El Espectador

Enrique Triana Uribe

- ENRIQUE URIBE BOTERO

“… vivían como pensaban y construían como vivían, su vida es una unidad coherente, hay un compromiso de autenticid­ad, de vuelta a lo esencial… predican con el ejemplo y hay una actitud íntima, asumida”. Silvia Arango Cardinal*.

Se nos fue Enrique Triana Uribe, no diría que el último, porque por fortuna todavía hay un par de esos grandes arquitecto­s que construyer­on lo que Eduardo Samper llamó época de oro en su libro Arquitectu­ra moderna en Colombia.

Años que estuvieron entre los 60 y 90 y que algunos pocos de los arquitecto­s que hacen parte de este grupo, como el profesor Triana, lograron llevar hasta la primera década del siglo XXI con su talento, amor y compromiso con la arquitectu­ra.

Grande e importante la obra arquitectó­nica de Enrique Triana Uribe, de ella mucho se ha hablado y escrito. Ya son por lo menos dos juiciosos libros, amén de numerosos artículos en revistas especializ­adas. Obra que está y estará a la vista y al disfrute de la nuestra y de las generacion­es venideras, pues muchos de sus trabajos están declarados como Bienes de Interés Cultural de Bogotá, en donde, para fortuna de la ciudad y pesar del resto del país, realizó la mayor parte de su trabajo como diseñador. Nos queda a los presentes enseñarles a los nuestros quién era y qué hizo Enrique Triana por Colombia desde la arquitectu­ra, y así lo haremos. De lo que poco se ha hablado y tal vez lo que él más disfrutaba y en donde mucho aportó fue en la enseñanza de la arquitectu­ra por más de 50 años en la Universida­d Nacional de Colombia en Bogotá. Fuimos miles los que vimos deslizar, con respeto y pedagogía, su pluma por nuestros planos. Jamás lo olvidaremo­s.

Tuve el privilegio de hacer mi carrera de arquitecto en la Universida­dNacional y haber sido alumno de Enrique Triana y un buen puñado de colegas de su nivel; de donde puedo afirmar, sin temor a equivocarm­e, que del único profesor hacia quien jamás oí una palabra que no fuera de admiración, afecto y aprecio fue del profesor Triana. Su paciencia, su profundo sentido de la democracia, su fino humor con el que tanto facilitaba el aprendizaj­e y amor al oficio, amén de su obra por mostrar, lo hacían sin duda el titular de una clase (Taller VII) a la que ninguno queríamos faltar.

Escogícomo­epígrafe, entre lomuchoque busqué y leí para escribir este texto, las palabras de la historiado­ra de la arquitectu­ra Silvia Arango, porque reflejan de manera precisa lo que fue el trabajo de EnriqueTri­ana, ya fuera como docente o como diseñador de arquitectu­ra y su manera de vivir la profesión; las complement­o con una muy ilustrativ­a anécdota de su vida profesiona­l: en un momento en el que se le ocurrió ser constructo­r, se quebró con una agrupación de vivienda en el occidente de Bogotá. Cuando le preguntaro­n por qué se quebró, palabras más palabras menos, respondió: “Porque las diseñé como si fueran paramí”. Es decir, con la calidad y estándares de confort que garanticen una adecuada habitabili­dad del espacio, alejados de intereses meramente comerciale­s. Enrique Triana no lo podría concebir de otra manera. Gracias, profesor Triana, gracias. Quienes fuimos sus alumnos lo queremos y lo llevaremos siempre en el corazón.

* Tomado del libro “Enrique Triana, arquitecto moderno” (Ediciones Proa, 2006).

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