Los estadounidenses
Los estadounidenses Harvey Alter, Charles Rice, y el británico Michael Houghton contribuyeron a descifrar una enfermedad que afecta a más de 71 millones de personas.
Harvey Alter y Charles Rice, y el británico Michael Houghton recibieron el Nobel de Medicina por ayudar a descifrar la hepatitis C, enfermedad que afecta a más de 71 millones de personas.
En medio de la contingencia sanitaria que ha traído el virus SARS-CoV-2, el Premio Nobel de Medicina fue atribuido, el pasado 5 de octubre, a los estadounidenses Harvey Alter, Charles Rice, y al británico Michael Houghton por el descubrimiento del virus responsable de la hepatitis C. Los tres fueron galardonados por un avance que, según el comité del Nobel, “hizo posibles análisis de sangre y nuevos medicamentos que han salvado millones de vidas”.
La contribución a la lucha contra la hepatitis C, un problema de salud mundial que causa cirrosis y cáncer de hígado, es el primero directamente relacionado con un virus desde 2008, cuando se recompensó a los descubridores franceses del sida, Françoise Berré-Sinoussi y Luc Montagnier, y a un pionero de los virus del papiloma humano, el alemán Harald Zur Hausen. Después de un primer premio, el de Química, a dos virólogos en 1946, este Nobel se suma a los 17 directamente o indirectamente ligados a trabajos sobre los virus.
Cerca de 71 millones de personas en todo el mundo viven con una infección crónica del virus de hepatitis C, un patógeno que se transmite a través de la sangre, generalmente con el uso de agujas y jeringas reutilizadas o compartidas, con transfusiones de sangre infectada o con prácticas sexuales que expongan la sangre.
El virus de la hepatitis C es responsable de decenas de millones de infecciones a largo plazo, muchas de las cuales persisten incluso sin síntomas, por eso muchas personas ignoraron que son portadores. Lo cierto es que una vez esté dentro del cuerpo puede erosionar la función del hígado y luego estallar como una inflamación severa o cáncer. Muchas personas infectadas con la hepatitis C requieren trasplantes de hígado.
¿Por qué ganaron el Premio Nobel?
Los hallazgos hoy reconocidos sobre la hepatitis C iniciaron a finales de la década de 1970, cuando Harvey Alter, médico internista, virólogo e investigador principal del Departamento de Medicina Transfusional del Centro Clínico Warren Grant Magnuson de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), identificó que durante las transfusiones tenía lugar un contagio hepático misterioso que no era ni hepatitis A ni hepatitis B.
Años más tarde, en 1980, se le atribuyó a Michael Houghton y su equipo de colegas, Qui-Lim Choo y George Kuo, el descubrimiento de la secuencia genética del virus, lo que permitió nombrarlo formalmente como hepatitis C. Este trabajo condujo al desarrollo de una prueba de diagnóstico para identificar el virus en la sangre y así poder examinar por primera vez a donantes o pacientes infectados.
Finalmente, la investigación de Charles Rice contribuyó a la compresión del virus al analizar durante años la manera en la que el virus se replicaba. La contribución se dio a través de experimentos genéticos que demostraron cómo el virus podía aislarse en el laboratorio y causar enfermedades en un animal huésped: el chimpancé. Estas investigaciones condujeron al surgimiento de un nuevo tratamiento revolucionario a principios de los años 2010, el sofosbuvir.
Con la llegada del sofosbuvir, de la multinacional Gilead, también se abrió un debate decisivo sobre el acceso a este tratamiento que tuvo un costo inicial de US$1.000. Entonces, el precio en Estados Unidos llegaba a US$84.000 y en Francia estuvo cercano a los US$75.000. La discusión la revivió un breve documento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), publicado a principios de octubre de 2019, en el cual se mostraron los precios de los antivirales genéricos que la Organización tenía a su disposición para curar la hepatitis C, y de los cuales países como Colombia se vieron beneficiados.
Para la academia de medicina, el trabajo de Alter, que hoy tiene 85 años; Houghton, con 71, y Charles Rice, de 68, allanó el camino para poder realizar análisis de sangre altamente precisos y efectivos en la identificación del virus de la hepatitis C. Este tipo de exámenes han reducido las tasas de hepatitis postransfusional a casi cero.