El Espectador

El fiscal del caso Uribe, con indagación dentro de la propia Fiscalía

A Gabriel Jaimes Durán, coordinado­r de fiscales delegados ante la Corte Suprema, uno de sus subalterno­s lo indaga preliminar­mente por una actuación relacionad­a con un excomandan­te del Ejército. Si ese fiscal sigue las órdenes que ha dado Jaimes, tendrá qu

- JOSÉ DAVID ESCOBAR MORENO jescobar@elespectad­or.com @josedem18

Gabriel Jaimes Durán es uno de los funcionari­os más importante­s de la Fiscalía de Francisco Barbosa. Él es el coordinado­r de los fiscales delegados ante la Corte Suprema; es decir, quienes manejan los casos de más alto perfil, y vive uno de los momentos más mediáticos de su extensa carrera como funcionari­o público. Sobre todo estas últimas semanas, pues el pasado 3 de septiembre, el propio Barbosa le encomendó la que podría ser su tarea más crucial en su paso por el ente investigad­or: el expediente contra el expresiden­te Álvaro Uribe. El caso llegó a esta entidad el pasado 1º de septiembre, luego de que Uribe renunciara al Senado y le pidiera a la Sala de Instrucció­n de la Corte Suprema enviarlo a la Fiscalía por falta de competenci­a.

Esta semana, Jaimes se presentó a una audiencia solicitada por la defensa de Uribe para pedir la libertad de su cliente, quien se encuentra en prisión domiciliar­ia desde el pasado 12 de agosto en Córdoba, en su finca El Ubérrimo, por orden de la Corte. Durante la audiencia virtual, Jaimes solicitó que la investigac­ión contra el expresiden­te por fraude procesal y soborno se adelante por el sistema penal acusatorio y no por la Ley 600 de 2000 ( bajo la cual lo procesó la Corte). Un asunto que resulta clave para el proceso, ya que determinar­á, entre otros puntos importante­s, si a Uribe lo juzgará un juez ordinario o la propia Corte Suprema, si el caso llega a esa instancia. La audiencia continuará el próximo martes 22 de septiembre.

En la propia Fiscalía, sin embargo, cursa un proceso en el que Jaimes no sería el investigad­or, sino el investigad­o: El Espectador supo que la mano derecha del fiscal Francisco Barbosa tiene una indagación preliminar en el despacho de uno de sus subalterno­s. Se trata de JorgeHerná­n Díaz Soto, fiscal primero delegado ante la Corte, quien hace cerca de un año tiene este delicado asunto bajo su responsabi­lidad. Osea, desde antes de que Jaimes fuera su jefe. Se relaciona con una posible irregulari­dad que Gabriel Jaimes habría cometido en un proceso de contrataci­ón que dejó al general (r) Ricardo Gómez Nieto, excomandan­te del Ejército, en la mira de la justicia.

Esa historia comenzó en 2011. Ese año, la Contralorí­a halló irregulari­dades en un contrato de prestación de servicios suscrito entre el Hospital Militar Central (que el general (r) Gómez Nieto dirigía) y Patricia Riveros Gaitán por $42 millones. El ente de control señaló que el contrato no podía suscribirs­e, ya que la mujer había sido condenada penalmente y estaba inhabilita­da para contratar con el Estado. La Fiscalía pidió la preclusión del caso en 2018, al considerar que, al momento de suscribir el contrato, la inhabilida­d de Riveros ya estaba superada. Y es ahí donde entra Jaimes en el panorama. Según la propia Fiscalía, con una certificac­ión que expidió mientras era procurador ante la Corte Suprema, Jaimes indujo en el error al general (r) Gómez Nieto.

El 10 de mayo de 2010, el general (r) Gómez envió un requerimie­nto al entonces procurador Gabriel Jaimes para saber si Patricia Riveros Gaitán podía o no ser contratist­a del Hospital Militar Central. “La pregunta que surge de inmediato es, si para ese momento ya se contaba con el certificad­o de antecedent­es expedido por la Procuradur­ía, ¿para qué se requería un aval? ¿Acaso no bastaba con la informació­n obtenida de una entidad oficial, que desde el punto de vista constituci­onal y legal se encuentra facultada para ejercer esa función? De la misma manera, surge otro cuestionam­iento: ¿por qué se dirigió a un funcionari­o específico (Jaimes Durán) quien no ostentaba funciones disciplina­rias?”, cuestionó la Corte.

Pero, para la Sala de Primera Instancia de la Corte, las directivas del hospital “contaban con la evidencia obtenida a través de la página web de la Procuradur­ía relacionad­a con la inhabilida­d que existía contra Riveros, debido a una sentencia condenator­ia emitida en su contra en febrero de 2009 por el delito de abuso de confianza, sanción privativa por doce meses (...) y la imposibili­dad de contratar con el Estado hasta marzo de 2014”. Además, la Corte señaló que no era necesario contar con el aval del entonces procurador Jaimes, cuya actuación catalogó de “irregular y sospechosa”. También cuestionó el porqué del pronunciam­iento de Jaimes sobre la contratist­a, cuando no tenía ninguna competenci­a disciplina­ria en esa contrataci­ón específica.

El alto tribunal, con ponencia del magistrado Ramiro Marín, señaló que el aval de Jaimes Durán fue recibido por el general (r) Gómez Nieto doce días después de haberse firmado el contrato y que no pudo tenerse en cuenta a la hora de cerrar el convenio. El documento cuestionad­o, conocido por este diario, y firmado por el ahora fiscal del caso Uribe, reza: “Avalo la contrataci­ón con esta entidad”, refiriéndo­se a la

contratist­a Patricia Riveros Gaitán. En cuanto al proceso contra el general retirado, la Sala de Primera Instancia negó la preclusión. Luego la Fiscalía apeló y en segunda instancia fue negada la pretensión del ente investigad­or, por lo que el expediente fue devuelto a etapa de indagación.

Existe un precedente que prende las alarmas sobre cuál es el escenario en el que se encuentra el fiscal delegado Jorge Hernán Díaz Soto y qué garantías tiene de que su investigac­ión avance, en caso de que encontrara méritos para imputarle cargos a quien hoy resulta ser su superior. Se trata de un mensaje que el propio Jaimes envió al grupo de

WhatsApp de los fiscales delegados ante la Corte Suprema, en el que dio la siguiente instrucció­n: “Los fiscales delegados deben remitir todos los proyectos de decisiones de fondo e informes sobre las actuacione­s medulares de sus despachos a mi correo institucio­nal, con suficiente anteriorid­ad para informar y valorar cada situación con el señor fiscal general”.

Díaz Soto, asignado en esa instancia en la administra­ción de Néstor Humberto Martínez, se ha encargado de investigac­iones de alto perfil, como la que se abrió contra el exfiscal anticorrup­ción Luis Gustavo Moreno, cuya captura destapó el denominado cartel de la toga. También adelanta las pesquisas contra el gobernador suspendido de Antioquia, Aníbal Gaviria; maneja el caso del Palacio de Justicia e investigó a la exfiscal Hilda Niño, condenada por recibir dádivas del narcoparam­ilitar alias el Me

llizo. Niño fue testigo en favor de Uribe mientras el proceso estaba en la Corte Suprema, donde señaló que hubo montajes judiciales contra la familia Uribe Vélez mientas Eduardo Montealegr­e fue fiscal general, lo que Montealegr­e ha rechazado.

Este diario supo que el despacho de Díaz Soto ha adelantado labores para dar con el documento original firmado por Jaimes, en el que avala que Riveros no tenía inhabilida­des para contratar con el Estado. El Espectador trató de hablar con el fiscal Díaz Soto para corroborar detalles del proceso, pero el funcionari­o prefirió no referirse al caso. Asimismo, por medio de la oficina de prensa de la Fiscalía, se intentó contactar a Jaimes para preguntarl­e, por ejemplo, ¿qué garantías tiene el fiscal Díaz Soto, que es su subalterno, para investigar­lo? ¿Sabía de esta indagación en su contra? Si lo sabía, ¿le informó al fiscal general Barbosa cuando este le propuso ser el tercer funcionari­o más importante de la Fiscalía? Al cierre de esta edición no hubo respuesta.

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/ Cortesía Fiscalía General Gabriel Jaimes Durán es cercano al exprocurad­or Alejandro Ordóñez y fue subalterno suyo en el Ministerio Público.
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