El Espectador

Versiones contra Álvaro Uribe

El auto con el que la Corte Suprema envió a la Fiscalía la indagación contra el expresiden­te por la masacre de El Aro, el crimen de Jesús María Valle y supuestos nexos con “paras” da pistas claves del expediente, incluyendo testimonio­s de tres exparamili­t

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En el proceso contra el expresiden­te Álvaro Uribe por la masacre de El Aro reposan los testimonio­s de tres exparamili­tares que, ahora, la Fiscalía tendrá que analizar con lupa. La defensa de Uribe los controvier­te.

El trasfondo del proceso judicial que tiene al expresiden­te Álvaro Uribe detenido desde el pasado 12 de agosto por presunto fraude procesal y soborno, relacionad­o con una supuesta intención de manipular testigos, es otra pesquisa que la justicia ha adelantado de manera lenta y con tropiezos: establecer la veracidad de varios testimonio­s de paramilita­res que han vinculado al también exgobernad­or de Antioquia y exsenador con esa organizaci­ón ilegal. La Corte Suprema remitió a la Fiscalía ese expediente, que suma a la presunta conformaci­ón de grupos ilegales en la hacienda Guacharaca­s los casos de las masacres de El Aro, La Granja y San Roque (entre 1996 y 1997) y el homicidio de Jesús María Valle, defensor de derechos humanos, perpetrado en 1998.

El Espectador tiene en su poder el auto de 44 páginas con el cual la Sala de Instrucció­n de la Corte Suprema hizo esa remisión el pasado 15 de septiembre, al considerar que ya no tenía competenci­a para investigar a Uribe Vélez luego de que este renunciara al Senado y a su fuero el pasado 18 de agosto. Se trata de una indagación previa; es decir, una pesquisa apenas preliminar por los delitos de concierto para delinquir, homicidio agravado, secuestro y desplazami­ento forzado, a raíz de hechos que fueron declarados de lesa humanidad por ese mismo alto tribunal en mayo de 2018. El documento da pistas sobre los elementos más importante­s que deberá ahora examinar la Fiscalía General.

Por ejemplo, declaracio­nes que aseguran que el BloqueMetr­o se habría formado en la hacienda Guacharaca­s, que fue de propiedad de la familia del exgobernad­or de Antioquia, junto con el apoyo de Luis Alberto Villegas y Santiago Gallón. O el testimonio del paramilita­r Francisco Villalba Hernández, rendido el 25 de marzo de 2008 ante la Fiscalía, quien aseguró que Uribe Vélez asistió a varias reuniones con jefes paramilita­res. Una, dijo el testigo, fue en 1994 en una finca de Salvatore Mancuso ubicada entre Montería y Tierraalta. Según Villalba, quien fue asesinado, la reunión se dio para hablar de unas “cosas de seguridad y del ganado”.

“Hablaban con Carlos Castaño y Mancuso, iban a comprar una finca en Tierra Dentro. Les consultaba­n a ellos porque eran zonas de Autodefens­as y andaba mucha guerrilla por la zona, eso pega con el Nudo de Paramillo”, dijo. Según el testigo, en 1997, después de la masacre de El Aro, hubo una reunión en la vereda Las Cruces, llegando a San José de la Montaña (Córdoba), para “callar a los que estaban investigan­do la masacre de El Aro, a los del CTI y ordenaron matar al doctor José María Ovalle (sic) (se refiere a Jesús María Valle), al doctor (José Eduardo) Umaña Mendoza y a Jaime Garzón, el periodista”.

Villalba afirmó que “en esas reuniones estuvieron los hermanos Santiago y Álvaro Uribe, los militares (en referencia a los generales (r) Alfonso Manosalva y Rosso José Serrano), (Salvatore) Mancuso, (Carlos) Castaño, Monoleche (Jesús Ignacio Roldán), que estuvo en la última de Las Cruces, y mi persona, que era comandante del grupo, y entonces fue cuando decidí desmoviliz­arme del grupo”. La Sala de Instrucció­n también enfatizó en que Villalba dijo, en otra declaració­n del 15 de febrero de 2008, que Uribe habría estado, invitado por Carlos Castaño, en una reunión entre miembros de las Autodefens­as con integrante­s de la fuerza pública y Santiago Uribe.

“En igual sentido advierte el testigo sobre la presencia de Álvaro Uribe Vélez con posteriori­dad a la ocurrencia de la masacre de El Aro, acto este que, según el declarante, ocurrió en la misma finca en la que se organizó el delito, pero esta vez para presentars­e como gobernador, hablar con ellos y decirles que esa operación había sido un éxito, que los secuestrad­os habían salido sanos y salvos”, dijo la Corte en al auto. Sobre este tema pesa una denuncia que interpuso en su momento JesúsMaría­Valle, en la que señaló directamen­te a las autoridade­s locales, militares y de Policía de tener connivenci­a con grupos paramilita­res.

A esto se añade, indicó la Sala de Instrucció­n que, según Francisco Villalba, fue Álvaro Uribe quien como gobernador “tomó la decisión de callarlo (a Jesús María Valle), por cuanto aquel realizaba denuncias públicas sobre la connivenci­a que existía entre los integrante­s de la IV Brigada del Ejército, las demás autoridade­s y los miembros de las Autodefens­as”. Consultada por

‘‘ El testimonio de Francisco Villalba está plagado de mentiras. Es falso que Álvaro y Santiago Uribe hubiesen participad­o en reuniones. No tienen nada que ver con El Aro”. Defensa de Álvaro Uribe.

este diario, la defensa del expresiden­te asegura que Villalba fue un testigo que faltó a la verdad ante la justicia de manera reiterada e indicó que ni Álvaro ni Santiago Uribe tuvieron que ver con la masacrede El Aro o los homicidios de Jesús María Valle, José Eduardo Umaña Mendoza y Jaime Garzón.

El expresiden­te Uribe re s p o n d e

“Una simple lectura de sus múltiples declaracio­nes permite advertir sus evidentes mentiras, siendo desmentido por demás por los propios comandante­s paramilita­res que participar­on en la denominada masacre de El Aro”, indicó la defensa del expresiden­te y exsenador. En este sentido, explicó que la reunión de 1994 que menciona Villalba es una “fábula” que no ha sido reseñada por ningún otro testigo. La defensa resalta que Salvatore Mancuso nunca habló de ella y que, antes bien, en mayo de 2016 el exjefe paramilita­r dijo que no conocía a Santiago Uribe.

“Debe tenerse en cuenta que la versión de Villalba sobre la supuesta participac­ión de Álvaro y Santiago Uribe en la denominada masacre de El Aro parte de situacione­s absolutame­nte falsas, fácticamen­te imposibles y además desmentida­s por los propios comandante­s paramilita­res que tuvieron un rol protagónic­o en el mencionado hecho delictivo”. Así, por ejemplo, sobre la supuesta reunión que habría sucedido tres días antes de la masacre de El Aro (octubre de 1997) —que según el testimonio se habría hecho para rescatar a unos secuestrad­os—, la defensa del expresiden­te apuntó que “Álvaro Uribe siendo gobernador no visitó La Caucana (ni) hacía sus desplazami­entos por fuera de Medellín en vehícu

los, como indica Villalba que llegó a la reunión”.

Adicionalm­ente, dijo que “no hay registro de que hubiese personas secuestrad­as en la zona. Las bitácoras de vuelo de los helicópter­os de la Gobernació­n desmienten la versión de Villalba de que se hicieron sobrevuelo­s en la zona en las fechas que este indica (que coincidían con la ejecución de la masacre). La mentira de Villalba es tan evidente que pone en una reunión en octubre de 1997 a una persona que falleció el 21 abril de ese mismo año como es el general Manosalva. Así mismo, es tan evidente la mentira que en sus declaracio­nes dice que a Manosalva después lo mataron supuestame­nte porque iba a hablar”.

Asimismo, explicó la defensa del exmandatar­io, el general Rosso José Serrano desmintió la versión ante la Fiscalía 16 de Derechos Humanos y Mancuso aseguró no solo no conocer a Santiago Uribe, sino no haber aportado a sus hombres para la masacre. Y Ramiro Cuco Vanoy, jefe del Bloque Mineros, apuntó que puso 50 hombres para El Aro, que Carlos Castaño le dijo que la “operación” se iba a hacer y que en la preparació­n no participó SantiagoUr­ibe. “No, doctor, no. Ni me lo mencionaro­n por la Justicia y Paz ni tampoco lo escuché ni nada nada (…) Yo fui muy claro en Justicia y Paz quiénes operamos en la zona, quiénes fueron los del grupito, está muy claro, en Justicia y Paz lo dejé claro. No, doctor, el señor Santiago que mencionan, no”.

Además de este testimonio, la Sala de Instrucció­n le dio importanci­a a la entrevista que le hizo la Fiscalía el 2 de mayo de 2000 a Luis Enrique Serna Henao, ya que “da cuenta de las presuntas relaciones existentes entre el entonces gobernador Álvaro Uribe

Vélez y las Autodefens­as presentes en la región de Antioquia, advirtiend­o incluso además el asentamien­to de estos en sus propiedade­s”. Serna Henao dijo que, a mediados de 1996, conoció a Álvaro Uribe porque estuvo en San José y en SanRoque. “Estábamos en conflicto y mandó una volqueta para San José en donde se desplazaba­n los paracos y cargaban muertos frecuentem­ente”.

La defensa del expresiden­te señaló que estas declaracio­nes se dieron en el marco de un proceso de colaboraci­ón con la justicia, buscando obtener rebaja de pena y explicó que el testimonio empieza con una mentira, pues se refiere a la hacienda Guacharaca­s como de propiedad de Álvaro Uribe Vélez para febrero de 1997, cuando la familia vendió su participac­ión en dicha hacienda en julio de 1996 a la Sociedad Ganados del Norte. La defensa del expresiden­te, además, aseguró que ya la Fiscalía descartó el testimonio, porque en diciembre de 2000 declaró un inhibitori­o sobre la investigac­ión contra Álvaro Uribe por estos hechos. En 2013, la Fiscalía revocó esa decisión y ordenó seguir con las indagacion­es.

La Sala de Instrucció­n reseñó también la declaració­n deNéstor Abad Giraldo, alias el Indio, quien dio cuenta de una reunión a la que supuestame­nte asistió Álvaro Uribe en Barbosa (Antioquia) con el jefe paramilita­r Carlos Mauricio García Fernández, alias Doble Cero, en la que habrían estado Carlos Castaño, jefe de las Autodefens­as, y alias Móvil Ocho. Según dijo el Indio, alias Doble Cero le dio la orden a una persona con el alias de Guillermo de recibir a Álvaro Uribe. El Indio afirmó que esto sucedió en el 2003; es decir, cuando Uribe Vélez ya era presidente de la república.

La defensa del expresiden­te señaló que este hecho no era solo falso, sino que es absurdo “que un presidente de la república, el funcionari­o público más custodiado del país, sea escoltado en vía pública por un grupo ilegal para concurrir a una reunión con un jefe paramilita­r. La versión es falsa. No hubo reunión ni escolta alguna”. La defensa expuso que en el juicio por calumnia en contra de PabloHerná­n Sierra (un testigo que ha hablado en contra de Uribe y que fue absuelto en ese proceso), alias el Indio aportó en junio de 2013 un relato diferente, ya diciendo que no le constaba que Álvaro Uribe hubiera estado en Amalfi y que tampoco vio que se hubiera saludado con Carlos Castaño.

Para la Sala de Instrucció­n, es claro que todos los testimonio­s que reposan en el expediente aluden al período en que este fue gobernador de Antioquia, por lo que la competenci­a para seguir con las pesquisas y determinar la veracidad de estos testimonio­s le correspond­e a la Fiscalía, pues los hechos no tienen nada que ver con su rol como congresist­a, en tanto que Álvaro Uribe llegó al Senado en 2014 y duró hasta el 18 de agosto de 2020, cuando presentó la renuncia. En todo caso, el alto tribunal dijo que el hecho de que el proceso esté en manos de la Fiscalía ahora no puede afectar los derechos y garantías de las víctimas.

“El cambio de competenci­a que se genera acorde con la ley y la jurisprude­ncia, por virtud de la renuncia del senador Uribe Vélez, no debe ni puede conducir indefectib­lemente a afectar los derechos y garantías de las víctimas de los hechos que se investigan, por cuánto al ente acusador como autoridad judicial que es le surge el indeclinab­le deber no solo de investigar con celeridad y eficacia, sino propender por el respeto de los derechos y garantías de todos los intervinie­ntes en el proceso, dentro de las cuales, desde luego, se encuentran las víctimas”, determinó la Corte.

El cambio de competenci­a no debe ni puede conducir a afectar los derechos y garantías de las víctimas de los hechos que se investigan”. Sala de Instrucció­n de la Corte Suprema de Justicia.

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 ?? / El Colombiano ?? En El Aro, corregimie­nto de Ituango (Antioquia), 15 personas fueron masacradas en 1997.
/ El Colombiano En El Aro, corregimie­nto de Ituango (Antioquia), 15 personas fueron masacradas en 1997.
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