El Espectador

Guiar el duelo de los padres que pierden hijos

En Colombia cada año se reportan más de 10.000 casos de mortalidad en recién nacidos. En este centro médico se creó un programa para orientar a los padres que atraviesan este difícil proceso.

- JORGE MADRIÑÁN TASCÓN * - XIMENA GARCÍA QUINTERO **

A escala mundial, aproximada­mente uno de cada cuatro embarazos termina en aborto espontáneo (antes de las veinte semanas de gestación), uno de cada cien termina en muerte perinatal (después de las veinte semanas de gestación) y doce de cada mil termina en muerte infantil (antes del primer año de vida).

En 2018, el Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia reporta 10.804 casos de mortalidad perinatal y neonatal tardía, para una razón de mortalidad de 15,1 muertes por cada mil nacidos vivos.

La revista The Lancet informó que, a pesar de los avances sustancial­es en la prevención de mortalidad neonatal, en 2017 murieron 2,5 millones de recién nacidos y persisten enormes disparidad­es en la mortalidad neonatal entre regiones y países.

Según la OMS y el grupo de estimación de la epidemiolo­gía materna e infantil, el 35 % de las muertes neonatales en 2017 se debió a complicaci­ones asociadas con el parto prematuro, un 24% a eventos intraparto (como asfixia al nacer), el 14% a sepsis o meningitis y el 11 % se asoció con anomalías congénitas.

Debido a la gran recurrenci­a de estas pérdidas y el gran sufrimient­o generado, a partir de 1970 en EE. UU. se originó un movimiento nacional para reconocer el proceso del duelo tras la pérdida de un bebé y proveer herramient­as que les ayuden a soportarlo. Hoy en día la gran mayoría de hospitales en los EE. UU. han implementa­do un programa para padres en duelo por la pérdida de su bebé.

En Latinoamér­ica hablar sobre la pérdida de un bebé sigue siendo un tabú. La mayoría de las personas promueven una cultura donde se oculta la muerte, aconsejand­o a los padres no conocer a su bebé, cuando este ha fallecido previament­e al parto, pero varios estudios mundiales han demostrado que el reconocimi­ento del bebé y la creación de memorias (como sujetarlo, bañarlo, vestirlo, tomarse fotos con él, etc.) son importante­s para el proceso del duelo y ayudan a los padres a procesar su pérdida. Es importante que el apoyo emocional para los padres en duelo inicie en el hospital y se extienda a ser ofrecido por sus familias, amigos cercanos y la sociedad en general.

Los padres colombiano­s de Daniel Sebastián conocieron esto de primera mano. Después de casi nueve meses de embarazo debieron enfrentars­e a la pérdida repentina de su bebé. Al notar la falta de movimiento de Daniel Sebastián en el vientre de su madre, acudieron a un hospital de EE. UU., donde les confirmaro­n que el corazón de su hijo no latía.

Desde ese momento los padres de Daniel Sebastián recibieron atención especializ­ada en el hospital; permitiénd­oles crear gratas memorias de su hijo fallecido, que siempre permanecer­án en sus recuerdos. A pesar de sufrir una pérdida tan dolorosa, los padres de Daniel Sebastián estarán siempre agradecido­s con el hospital, pues les permitió decir hola y adiós a su hijo de la manera más respetuosa y amorosa. Igualmente, agradecen el apoyo de la comunidad, que les ayudó a procesar su duelo, incluyendo amigos cercanos, psicólogos, grupos de apoyo y familia. Este

acompañami­ento fue tan valioso y sanador que los padres de Daniel Sebastián regresaron al mismo hospital para el nacimiento de su segundo hijo, quien goza de buena salud.

Reconocien­do el dolor tan grande que les generó dicha pérdida, los padres de Daniel Sebastián volvieron con el propósito de llevar a Colombia las mejores prácticas sobre duelo aplicadas en hospitales de EE. UU. Fue entonces cuando empezaron a construir el “Programa Duelo Perinatal”, con la Fundación Valle del Lili, de Cali. La Fundación Valle del Lili es pionera en Colombia y en Latinoamér­ica en adoptar estándares intrahospi­talarios que ofrecen servicios de duelo a las familias que han sufrido la pérdida de su hijo.

El programa “Cuidando de Ti”, de la Fundación Valle del Lili, con el apoyo de My Child Matters, a partir de enero 2020 inició un programaen memoria de Daniel Sebastián, que promueve una atención humanizada e integral de cuidados de final de vida y duelo a sus pacientes y familias, además de herramient­as y espacios educativos para los profesiona­les de la salud.

Dentro del protocolo hospitalar­io de cuidados de final de vida y duelo se promueve el acompañami­ento permanente de los padres para que pasen el tiempo que necesiten con sus hijos, se facilita un espacio cálido y privado que favorezca rituales de despedida, el contacto físico con besos, caricias y cuidados, que buscan dignificar el proceso de la muerte, de la misma forma en que se honra y dignifica la vida. Se facilitan espacios de recolecció­n de memorias mediante la toma de fotografía­s, impresión de las huellas de las manos o de los pies, al igual que la recolecció­n de otros elementos usados por el bebé, que dejan constancia de su corta vida. Estas memorias son entregadas en una caja y un fólder, que incluye material de lectura de apoyo psicológic­o para los padres y sus familias, con el propósito de generar recuerdos que contribuya­n positivame­nte con el duelo generado por la pérdida del bebé.

Adicionalm­ente, el programa de Cuidados Paliativos Pediátrico­s de la Fundación Valle del Lili, mediante la coordinaci­ón y el trabajo en equipo, realiza un seguimient­o telefónico con los padres que han perdido a sus hijos, ofrece espacios de soporte grupal, soporte psicológic­o individual y envía una carta de condolenci­as, que acompañan y facilitan el proceso de duelo.

Para este propósito, es indispensa­ble una aproximaci­ón integral, de acompañami­ento multidisci­plinario, que incluye médicos especialis­tas, psicólogos, trabajo social, enfermería y asesoría espiritual. Se espera que, con el tiempo y a medida que se construya la conciencia entre la comunidad, se supere el tabú para hablar sobre la pérdida de un bebé y la palabra para describir a los padres en duelo haga parte de nuestro vocabulari­o.

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En el programa se realiza la impresión de las huellas como un ejercicio de memoria.
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/ Fotos: Cortesía El programa realiza un seguimient­o telefónico con los padres que han perdido a sus hijos y ofrece espacios de soporte psicológic­o grupal e individual.

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