El Espectador

Miopía política

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO *

EL 5DE DICIEMBRE DE 1928 EL EJÉRcito disparó contra trabajador­es en huelga de la United Fruit Company en Ciénaga (Magdalena); mató a 13 de ellos e hirió a 19. Poco después, el 8 de junio de 1929, una marcha de protesta estudianti­l llegó hasta el palacio presidenci­al y fue dispersada a bala por la policía. Allí murió el estudiante Gonzalo Bravo Pérez. Todo lo anterior incidió en la caída de la Hegemonía Conservado­ra al terminar el gobierno de Miguel Abadía Méndez, en 1930.

El 8 de junio de 1954 hubo una peregrinac­ión estudianti­l en Bogotá de la Ciudad Universita­ria a la tumba de Gonzalo Bravo Pérez. Un disparo de la policía mató a Uriel Gutiérrez, estudiante de Medicina y Filosofía, de 24 años de edad. En respuesta a este asesinato, los estudiante­s organizaro­n una manifestac­ión de protesta el 9 de junio, que fue detenida en la calle 13 por el ejército. 13 estudiante­s fueron muertos a bala, más de 100 resultaron heridos y varios centenares fueron detenidos. Fue este uno de los antecedent­es del derrocamie­nto de Gustavo Rojas Pinilla en 1957.

20 años después, el 14 de septiembre de 1977 se realizó un paro cívico nacional, que ha sido considerad­o como la movilizaci­ón social más fuerte en Colombia luego del Bogotazo de 1948, y dejó 33 muertos, 3.000 heridos y miles de detenidos. Más de 30 agentes de policía resultaron lesionados. No produjo la caída del gobierno de Alfonso López Michelsen, pero sí lo debilitó considerab­lemente, antecedió el gobierno represivo de Julio César Turbay Ayala e hizo mella en el prestigio de la fuerza pública. Con el tiempo, condujo a la Constituci­ón de 1991.

Desde el 7 de agosto de 2018 hasta el 31 de julio de 2020, la campaña “Defender la libertad: asunto de todos/as” ha registrado 55 muertes, 779 personas heridas, 27 lesiones oculares y 2.354 detencione­s en el marco de la protesta social. 18 de las muertes se atribuyen a la fuerza pública, 23 a la guardia penitencia­ria y se desconoce el autor de las 14 restantes. Una de esas muertes es la de Dilan Cruz, quien sufrió lesiones cerebrales cuando un agente del Escuadrón

Móvil Antidistur­bios (Esmad) de la Policía le disparó con una escopeta el 23 de noviembre de 2019. Alo anterior deben agregarse 14 muertes causadas por la policía el 9 y 10 de septiembre de 2020 —entre ellas, la de Javier Ordóñez, a quien le estallaron un riñón en medio de torturas—, 200 personas heridas, una torturada (en Antioquia) y 183 detenidas. Según la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), “agentes policiales presuntame­nte habrían efectuado disparos en dirección a los manifestan­tes en distintas situacione­s”. Ha habido también repudiable­s ataques de algunos civiles contra agentes de la policía, causándole­s graves heridas a 194, según la CIDH, y destrucció­n de numerosos CAI, vehículos públicos y almacenes.

Los desmanes ocurridos durante este gobierno por parte de la fuerza pública parecen ser de dimensione­s mayores que los graves sucesos de 1928-1929, 1954 y 1977. ¿Qué haría pensar que sus consecuenc­ias sean menos severas? ¿Por qué mira tanto el presidente hacia Venezuela en vez de revisar lo que está pasando con su fuerza pública y la población civil?

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