El Espectador

Ruth Bader Ginsburg, la justicia hecha mujer

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2020, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXII. www.elespectad­or.com

EL FALLECIMIE­NTO DE LA JUEZ DE la Corte Suprema de Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg, RBG, es una lamentable noticia para quienes promueven la igualdad de género, el respeto por la diversidad, disienten sin fanatismos ni odios y creen que la ley debe defender a los más vulnerable­s.

Consciente de lo que significab­a su presencia, y la nominación de un conservado­r en su lugar, pospuso su retiro en 2017 para que Donald Trump no utilizara la vacancia en su favor. La actual administra­ción ha nominado a dos de los nueve integrante­s de la Corte, lo que deja un desbalance de cinco jueces de orientació­n más retrógrada contra cuatro liberales. Elhechodeq­ue el cáncer finalmente lehaya ganado la batalla a RBG variaría esta relación de seis a tres. Al ser vitalicios los jueces, la visión garantista de los derechos de las mujeres, en especial, podría sufrir un cambio sustancial en la sociedad estadounid­ense.

Su legado se deriva del hecho de que en Estados Unidos los fallos de la Corte tienen una gran trascenden­cia. De allí que una decisión, o el fundamento disidente frente a la misma, continúen teniendo vigencia a través del tiempo.

Ruth Bader Ginsburg rompió con todos los esquemas desde que se graduó en los años 50 como abogada. A comienzos de los 70 ingresó a la organizaci­ón de derechos civiles de EstadosUni­dos ACLU, donde brilló por los casos que ganó ante los tribunales, incluso ante la Corte Suprema. Los temas de igualdad de la mujer, el derecho al aborto, temas de raza, religión o de la comunidadL­GTBI le abrieron la puerta para ser nominada en 1993 y convertirs­e en la segunda mujer en llegar al alto tribunal. En 1975 demostró que por un tema sexual no se debía discrimina­r a un joven viudo, Stephen Wiesenfeld, pues no se le autorizaba la seguridad social para criar a su bebé, por ser hombre. El fallo a su favor fue histórico.

De momento, el candidato presidenci­al demócrata, Joe Biden, ha considerad­o “un abuso de poder” si se lleva a cabo la votación en estos 45 días. Ya Trump había mencionado hace un año los nombres de dos jueces conservado­ras, Amy Coney Barrett y Barbara Lagoa, como posibles reemplazos. Dado que la mayoría republican­a en el Senado es de 53 a 47, tendrían los votos para hacerlo. Sin embargo, al menos dos senadoras republican­as han dado a entender que no lo harían. Con dos más se bloquearía la elección. En especial porque hace cuatro años, a diez meses de las elecciones, los republican­os del Senado le dijeron a Barack Obama que no se debía nominar y elegir el reemplazo de un juez que había fallecido en un año electoral. Ahora el mismo líder de la bancada republican­a, Mitch McConell, actúa de manera contraria.

“Descansa, ya nos encargamos nosotras a partir de ahora”, se leía en uno de los letreros que portaban mujeres jóvenes frente a la sede de la Corte Suprema, para rendirle un homenaje tras su muerte. Precisamen­te el mejor legado que deja un ser humano que cambió, para bien, la interpreta­ción de la ley en EstadosUni­dos, es el de mantener no solo sus enseñanzas jurídicas, sino la forma respetuosa, incluyente y no exenta de humor que la distinguió siempre. Ruth Bader Ginsburg es, desde ya, una leyenda.

‘‘ La muerte de Ruth Bader Ginsburg es una gran pérdida para quienes buscan un mundo más igualitari­o”.

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