El Espectador

El adiós de Marmolejo, el último botadero a cielo abierto en una capital

- CAMILO PARDO QUINTERO cprado@elespectad­or.com @CamiloPard­oQ22

En Quibdó sus habitantes han esperado por años un recinto digno para el manejo de sus desechos. Ahora, con una celda de contingenc­ia a la vista en lugar transitori­o del antiguo botadero, los interrogan­tes recaen en cómo beneficiar­á este lugar a la ciudadanía en un largo plazo.

En Quibdó (Chocó), el eterno debate por el cierre de su botadero de basura a cielo abierto parece acercarse a un final. Se trata de una discusión que comenzó a tomar más fuerza en 2017, y desde entonces ha sido promesa de campaña de distintas administra­ciones que han ofrecido revolucion­ar la gestión de basuras para que el 70 % de los desechos se conviertan en abono y el 15 % de estos se puedan transforma­r en material reciclable con calidad de exportació­n.

Sin embargo, el panorama ha cambiado y, según fuentes de la Asamblea Departamen­tal de Chocó, las presiones desde distintos grupos ambientali­stas y organizaci­ones sociales a la administra­ción de Martín Emilio Sánchez, alcalde de Quibdó, han llevado a que se ponga sobre la mesa la necesidad de adoptar medidas concretas para tratar estos residuos mediante un trabajo mancomunad­o con el Gobierno Nacional, especialme­nte con los organismos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) y el Viceminist­erio de Agua, dependenci­a del Ministerio de Vivienda.

De hecho, desde mediados de agosto, este sector de la cartera de Vivienda llegó al territorio para definir una hoja de ruta que pudiera permitir alternativ­as para que en esta zona del país el tratamient­o de basuras no sea más un riesgo para la salud de los ciudadanos. Más aún si se tiene en cuenta que, según el Instituto de Investigac­iones Marinas y Costeras “José Benito Vives”(Invemar), Marmolejo es uno de los botaderos más grandes del país, en el que no solo hay residuos de las diferentes comunas de la capital chocoana, sino que también alberga los desechos de municipios como El Carmen de Atrato, Lloró, Alto Baudó, Bojayá y El Cantón de San Pablo.

Según el viceminist­ro de Agua, José Luis Acero, a Marmolejo llegan más de 70 toneladas de desechos al día, y un cambio sustancial para mejorar las condicione­s en el trato de basuras debe verse desde “una política en la que se beneficie todo el departamen­to, en el que se adecue en una zona que no afecte la vida de los ciudadanos y que tenga una proyección regional”.

Un cambio necesario

El funcionami­ento de Marmolejo es sinónimo de riesgo para la vida de los quibdoseño­s. Opor lo menos así se entiende desde las conclusion­es de una investigac­ión de Invemar, avalada por Colciencia­s, en la que se define concretame­nte a los botaderos a cielo abierto como un área de disposició­n de residuos sólidos, que no tiene control y no cuenta con las medidas para la prevención y mitigación de impactos ambientale­s y sanitarios como la erosión, sedimentac­ión, generación de gases o aparición de roedores.

El hecho de que Marmolejo haya estado en servicio por tanto tiempo, a sabiendas de los efectos negativos en la salud de las personas, es una molestia para líderes regionales y un capítulo más dentro de los rezagos que vive el departamen­to en materia de política social.

Una de estas voces es la de Jhon Alexánder Mena, antiguo miembro de la Corporació­n Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó (Codechocó) y actual líder comunitari­o en Quibdó. Según él, “es una vergüenza que nuestra capital sea el único municipio de estas caracterís­ticas que aún tiene un lugar así para tratar los desechos de forma precaria. Esto apenas es un mínimo de dignidad y las respuestas concretas para solucionar la operación sanitaria tardaron como ya es caracterís­tico de todo por acá”.

Por su parte, Marlidis Palacios, secretaria de Ambiente y Biodiversi­dad de Quibdó, comenta que “dejar aMarmolejo permitirá darles más voz a los ambientali­stas y así podrán venir proyectos en clave del avance de la economía circular que queremos en nuestro territorio”.

Celda de contingenc­ia, ¿la alternativ­a ideal?

El alcalde Sánchez sostiene que este es un momento para no pensar en los errores del pasado, sino para ofrecer garantías de desarrollo. “Se ha dicho que sin Marmolejo Chocó no volverá a tener un sitio para adecuar basuras. De hecho, hay quienes afirman que esos servicios se trasladará­n a Pereira (Risaralda) y con Quibdó con los brazos cruzados, lo cual es un grave error. Lo de la celda de contingenc­ia será el primero de varios proyectos para mejorar las condicione­s sanitarias y no escatimare­mos en estar al pie de un relleno sanitario con condicione­s de seguridad y salubridad para los qibdoseños y chocoanos”, asevera el mandatario.

En este caso, a priori, la respuesta a corto plazo será una celda de contingenc­ia de residuos, que estaría lista en agosto de 2021. Tendrá un costo de $12 mil millones, que serán costeados directamen­te por medio de transferen­cias de la nación.

A pesar de que el cierre técnico deMarmolej­o comenzó a hacerse realidad desde el 2 de septiembre y se extenderá hasta 2024, las dudas sobre continuar con un modelo de relleno sanitario persisten y los consejos comunitari­os locales reclaman que si fueron los últimos en dejar el modelo de botadero de cielo abierto, a nivel de capitales, lo correcto es que un proyecto a futuro sea más sostenible y viable para el desarrollo social.

La celda de contingenc­ia será el primero de varios proyectos para mejorar las condicione­s sanitarias.

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/ R4S Group A Marmolejo llegan más de 70 toneladas de desechos al día.
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