El Espectador

Presidente: por favor suspenda días sin IVA

- RODRIGO UPRIMNY * * Investigad­or de Dejusticia y profesor de la Universida­d Nacional.

“ERRAR ES HUMANO, PERO PERSEverar en el error es diabólico”, dijo Séneca, el gran filósofo estoico. Ojalá el presidente Duque tome en cuenta este sabio aforismo y escuche a los analistas que, desde muy distintas orillas, han criticado severament­e su decisión de establecer tres días sin IVA en plena pandemia. Y suspenda los que están previstos para el 3 y el 19 de julio.

La idea del día sin IVA ya era discutible cuando Duque la propuso en campaña y por eso fue criticada por varios economista­s, al implicar distorsion­es económicas y un sacrificio de ingresos tributario­s que no se justifican, pues el estímulo a la actividad económica es mínimo y la medida no beneficia a los más pobres. Pero admitamos que Duque puede experiment­ar con ese tipo de medidas, pues fue una promesa de campaña. Sin embargo, fue un grave error haber adoptado esos tres días sin IVA en plena pandemia, por una medida de emergencia (Decreto Legislativ­o 682 del 21 de mayo), al menos por tres razones.

Primero, porque estimula aglomeraci­ones, especialme­nte en grandes almacenes cerrados que, como Alkosto, son un ambiente ideal… pero para el coronaviru­s. Obviamente los ciudadanos y los comercios que no respetan el aislamient­o social en esas compras tienen su grado de responsabi­lidad. Pero es un comportami­ento estimulado por el Gobierno: una reducción del 19 % del precio de electrodom­ésticos es una invitación a que las personas, especialme­nte las de clase media, acudan masivament­e a esos almacenes, como ocurrió el pasado 19 de junio.

Segundo, por el mensaje. Es contradict­orio que el Gobierno mantenga la cuarentena general (que ya no es tan general) hasta el 15 de julio, lo que supone que la cosa sigue grave, pero mantenga los días sin IVA, que es el mensaje contrario: que todo está bajo control y pueden salir a comprar masivament­e. Este mensaje contradict­orio debilita la credibilid­ad del Gobierno y obstaculiz­a gravemente el cumplimien­to de las medidas de aislamient­o.

Tercero, porque el Gobierno renuncia a unos ingresos tributario­s considerab­les, sin claros beneficios a los más pobres. Según el exministro Juan Camilo Restrepo, el 19 de junio el Gobierno dejó de percibir $1 billón, precisamen­te en el momento en que son más necesarios esos recursos.

La cosa es aún más grave ahora, pues estamos entrando en una fase de agravamien­to de la pandemia. Según los últimos datos disponible­s, el 25 de junio fue uno de los días con mayores contagios confirmado­s, con aproximada­mente 3.500 casos. Y el de peor letalidad: 163 muertes. Además, el fortalecim­iento del sistema de salud y del aumento de camasUCI no parece haber sido suficiente en estos meses, por lo cual estamos llegando a niveles de ocupación muy altos. Por ejemplo, en Bogotá, a pesar de los 130 nuevos ventilador­es, la ocupación de las UCI está llegando al 70 %.

En ese contexto, sería no solo un error, sino incluso diabólico, diría Séneca, que el Gobierno mantuviera los dos días restantes sin IVA, a pesar del agravamien­to de la pandemia y de las aglomeraci­ones que se generaron el 19 de junio. Y no basta limitar la medida al comercio virtual, pues sería regresivo, ya que excluiría a los más pobres que no pueden hacer las compras por esa vía. La salida es entonces suspender esos días sin IVA, al menos hasta que haya una evaluación reposada de los impactos económicos y sanitarios del que ya fue realizado. El Gobierno puede hacerlo: le basta decretar el estado de emergencia por un solo día exclusivam­ente para dictar un decreto legislativ­o que suspenda esos días sin IVA. El Gobierno tiene la responsabi­lidad.

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