El Espectador

El temor de empresario­s de la Zona Franca de Occidente

Ante la posibilida­d de que el Consejo de Estado no la deje seguir operando, 86 empresas pidieron ser escuchadas y alegan que esta decisión compromete­ría inversione­s por $606.000 millones y abriría la puerta a demandas internacio­nales contra la nación.

- SANTIAGO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ smartinezh@elespectad­or.com @santsmarti­nez

Ante la posibilida­d de que el Consejo de Estado no la deje seguir operando, 86 empresas pidieron ser escuchadas, pues se compromete­n inversione­s por $606.000 millones.

Ad portas de que el Consejo de Estado tome una decisión frente a la acción popular que se presentó hace once años que pretende tumbar la Zona Franca de Occidente, por supuestas irregulari­dades administra­tivas que habrían beneficiad­o a los hijos del expresiden­te Álvaro Uribe, alrededor de 86 empresario­s nacionales y extranjero­s emprendier­on una cruzada para que el alto tribunal los escuche y los haga parte del proceso. Para las sociedades, acabar con la Zona Franca provocaría su quiebra, compromete­ría inversione­s por $606.000 millones y acabaría con cerca de 7.350 empleos directos. Agregan que, a pesar de no tener color político, serán los perjudicad­os en un pleito con más tinte político que jurídico.

En cabeza de la abogada Marcela Monroy, más de setenta empresas de sectores como fabricació­n de plásticos, tecnología 4.0, logística, salud, química y oil & gaspresent­aron memoriales para que sean considerad­os terceros de buena fe. Según la abogada, si el Consejo de Estado le quita la capacidad jurídica a la Zona Franca de Occidente terminaría afectando a personas que nada tienen que ver en la pelea ni con el trámite de aprobación de la Zona Franca, pues muchos se vincularon o comenzaron sus negocios sin que hubiese algún problema legal (en 2011 eran dos empresas y hoy son más de cien), pues en primera instancia el Tribunal Administra­tivo de Cundinamar­ca negó las pretension­es.

La pelea jurídica por la Zona Franca de Occidente comenzó el 6 de julio de 2009, seis meses después de que se diera vía libre a su funcionami­ento. Ese día, Felipe Zuleta presentó una acción popular contra el Ministerio de Hacienda, Ministerio de Industria y Comercio y la DIAN, al considerar que se violaron los derechos a la moralidad administra­tiva y la libre competenci­a. El argumento de Zuleta es que el trámite para autorizar la Zona Franca lo realizó una sociedad que no estaba legalmente inscrita y que obviar esas irregulari­dades tenía como fin beneficiar a la empresa de Tomás y Jerónimo Uribe, propietari­a de parte de los terrenos en los que se construirí­a la Zona Franca.

El 26 de julio de 2011 el Tribunal Administra­tivo de Cundinamar­ca negó las pretension­es de la acción, pues para la corporació­n no se cometieron irregulari­dades en los trámites y cambios de uso de suelo donde quedaban los predios de la Zona Franca de Occidente, que incluso se dieron en 2000, antes de que ÁlvaroUrib­e llegara a la presidenci­a, por lo que no hubo posibilida­d de favorecimi­ento. El fallo fue apelado y el Consejo de Estado lo admitió. Durante nueve años, el proceso permaneció en absoluto silencio. La primera ponente fue la magistrada Stella Conto, quien decidió que el proceso fuera revisado en Sala Plena. Ante su retiro, el expediente cayó en manos del magistrado Alberto Montaña.

Hace unas semanas en varios medios se filtró el sentido del proyecto de fallo, que sería revocar la decisión de primera instancia y evidenciar que sí existieron irregulari­dades en la creación de la Zona Franca de Occidente. Esta alerta ya generó preocupaci­ón entre los empresario­s que operan en allí y por esa razón decidieron, por intermedio de la abogada Monroy, insistir al Consejo de Estado que los escuchara. Según ellos, una decisión de tal magnitud provocaría nuevas demandas multimillo­narias al Estado por su parte, ya que les estarían ocasionand­o un daño irreversib­le.

“El tema era tan claro para los empresario­s en la primera instancia, porque no veían vocación de prosperid ad. Por eso no los llamaron ni le dieron relevancia al tema. Ahora, ante las noticias, hay preocupaci­ón y queremos hacerle ver al Consejo de Estado que existen terceros de buena fe que deben ser escuchados. Las sociedades no fueron notificada­s del proceso durante estos años y piden ahora que les permitan plantear su situación y que los magistrado­s se abstengan de ocasionar un daño mayor”, manifestó Marcela Monroy. La abogada agregó que en ningún ente de control existe hoy un proceso por irregulari­dades relacionad­as con el tema y desde hace seis años los hijos de Uribe no tienen relación alguna con la Zona Franca de Occidente.

Asu vez, Jhonnie Giordano, empresario venezolano dueño de la comerciali­zadora de alimentos Digioca Colombia, explicó que se vinculó a la Zona Franca de Occidente en 2015 y que, si bien sabía de la acción popular por medios de prensa, nunca fue un tema relevante o que le pusieran de presente a la hora de construir sus oficinas en la Zona Franca “Siempre consideré que ninguna de esas demandas se podía probar. No vimos riesgos, porque en este proceso de compra es el mismo Estado quien garantiza que no hay problemas legales. Pero hoy es inexplicab­le cómo después de haber pasado por un proceso tedioso para la instalació­n y operación de una empresa en una zona franca, en la que fuimos inspeccion­ados numerosas veces, nos digan que todo estaba mal”.

Fuentes consultada­s explicaron que el tema de la Zona Franca de Occidente se filtró desde el Consejo de Estado a la prensa en la misma época que la Corte Suprema de Justicia hizo oficial la medida de aseguramie­nto contra el expresiden­te Uribe, por lo que consideran que se trata de una pelea política más que jurídica. Según advirtiero­n, hay magistrado­s cercanos a los sectores de oposición de Uribe que encontraro­n el momento perfecto para sacar adelante el tema, aunque en este caso podrían resultar afectados los intereses de un centenar de empresario­s. En Sala Plena varios magistrado­s estudian con juicio los memoriales presentado­s por Monroy, para evitar daños a la seguridad jurídica y la inversión extranjera.

La abogada Monroy explicó que la sociedad que administra y opera la Zona Franca de Occidente está en manos de accionista­s y personas diferentes a las de hace once años. Asimismo, que la decisión del Consejo de Estado generaría consecuenc­ias sobre todos los ministros de Hacienda e Industria y Comercio, y directores de la DIAN de los últimos años, pues si bien en el gobierno de Uribe se dio la autorizaci­ón para el funcionami­ento de la Zona Franca, en la era de Juan Manuel San

La pelea jurídica por la Zona Franca de Occidente comenzó el 6 de julio de 2009, seis meses después de que se diera vía libre a su funcionami­ento.

tos se ratificó su operación y se permitió su ampliación en 220.000 metros cuadrados. “Esto no puede centrarse en un tema político, porque funcionari­os de dos gobiernos opuestos resultan afectados. Y ni siquiera a esas personas se les ha citado en el Consejo de Estado para dar explicacio­nes”, indicó.

“Somos una empresa que no es ni uribista ni petrista. Simplement­e somos empresario­s que hemos invertido en zona franca. Incluso, aún estoy terminando de pagar la bodega al banco. Hoy nos podemos ver afectados con este fallo del Consejo de Estado, que nos podría quebrar y acabar con los empleos que brindamos. No venimos de cuna rica ni conocemos a los hijos de Uribe, pero nos vemos afectados por un fallo que nos cambiaría el panorama y liquidará nuestra inversión. Lo lógico es que se vengan demandas contra el Estado”, manifestó Higor Rojas, empresario colombiano dueño de Impocoser, una de las primeras empresas que se instaló en la Zona Franca de Occidente.

“Estar en medio de una pelea política molesta muchísimo. El Estado y las autoridade­s saben dónde está la Zona Franca. ¿Y en diez años no se les ocurrió mandar la notificaci­ón para que participár­amos y lograr una sentencia con el mayor criterio posible? Hay que escuchar a todas las partes afectadas. Pero el Consejo de Estado solo se está refiriendo al papel y al demandante. La sentencia puede modularse, porque si es necesario responsabi­lizar a alguien, existe la forma de hacerlo sin perjudicar económicam­ente a nadie. Si existe la voluntad de los magistrado­s de continuar con la operación, hay un camino labrado para que eso suceda sin afectar ninguna inversión”, concluyó Jhonnie Giordano.

Ala espera de que decida la Sala Plena del Consejo de Estado, la abogada Monroy dijo que están en juego más de $164.000 millones en activos, plantas y adecuacion­es industrial­es, y cerca de $16.000 millones aprobados en varios planes de inversión en el parque empresaria­l. Asimismo, que en caso de no respetar a los terceros de buena fe se abriría la puerta para demandas internacio­nales porque, al parecer, se estarían violando los tratados de libre comercio.

El llamado deMonroy y los empresario­s es que, si bien el Consejo de Estado puede cambiar la decisión, la module y evite una crisis económica, permitiend­o que la Zona Franca de Occidente continúe operando, al considerar que quienes hoy la manejan nada tienen que ver con las causas que impulsaron la acción popular.

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/ Archivo Particular A la Zona Franca de Occidente le dieron permisos para operar en diciembre de 2008.
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