Una campaña presidencial atípica
LA ACTUAL CAMPAÑA POR LA PREsidencia de los Estados Unidos ha sido una de las más llenas de sorpresas en el país del norte. El contagio del COVID-19 del presidente Donald Trump, la primera dama y un número importante de funcionarios de la Casa Blanca, así como senadores republicanos, aumenta el grado de incertidumbre sobre los 30 días que restan hasta las elecciones.
El sábado anterior, desde el hospital militar Walter Reed, el primer mandatario dijo que “EstadosUnidos es el paísmáspoderoso delmundo. Nopuedoencerrarme”. Respondió así a las críticas reiteradas por continuar asistiendo a eventos masivos, bien fueran oficiales o de campaña, cuando lo que corresponde, por el alto cargo que desempeña, es el de cuidarse y cuidar la salud de su entorno. Su agenda no sufrió mayores cambios con la pandemia y, a pesar de que la mayoría de las actividades se llevaron a cabo en espacios abiertos, el uso del tapabocas, del cual el propio Trump se burló en reiteradas ocasiones, fue inexistente. Uno de ellos fue la presentación deAmy Coney Barlett como candidata a suceder a Ruth Baden Ginsburg (RBG), fallecida jueza de la Corta Suprema. Un buen número de los asistentes al evento están contagiados.
La mayor paradoja es que DonaldTrump sea el contagiado, siendo quien lideró el grupo de los negacionistas, al subestimar la importancia y el impacto internacional de la pandemia. Otra paradoja se ha dado con respecto al mencionado reemplazo de la jueza RBG. Cuando hace un par de semanas todo parecía indicar que el principal tema del debate sería el cuestionado desempeño del presidente en el manejo de la pandemia, el fallecimiento de la jueza Ginsburg desvió el rumbo de la campaña hacia el tema de su sucesora.
No es claro qué va a suceder en estas cuatro semanas que restan de campaña. Con respecto al presidente, se espera su pronta recuperación y que respete la cuarentena.
Sin embargo, la duda está en cómo desarrollará sus actos de campaña sin poder desplazarse. Lomásseguro es que continúe, en la medida en que su salud se lo permita, enviando mensajes vía Twitter. También se ha especulado con el envío de su hija Ivanka, a quien Trump ha ungido como su sucesora, para que asista a las manifestaciones en su representación. La otra incertidumbre está en cuándo podrá regresar físicamente a sus actos finales de campaña. Tampoco se sabe si se llevarán a cabo los dos debates presidenciales que están pendientes.
A todo lo anterior se suma el hecho del no reconocimiento expreso del presidente al resultado electoral del 3 de noviembre, a lo que se ha negado hasta ahora Trump. Dentro de lo atípico de esta campaña, en medio de la pandemia que ha generado una crisis económica, con fuertes protestas sociales contra el racismo, como no se veían desde 1968, el fallecimiento de una jueza de la Corte Suprema que fue un ícono de las libertades civiles, y ahora el contagio del presidente, tienen a los electores del país del norte pendientes de lo que vaya a suceder. De momento Míchigan, Wisconsin, Pensilvania, Arizona, Carolina del Norte y Florida serán los Estados donde se decidirá el resultado electoral.
El contagio de COVID-19 de Donald Trump le inyecta aún más incertidumbre a la campaña presidencial de Estados Unidos”.