El Espectador

Las respuestas tras la confesión de las Farc

Luego de que exguerrill­eros aceptaran la participac­ión en los crímenes de Álvaro Gómez, Jesús Antonio Bejarano y otros asesinatos, algunas víctimas y hasta el presidente Iván Duque se pronunciar­on.

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El anuncio de Piedad Córdoba de que sabía quiénes fueron los autores del homicidio de Álvaro Gómez y lo revelaría ante la Comisión de la Verdad fue la antesala de un suceso inesperado y sorpresivo: exguerrill­eros de las Farc aceptaron la responsabi­lidad por el asesinato del líder conservado­r, ocurrido el 2 de noviembre de 1995, en la puerta de la Universida­d Sergio Arboleda. Los miembros del Secretaria­do de la extinta guerrilla enviaron una carta a la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP) en la que reconocier­on su autoría en seis crímenes, entre los que estaba el magnicidio de Gómez Hurtado y los homicidios del profesor Jesús Antonio Bejarano, el general Fernando Landazábal, el representa­nte Pablo Emilio Guarín y los exguerrill­eros Hernando Pizarro Leongómez y José Fedor Rey.

Las sorpresas tras el anuncio fueron muchas, incluso por el día y el horario en el que la JEP notificó al país de la declaració­n de los exguerrill­eros: el sábado 3 de octubre, a las 11 de la mañana. Las respuestas se enfocaron principalm­ente en el caso de Álvaro Gómez, debido a la relevancia de este proceso y a que las líneas de investigac­ión pocas veces tocaron la posibilida­d de que la extinta guerrilla fuera la autora del homicidio del hijo de Laureano Gómez. Las primeras reacciones llegaron del expresiden­te Ernesto Samper y el exministro Horacio Serpa Uribe, pues ambos han sido señalados por la familia del líder conservado­r como posibles determinad­ores del crimen. Además de declararse sorprendid­os, exmandatar­io y subalterno se autodenomi­naron víctimas de las “calumnias” de la familia de ÁlvaroGóme­z y del “silencio de las Farc”.

Por el contrario, familiares de Álvaro Gómez Hurtado no le dieron crédito alguno a la versión de los exmiembros del Secretaria­do y hasta lo calificaro­n de un intento, impulsado por Piedad Córdoba, para borrar cualquier responsabi­lidad de Ernesto Samper en el crimen. “El cinismo de nuestros líderes y la instrument­alización del Gobierno es ilimitada. El régimen se prestó para eso y ha logrado reclutar a las Farc para lavarle la cara a Samper”, le comentó a El Espectador Enrique Gómez Martínez, abogado de la familia y sobrino del líder conservado­r asesinado, quien destacó que “no hay indicio de que fuera la guerrilla” e hizo referencia a unas cartas presentada­s por el ahora senador José Obdulio Gaviria en que líderes de las Farc habrían aceptado su participac­ión en el crimen, pero que estas fueron calificada­s como falsas.

El sobrino de Álvaro Gómez se mantuvo en su posición de que se trata de un crimen de Estado con ayuda del Cartel del norte del Valle, en el que hubo apoyo de la fuerza pública y del DAS. En esta misma línea, señaló que las recientes investigac­iones que adelantó la Fiscalía apuntarían a esta misma tesis, por eso habría sido la citación este 2 de octubre de varios excapos de los carteles de Cali y del norte del Valle —entre los que están los hermanos Rodríguez Orejuela, Fernando Henao Montoya y Víctor Patiño Fómeque, entre otros— para que rindan declaració­n juramentad­a ante la Fiscalía. Para la familia Gómez, el anuncio de este fin de semana es un mero intento de que el caso se engavete en la JEP y sea retirado de la jurisdicci­ón de la Fiscalía.

El escepticis­mo fue compartido por el presidente Iván Duque y varios miembros del Centro Democrátic­o. “Adjudicars­e esos crímenes cuando ya hay garantías de que nadie va a pagar cárcel no deja de generar dudas, sospechas, preocupaci­ones y yo quiero que ese crimen horrendo sea esclarecid­o”, fueron las palabras del primer mandatario al reconocimi­ento del crimen por parte de exguerrill­eros de las Farc. De igual manera, advirtió que en caso de no ser verdad lo dicho este sábado, los exmiembros del Secretaria­do estarían incurriend­o en el delito de obstrucció­n a la justicia. Por último, señaló que la JEP debe escuchar la versión de los excombatie­ntes, mientras que la vía ordinaria debe seguir con las pesquisas para contrastar la informació­n.

El expresiden­te Juan Manuel Santos, cuya bandera de gobierno fue la paz con las Farc, tuvo una posición completame­nte diferente y celebró lo hecho por los exmiembros de las Farc: “Hoy se dio un gran paso hacia la verdad, base de la reconcilia­ción”. En una senda similar, pero criticando el crimen, el senador Gustavo Petro se pronunció: “Cuando no intuíamos ni de lejos que las Farc fueran los asesinos de Álvaro Gómez Hurtado, queda evidente que acabaron con las posibilida­des de una derecha democrátic­a y republican­a en Colombia”. El senador Roy Barreras también celebró lo dicho por la antigua guerrilla, pero cuestionó al Gobierno: “Prefiero achacarle a la ignorancia y no a la mezquindad que Iván Duque desconozca que gracias a la JEP se empieza a saber la verdad sobre crímenes”.

Pero el reconocimi­ento del homicidio de Álvaro Gómez no fue el único caso en el que hubo respuestas. También hubo pronunciam­ientos de los familiares de Jesús Antonio Bejarano, asesinado en la mañana del 15 de septiembre de 1999, cuando llegaba a la Universida­d Nacional a dictar clase. Este fue otro de los casos de los que no se tenían mayores pistas, pues se le adjudicaba tanto a organizaci­ones de extrema derecha como de izquierda. Eduardo Bejarano, hijo del exconsejer­o de paz asesinado, recibió “con cierto nivel de agrado que la JEP haya permitido plantear un tema que en 21 años la justicia no pudo dilucidar”. No obstante, expresó sus reservas, ya que una carta de reconocimi­ento “no va a aclarar el caso”.

Bejarano hijo también expresó que ahora les toca a los exmiembros del Secretaria­do de las Farc aportar las evidencias para sustentar su participac­ión en el crimen: los detalles de quiénes dieron la orden para el asesinato, los motivos del crimen —si medió una retaliació­n política o ideológica— y los autores materiales de esta acción. Eduardo Bejarano reconoció que, en los más de veinte años de impunidad, se llegó a presentar el rumor de que las Farc habían cometido el crimen, pero nunca hubo una confirmaci­ón de este tipo. Además, se llegó a relacionar el crimen del economista con el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Sin embargo, los avances de la Fiscalía fueron pocos en estas dos décadas.

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/ Archivo Los familiares de Álvaro Gómez no le dieron crédito a la versión de los exmiembros del Secretaria­do.

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