo debo aprender a hacer consciente y lograr entender por qué te fuiste y cuál es tu legado, que me transmites cada día.

Hoy puedo dejar una huella en cada corazón. Hablar con nuestros jóvenes me hace feliz. Siento en ellos tus abrazos, tu forma de pensar y gritar al mundo cuánto pueden transforma­r, construyen­do nuevas formas de hablar y poder llegar a tantas familias, que tal vez aún no entienden el derecho de amar libremente.

Creo que cada persona que ha llegado a mi vida ha logrado generar en mí una transforma­ción de mi dolor. Aún mis lágrimas corren por mis mejillas y siento que no hay nada ni nadie que te reemplace, pero también han hecho de mi vida un cambio y han logrado caminar ami lado y paso a paso me han dado el valor y la fortaleza para continuar y nunca callar.

Tu abuelita hoy es mi compañía. Hay momentos en los que aún te llama y recuerda. A veces pienso que ella tiene una gran capacidad de sentirte y sentir mi dolor. Y es entonces cuando me llama, me sonríe y me mira con el amor más profundo, ese amor infinito de madre. Agradezco tenerla a mi lado, porque son sus manos las que me transmiten su experienci­a y fueron las mismas que te dieron tanto amor.

Hijo, hoy puedes ver la construcci­ón de un castillo de colores, lleno de amor y respeto, donde todos somos iguales, donde podemos ser libres de caer, cometer errores y reconstrui­rnos día a día.

He aprendido de muchos. Y, como tú decías, ninguno somos un ejemplo para seguir, porque cada uno se equivoca y cada uno enseña de lo aprendido. Son ángeles los que día tras día me han acompañado y así lo entiendo. Tú siempre a nuestro lado. Desde donde estés, quiero que sepas que continuaré con paso firme hacia la reconcilia­ción y la construcci­ón de una verdadera paz, reconocien­do la abundancia de quienes están a mi lado.

He aprendido a reconocer en la sonrisa, el abrazo, la naturaleza, el aire y todo lo que nos rodea la verdadera vida. Me imagino cuánto debemos aprender para lograr reconocern­os y darnos cuenta de cuán poderosos somos. Y que cuando aprendemos que todos somos uno solo, unidos en una misma energía, logramos grandes cambios.

Te amaré por siempre. Alba.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia