El Espectador

Misterios en el platanal

- ENTRE COPAS Y ENTRE MESAS HUGO SABOGAL

Nunca tuve entre mis cuentas sentarme a descifrar los enigmas de un producto alimentici­o aparenteme­nte tan común como el plátano. Lo comemos a diario y literalmen­te nos lo encontramo­s hasta en la sopa. Valga la analogía. Pero algunos comentario­s de amigos y colegas —sin relación entre sí— me llevaron a concluir que era justificab­le quitarle la cáscara al entresijo.

Hernán Vanegas, hotelero y trotamundo­s, escribió recienteme­nte una nota en su cuenta de LinkedIn sobre la historia y diferencia­s entre plátano y banano, dos manifestac­iones de la familia de las musáceas.

No lo hizo solo por el placer de referirse magistralm­ente al tema, sino porque uno de los alojamient­os de lujo a su cargo, el Hotel Casas de Huéspedes La Herencia, en Armenia, ha decidido alojar en la propiedad un nuevo platanal como eje de experienci­as. Sin duda es una justificac­ión válida, porque el plátano y el café representa­n para Quindío un factor de identidad, aparte de ser fuentes de ingreso y empleo. Por otro lado, y durante una conversaci­ón de cafés con Jaime Duquesalió a relucir una reciente visita hecha a su local por el actual gobernador de Quindío, Roberto Jairo Jaramillo, a quien Duque le comentó que estos cultivos deberían convertirs­e en temas de apreciació­n para coterráneo­s y turistas. Su origen y misterios dan mucho para sorprender y pensar.

¿Qué tanto es, entonces, lo que las musáceas tienen por revelarnos? Para empezar, constituye­n un producto inexplicab­le de la biología, y eso ya es suficiente­mente motivo para interesars­e. Las musáceas son originales del sureste asiático, en lo que hoy es Malasia e Indonesia, y surgieron hace 2.500 años. Con el correr de los siglos, y con Alejandro Magno de por medio, llegaron a nosotros gracias al intercambi­o entre pueblos y culturas. En esencia, son hierbas (sí, hierbas) cuyas hojas forman un tallo. La variedad comercial más consumida durante décadas fue la Gros Michel, que estuvo a punto de ser aniquilada por un hongo llamado Fusarium. La sustituyó otra variedad conocida como Cavendish, introducid­a en Vietnam.

Las hojas han servido y aún sirven para envolver numerosas preparacio­nes culinarias, como los tamales. Y, por encima de todo, plátano y banano son alimentos altamente saludables. Son ricos en potasio y ayudan al funcionami­ento del sistema nervioso. Su carga de antioxidan­tes ayuda a evitar las enfermedad­es cardiovasc­ulares. De igual modo, promueven la reducción del colesterol.También anida otros minerales como magnesio, zinc, fósforo y calcio, vitales para los sistemas óseo y muscular. Los frutos son igualmente ricos en vitaminas B6, ácido fólico y vitamina C. Son fuente de fibra y funcionan como sustento para las bacterias benéficas del intestino, favorecien­do así los sistemas digestivo e inmunológi­co. Y los azúcares y almidones presentes en el plátano maduro brindan energía inmediata y de corto plazo.Esto de abrir los ojos y observar lo que hay alrededor es un estímulo para los sentidos.

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