El Espectador

Textileros afectados

Más de 500 mil empleos se han perdido en el sector. Le piden al Gobierno que adopte los máximos aranceles para las importacio­nes de prendas.

- LUCETY CARREÑO ROJAS lcarreno@elespectad­or.com @LucetyC

En julio, la producción real de la industria manufactur­era se redujo - 8,5 %; las ventas, -8,7% y el personal ocupado, -8,0 %, de acuerdo con la Encuesta Mensual Manufactur­era con Enfoque Territoria­l (EMMET), realizada por el Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (DANE), lo que refleja los efectos de la pandemia.

A pesar de la reactivaci­ón económica, las afectacion­es para el sector textil y de la confección, que generaba cerca de 1’600.000 puestos de trabajo, siguen preocupand­o a los gremios. De acuerdo con el DANE, la confección de prendas de vestir, con una variación de -18,8 %, fue el dominio que más contribuyó de manera negativa (-1,8 p. p.) a la variación total anual.

Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA), habla sobre las afectacion­es del sector textil y de la confección nacional, que reúne eslabones que van desde el agro hasta los comerciali­zadores. También menciona las promesas que considera incumplida­s por parte del presidente, Iván Duque, y las estrategia­s de reactivaci­ón.

¿Qué reflejan las cifras del DANE de julio en el sector?

Estamos viendo que cada mes empeoran y no se evidencia la reactivaci­ón porque se siguen perdiendo los empleos. Lo que genera mayor preocupaci­ón es que las más afectadas son las mujeres. Por cada seis mujeres se emplea un hombre. Es decir, es un sector intensivo en mano de obra femenina. También nos preocupa que el 39 % de la mano de obra son jóvenes.

La demanda está contraída, por eso la oferta se limita. Además, el gasto de los hogares en moda cayó un 2 %.

¿Cuál es la categoría de prendas de vestir más afectada?

Uno de los grandes golpeados ha sido el sector infantil, porque si los niños no están saliendo al colegio ni tienen vida social, pues para qué les van a comprar ropa.

Sin embargo, las cuarentena­s abrieron el mercado de la ropa casual para estar cómodos en casa…

El mercado de las pijamas y de la ropa deportiva sí tuvo un incremento en sus ventas, pero no se pueden comparar con las de todo el sector. Hay empresas que se lograron reactivar con ese tipo de productos. Nosotros esperábamo­s que sucediera lo mismo con la ropa de protección.

Las empresas del sector atendieron el llamado del Gobierno para fabricar ropa de protección y tapabocas, ¿qué pasó con ese mercado?

En 2019 ingresaron al país cerca de 248 millones de tapabocas. Entre enero y junio de 2020 han llegado 1.200 millones. Nosotros atendimos el llamado del Gobierno, que lanzó como la gran propuesta de reactivaci­ón y de mantener el empleo en el sector textil y de la confección, para la elaboració­n de los elementos biomédicos.

Los confeccion­istas nacionales comenzaron haciendo los tapabocas conocidos como cosidos o de tela, pero no se vendieron porque el mercado pedía los termosella­dos. Así que muchos confeccion­istas decidieron apostarles a esos y hacer unas inversione­s muy altas. Una máquina termosella­dora puede costar cerca de $214 millones. Hay empresario­s que llegaron a pagar por esas mismas máquinas $1.200 millones porque era un mercado de reacción.

¿Y por qué no funcionó como esperaban?

Las empresas compraron tanto maquinaria como insumos provenient­es de China, porque ni el país ni el mundo estaban preparados para la elaboració­n de esos tapabocas. Las compañías nacionales que trajeron insumos tuvieron que pagar aranceles e IVA para la venta del producto; mientras que los tapabocas importados no pagan arancel ni IVA. Incluso el Gobierno compró tapabocas importados, lo que dejó por fuera del juego a los confeccion­istas nacionales.

¿Las empresas de confección siguen haciendo productos de protección?

Hay muchas que ya dejaron esa línea, porque no es un negocio que se pueda mantener en el tiempo. Era un negocio que tuvo un auge.

Nosotros queremosqu­e el Gobierno vea que hay una oportunida­d y un gran reto para ocupar ese mercado en exterior.

Ustedes, como el gremio que reúne al sector textil y de la confección del país, apoyaron públicamen­te la campaña de Iván Duque. ¿Qué pasó con las promesas que él les hizo?

El Gobierno no ha hecho nada por el sector de las confeccion­es. Se hizo elegir con unas propuestas de campaña y hoy gobierna con otras. En estos momentos se necesitan unas políticas más drásticas y dinámicas para reactivar la generación de empleo. Duque nunca se ha reunido con la CCCyA. Siempre nos manda al ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, pero vemos que no hay una toma de decisiones efectivas por parte de ellos.

¿Qué es lo que ustedes le piden al Gobierno?

Nosotros pedimos tres líneas para el sector textil y de la confección: imponer los máximos aranceles permitidos por la Organizaci­ón Mundial del Comercio en beneficio del empleo y de la industria nacional; un IVA diferencia­l para el sector de la confección para reactivar el consumo, quitarle puntos de competitiv­idad al contraband­o y formalizar el sector, que es un 75 % informal, y una campaña.

¿De qué se trataría la campaña?

Creemos que se debe dejar la mezquindad entre los gremios. Hoy vemos diferentes propuestas para que se incentive la compra del producto hecho en Colombia. Nosotros queríamos una marca país, en la que el Gobierno unificara todas estas propuestas de diferentes gremios, cámaras y diseñadore­s. El Gobierno lanzó “Compra lo nuestro”, pero le ha faltado llamar a los gremios y tener ese liderazgo para decir: “Vengan, unamos esfuerzos y hagamos una sola campaña conjunta”.

¿Se arrepiente­n de haber apoyado abiertamen­te a Duque?

¡Ja! Arrepentid­os no, ¡estamos como en una tusa!

¿Cuáles son las expectativ­as con estos meses que vienen?

Tenemos grandes retos. No solo se trata de la pandemia. Durante años el sector manufactur­ero nacional ha enfrentado el contraband­o y la informalid­ad. Los industrial­es nacionales esperan que, en estos últimos tres meses del año, se logre minimizar la pérdida de los puestos de trabajo y de recursos. Creemos que esta pandemia es una “aprendemia”. Lo que más tenemos que aprender a valorar es el producto hecho en casa.

›› Las empresas dedicadas al comercio de prendas de vestir registraro­n una reducción del 25,1 % en su personal ocupado en julio.

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/ Cortesía Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines.
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