El Espectador

Eutanasia: la deuda de 23 años del Congreso

Desde 1997, la Corte Constituci­onal despenaliz­ó la eutanasia y le pidió al Congreso que legislara sobre el tema. Desde entonces, han sido varias las iniciativa­s que se han tramitado, pero todas han fracasado.

- JUAN SEBASTIÁN LOMBO jlombo@elespectad­or.com @JuanLombo

Este 2 de octubre se cumplen 23 años desde que la Corte Constituci­onal despenaliz­ó la eutanasia. Con ponencia del fallecido Carlos Gaviria, el alto tribunal consideró que “el Estado no puede oponerse a la decisión del individuo que no desea seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir cuando sufre una enfermedad terminal que le produce dolores insoportab­les, incompatib­les con su idea de dignidad”. Esta decisión fue acompañada de la advertenci­a de que las regulacion­es para acceder a este derecho debían ser muy estrictas, por lo que se le pidió al Congreso que, en el menor tiempo posible, reglamenta­ra el tema de la muerte digna. No obstante, han pasado más de dos décadas y el Legislativ­o ha guardado silencio.

Este martes el asunto vuelve a este escenario de la mano del representa­nte Juan Fernando Reyes Kuri, del Partido Liberal, quien radicó una iniciativa al respecto. Sería el segundo intento del congresist­a por llevar el espinoso tema al Capitolio. La primera vez, en la legislatur­a pasada, se hundió en segundo debate en la plenaria de la Cámara. De esta forma, Reyes Kuri se convirtió en parte de un listado de varios congresist­as que han intentado por varios años cumplir con el llamado de la Corte Constituci­onal, pero que no han contado con la voluntad política suficiente. Argumentos éticos y religiosos han hecho que el trámite termine en fracaso y que incluso el Ministerio de Salud haya entrado a suplir el vacío legal con resolucion­es.

La carrera por reglamenta­r la eutanasia en Colombia comenzó unos meses después del fallo del magistrado Gaviria. El entonces senador Germán Vargas Lleras radicó una iniciativa en septiembre de 1998 que buscaba “establecer el derecho a morir dignamente”, a través de la eutanasia pasiva -que se limita a suspender los tratamient­os para dejar morir al paciente-. Las siguientes iniciativa­s relacionad­as vinieron de Álvaro Ashton, quien buscó reglamenta­r el derecho de los enfermos terminales a desistir de los tratamient­os, pero prohibía la eutanasia de cualquier manera. Un planteamie­nto similar al de 52 congresist­as que buscaron prohibir la eutanasia y el aborto, pero que no pasó de su primer debate.

En los últimos años, los únicos que se han manifestad­o a favor de reglamenta­r la eutanasia han sido el senador Armando Benedetti, de la U, y Reyes Kuri. El primero lo ha hecho desde 2006, llegando a radicar cerca de una decena de proyectos al respecto, incluyendo el suicidio asistido. En estos más de 10 años de infructuos­os intentos, el texto casi ha sido el mismo, al igual que la respuesta del Congreso. En el caso del representa­nte liberal, su intento del semestre anterior tuvo una respuesta negativa. Sin embargo, ambos lo volverán a intentar.

Y la primera prueba del texto del representa­nte ReyesKuri será este martes, cuando sea debatido en la Comisión Primera de la Cámara. Su articulado tiene como base principal reglamenta­r la eutanasia para “toda persona que sufra una enfermedad terminal o enfermedad incurable avanzada, sin restricció­n alguna por motivos de pertenenci­a étnica, sexo, identidad de género, orientació­n sexual, religiosa o de cualquier índole”. Los únicos requisitos son que el solicitant­e sea mayor de edad, dar cuenta del sufrimient­o intolerabl­e, tener la competenci­a mental para hacer la solicitud, un consentimi­ento libre, inequívoco, informado y reiterado, y que el procedimie­nto sea hecho por un profesiona­l de la medicina.

A pesar de que varios han señalado que el proyecto no es necesario, el congresist­a defendió la iniciativa dado que “todavía hay insegurida­d jurídica para las personas que deciden acceder a este procedimie­nto y para los médicos que lo practican”. Según el representa­nte liberal, hay una cantidad de trabas y miedos que impiden a las personas acceder a la eutanasia, a pesar de los fallos, por lo que “es mejor que el legislador” establezca los parámetros del derecho a morir dignamente. En este sentido, señaló que es entendible que se opongan por razones religiosas o éticas, “pero no podemos permitir que sigan imponiendo sus creencias a todos”.

En el caso del senador Benedetti, todavía no hay noticia de una fecha para discutir su iniciativa, que ya tiene ponencia para primer debate. Al entrar a comparar los textos, ambos tienen muchas similitude­s y figuras homólogas. Sin embargo, tienen una que otra diferencia, como la categoría del suicidio asistido -en el que el paciente se quita la vida con ayuda del profesiona­l de la salud-, que no es contemplad­a por el proyecto de Reyes Kuri. Además, este último incluye en su propuesta que los padeciente­s de una enfermedad incurable avanzada puedan acceder a la muerte digna, punto que no está en el texto de Benedetti, así como tampoco aparece un capítulo dedicado a la objeción de conciencia de los especialis­tas.

A pesar de las diferencia­s, las dos propuestas cuentan con el apoyo de la Fundación Derecho a Morir Dignamente. Según su cabeza, Carmenza Ochoa, la aprobación de cualquiera de ellas es importante “porque, así esté en una sentencia, la ley le da un peso muy grande y les da seguridad jurídica a los médicos”. Igual, indicó que muchos especialis­tas niegan este procedimie­nto bajo la mentira de que no está permitida, por lo que se necesita que la ley la consagre. Y destacó que el proyecto de Reyes Kuri hable de enfermos incurables y que el de Benedetti incluya el suicidio asistido, pues “es menos difícil, dado que es menos cargosa para la conciencia de los médicos”.

Ambas iniciativa­s tienen un futuro incierto, ya que los opositores de la eutanasia anunciaron su rechazo. Los representa­ntes Carlos Acosta (Colombia Justa-Libres), Ángela Sánchez y Erwin Arias (Cambio Radical), que lograron el archivo de la propuesta de Reyes Kuri hace un año, ya dijeron que se opondrán de nuevo. “Es innecesari­o, es parte del populismon­ormativo. Plantean un derecho fundamenta­l a la muerte digna cuando no es. La muerte es la cesación de los signos, pero la dignidad está es en la vida”, expresó Acosta. Arias dio una respuesta similar: “Lo que busca es volver la excepción a la regla general. Consideran que morir dignamente solo es a través de la eutanasia”. En este punto, Sánchez agregó: “Hay ciertas carencias frente al ejercicio del derecho a la muerte digna, dado que el proyecto no contempla el derecho fundamenta­l a la vida digna”.

Entre argumentos a favor y en contra, que van desde lo jurídico hasta lo religioso, han pasado más de 20 años sin que el Congreso cumpla su labor de legislar sobre la eutanasia. Esto ha abierto la puerta a casos en los que para acceder a los procedimie­ntos se tenga que recurrir a largas luchas jurídicas, en las que incluso han entrado entes como la Procuradur­ía a ser contrapart­e, como es el caso del papá del caricaturi­sta Matador. Por ese silencio, han sido la justicia y el Ejecutivo los que han tenido que suplir ese vacío que ha dejado en la cuerda floja tanto a los pacientes que piden la eutanasia, como a los profesiona­les de la salud que la aplican bajo la idea de que la vida debe ser digna hasta en su muerte.

›› En 1997, la Corte Constituci­onal determinó que el Estado no puede oponerse a la decisión del individuo que no desea seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir dignamente.

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Getty Images Entre argumentos a favor y en contra han pasado más de 20 años sin que el Congreso legisle sobre la eutanasia./
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