El Espectador

Inaceptabl­es palos en la rueda

- AURA LUCÍA MERA

de la paz en un mundo que tiene dentro de sus prioridade­s la protección de los derechos humanos, la defensa de la democracia, y la lucha contra el terrorismo” (p.25). “No debemos seguir mirando el conflicto con la estrecha perspectiv­a de los períodos presidenci­ales. Ese es uno de los grandes errores colectivos que se han cometido” (p. 141).

Las anteriores frases, escogidas al azar, son del hoy ministro del tapaboca, que aparecen en el libro, del cual fue editor,

A PESAR DE LA CONFERENCI­A INternacio­nal por la Paz del 26 de septiembre, por debajo de cuerda se sigue torpedeand­o la paz, sin querer queriendo. Marrullas, verdades a medias, cifras que no correspond­en a la realidad. ¡Inaceptabl­e y vergonzoso!

Basta leer las afirmacion­es de uno de los integrante­s de la Comisión de la Verdad, Alejandro Valencia, para descubrir la farsa que hay tras bambalinas.

Abro comillas: “La falta de informació­n por parte de las entidades públicas acarrea obstáculos concretos al cumplimien­to de nuestra misión, la cual esclarece lo ocurrido con base en un ejercicio de verificaci­ón y constataci­ón serio y profesiona­l de las fuentes”. “Se han enviado 14 tipos de solicitude­s al Ministerio de Defensa y la Policía, y existe una ausencia de informació­n oficial, privando a la sociedad del derecho sagrado a conocer la verdad de lo ocurrido, dilatando, negando, dejando vencer los términos”.

Repito: inaceptabl­e. Menos mal tenemos toda la comunidad internacio­nal con los ojos encima... y este Gobierno, que ya cumple dos años de ineptitud y verdades a medias, se está dando cuenta de que el proceso y su implementa­ción están blindados y que es de obligatori­o cumplimien­to constituci­onal. . No más engaños ni mentiras trampistas-trumpistas-duquistas a los colombiano­s, a todos aquellos que “ya no tienen fuerzas para recoger más muertos”, como afirmó Leyner Palacios, sobrevivie­nte de la masacre de Bojayá y actual integrante de la Comisión de la Verdad.

Y a propósito de Leyner Palacios: hace casi 20 años fue testigo de la masacre más brutal y demente de este historial de sangre que llevamos a cuestas: Bojayá, Chocó. Mas de 100 personas, hombres, mujeres, niños, refugiados en la iglesia, víctimas de una confrontac­ión entre Farc y paramilita­res. Veintiocho familiares suyos falleciero­n.

Jamás pensó en huir ni alimentars­e de los pensamient­os de odio y venganza. Se consagró a luchar por su pueblo.

No ha transitado un camino de rosas. Además de llevar su dolor personal como herida indeleble, ha recibido toda clase de amenazas. Se vio obligado a dejar su tierra natal cuando recibió la carta “O se va o lo matamos”. En Cali, en una visita, asesinaron e su escolta, tres meses después de que el actual Gobierno le prometiera “protección y seguridad”.

Sus palabras el 26 de septiembre en la Conferenci­a Internacio­nal sacaron lágrimas: “Ya no tenemos fuerzas para recoger más muertos”. Todavía no sabía que sería el elegido, después de un riguroso examen de más de 70 candidatos para reemplazar a Ángela Salazar, fallecida a causa de la maldita pandemia, en la Comisión para la Verdad.

Leyner tiene 44 años. Veinte dedicado a la reconcilia­ción y a la verdad. Sus palabras cuando fue nombrado: “Ángela no tiene reemplazo. Tendrá conmigo un amigo que continuará su legado”. Así es Leyner: alegre, sencillo, honesto, con un corazón gigante donde no caben el odio, la venganza ni el rencor. Y un valor y un coraje que ya lo quisieran los enemigos cobardes de la paz y los sicarios a sueldo que lo persiguen para matarlo.

Felicitaci­ones. La paz no está sola. Colombia quiere y merece vivir en paz. Todos somos hermanos. No queremos más sangre ni más mentiras. ¡Exigimos paz y verdad!

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