El Espectador

Así se congeló la investigac­ión contra Esteban Ramos

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El hijo de Luis Alfredo Ramos, exgobernad­or de Antioquia, iba a ser imputado por la Fiscalía en agosto pasado por el delito de cohecho; sin embargo, varias decisiones del ente investigad­or frenaron la audiencia y el fiscal que adelantaba el proceso fue apartado del caso y trasladado a Nariño.

En agosto pasado, la Fiscalía Genera tenía todo listo para imputarle cargos a Esteban Ramos Maya, hijo del exgobernad­or de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, por el delito de cohecho por dar y ofrecer. Para el 18 de agosto quedó programada esa audiencia virtual ante un juez de Medellín, en la que también estaba previsto imputar cargos al fiscal José Umbarila y a la entonces esposa de Ramos, Alejandra González Chavarriag­a. Sin embargo, entre excusas de un abogado, una llamada desde la cúpula de la Fiscalía en medio de la diligencia y dos documentos del ente investigad­or, el proceso contra de Ramos Maya quedó súbitament­e congelado.

Varias fuentes cercanas al caso le contaron a El Espectador los pormenores de lo que sucedió hace dos meses y de lo que calificaro­n como “particular­es” decisiones que rodearon la decisión de la Fiscalía de frenar lo que un grupo de fiscales adscritos al CTI venían desarrolla­ndo desde hace varios meses. El caso se remonta a la investigac­ión en contra del abogado Leonardo Pinilla, el exabogado de Luis Alfredo Ramos, socio de Luis Gustavo Moreno, hoy vinculados al escándalo del cartel de la toga. Cuando el jurista fue capturado, su celular pasó a manos de los investigad­ores que revisaron uno a uno sus mensajes y correos electrónic­os.

Allí, el CTI encontró una conversaci­ón con el fiscal José Umbarila, quien sí alcanzó a ser imputado el pasado 18 de agosto. En esos mensajes, la Fiscalía evidenció que, para noviembre de 2016, el abogado intercedió para que el hijo del exgobernad­or, Esteban Ramos, le comprara un tiquete al entonces fiscal para que pudiera viajar a Medellín. Ese traslado era clave para la familia Ramos pues lo que el funcionari­o iba a hacer ante los estrados era presentar un preacuerdo por falso testimonio con uno de los principale­s testigos que le contó a la Corte Suprema de Justicia que Luis Alfredo Ramos habría mantenido vínculos con paramilita­res.

En otras palabras, ese preacuerdo iba a demostrar a la justicia que Carlos Areiza, el testigo clave en contra de Ramos, había mentido y no era cierto nada del caso de parapolíti­ca del exgobernad­or. En el afán para que el fiscal Umbarila pudiera llegar, él mismo se comunicó con Pinilla en busca de ayuda pues, por mal clima, su vuelo entre las ciudades estaba cancelado. Según la Fiscalía, Pinilla se comunicó con Esteban Ramos y él utilizó la cuenta bancaria de su esposa para pagar el vuelo del fiscal. Todo quedó evidenciad­o, no solo en los mensajes que intercambi­aron el abogado y el fiscal, sino también en pruebas que logró conseguir la Fiscalía.

Las evidencias eran irrefutabl­es. Por eso, cuando el ente investigad­or todavía estaba bajo el mandato de Fabio Espitia, un grupo de fiscales encabezado­s por Daniel Cardona, intentó hacer una primera imputación a Ramos, su expareja y el fiscal en febrero pasado. Esa audiencia se realizó en los juzgados de Paloquemao en Bogotá, pero no tuvo mayores avances porque los investigad­os le pidieron que el caso no se adelantara en la capital, sino en Medellín, pues los supuestos delitos habrían ocurrido en esa ciudad. Entonces, la solicitud pasó a resolverse en la Corte Suprema que, meses después, declaró que, en efecto, el proceso tenía que adelantars­e en la capital antioqueña.

Con el problema de la jurisdicci­ón resuelto, los fiscales volvieron a pedir una audiencia de imputación de cargos. La pandemia por el COVID-19 demoró el asunto. Pero el programa de reparto logró programar esa diligencia virtual para el pasado 18 de agosto. El fiscal que acudió a esa cita fue Alberto Ortiz, delegado de Cardona. La audiencia arrancó con la primera sorpresa: el abogado de Esteban Ramos presentó una excusa. El juez del caso no tuvo otra opción que aceptarla y pedir a la Fiscalía que reprograma­ra la imputación. Y así fue. Ramos Maya logró esquivar lo que significab­a para él la vinculació­n formal a una investigac­ión penal.

La segunda sorpresa de esa diligencia fue una llamada desde la cúpula de la Fiscalía. El Espectador pudo constatar con tres fuentes distintas que, desde lo más alto del ente investigad­or, se emitió la orden de suspender esa audiencia de imputación. Sin mayores razones para pedirlo, los directivos insistiero­n en que tenían que pararla, pero la respuesta de los funcionari­os a cargo del caso fue que no se podía, pues además de que ya estaba instalada la diligencia, toda su investigac­ión estaba en orden y las pruebas eran suficiente­s para vincular a Ramos, González y Umbarila. Quienes hicieron la llamada quedaron de brazos cruzados.

El fiscal Ortiz logró imputarles cargos a Alejandra González Chavarriag­a y a José Umbarila. Pero el tema no paró ahí. Una semana después de la audiencia, el 24 de agosto de 2020, el fiscal Francisco Barbosa firmó una resolución que, para penalistas consultado­s por este diario, es “bien particular”. La cabeza del ente investigad­or explicó en ese documento que la Constituci­ón y las leyes le confiriero­n a él la posibilida­d de asumir directamen­te investigac­iones y procesos, sin importar sus estados, y también la potestad de asignar y desplazar libremente a sus servidores. Y que la jurisprude­ncia también puso en sus manos la libertad de convocar comités técnicos jurídicos para la revisión de cada caso.

››Según la investigac­ión de la Fiscalía, Ramos le compró un tiquete a un fiscal para que viajara a Medellín a presentar un recurso que podría beneficiar a su padre.

Después de mencionar varios casos en cabeza del fiscal Daniel Cardona, Barbosa señaló en el documento que ese mismo día 24 de agosto, a través de un escrito enviado a su propio despacho, Esteban Ramos y su pareja, solicitaro­n la realizació­n de un comité técnico “toda vez que en su criterio procede el archivo de la actuación y no se dan los requisitos legales para que se formule imputación de cargos en su contra”. La particular­idad de la resolución, apuntaron penalistas consultado­s, es que “es probable que esta sea la primera vez en la historia de la Fiscalía en la que los investigad­os solicitan este tipo de comités y el fiscal ordena a sus subalterno­s a organizarl­a. Es algo fuera de lo normal”.

Barbosa le encomendó la tarea de convocar a la reunión a su mano derecha: el coordinado­r de fiscales ante la Corte Suprema, Gabriel Jaimes Durán. Según la resolución, a ese comité debían asistir el director encargado del CTI, que en ese momento era Daniel Cardona, y sus fiscales de apoyo, así como otros delegados. Todo con un solo fin: que se estudie la situación planteada por los solicitant­es y se garantice los principios de unidad de gestión y jerarquía, sin perjuicio de la independen­cia de los fiscales”. Cuatro días después, el fiscal Jaimes Durán firmó un segundo documento que envió al equipo encargado del expediente de Ramos Maya.

Además de advertir que era él convocó al comité técnico, Jaimes hizo una advertenci­a: “Me permito indicar a usted de manera respetuosa, se abstenga de realizar cualquier actuación de fondo o de impulso en la mencionada noticia (la de Ramos Maya) hasta tanto no se lleve a cabo el citado comité”. Y orden emitida, orden ejecutada. La imputación contra el hijo del exgobernad­or quedó quieta. Sin embargo, el equipo que durante casi un año había estado al frente de la investigac­ión, sí tuvo movimiento­s. El fiscal Cardona fue trasladado, sin mayores razones, a una unidad de la Fiscalía en Nariño. El Espectador pudo confirmar que renunció en los últimos días.

Este diario trató de comunicars­e con el exfunciona­rio, pero él no quiso referirse al caso. Solo explicó que se encuentra en una grave situación familiar y prefería no decir nada más. Fuentes consultada­s para este reportaje llamaron la atención sobre tres puntos claves que dejan este “frenazo” en el expediente contra Ramos Maya. El primero de ellos tiene que ver con la génesis de esta investigac­ión que está directamen­te relacionad­a con un testigo clave en el caso del exgobernad­or. El exparamili­tar Carlos Areiza es un viejo conocido en el mundo de los falsos testimonio­s y en las investigac­iones de la Fiscalía y la Corte por parapolíti­ca.

Su testimonio fue la piedra angular de varios expediente­s, como el de Ramos, que arrancó hace ya más de 10 años en el alto tribunal. Fue él precisamen­te el que acusó al exgobernad­or de haberse reunido con importante­s jefes paramilita­res de la época como Iván Roberto Duque, alias Ernesto Baéz, y Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar. En 2015, la Fiscalía denunció que Areiza y otros exparamili­tares le habían mentido a la justicia cuando relacionar­on a importante­s políticos con grupos al margen de la ley. En ese momento, el ente investigad­or anunció que le imputaría a Areiza el delito de falso testimonio y él aceptó ante las autoridade­s que, en efecto, había mentido.

Agregó en ese momento que el senador Iván Cepeda le había ofrecido dinero a cambio de su testimonio enlodando a políticos, incluido al expresiden­te Álvaro Uribe Vélez. Su confesión llevó a la Fiscalía a proponerle un preacuerdo, el mismo que el fiscal Umbarila quería presentar ante un juez en noviembre de 2016 y que logró hacer gracias al pasaje que, dice la investigac­ión, compró Esteban Ramos

y su esposa. El caso no paró ahí. El enfrentami­ento entre Cepeda y Uribe por falsos testigos, el mismo que llevó al expresiden­te a ser capturado, reveló otra arista de la situación de Areiza frente a sus testimonio­s y que volvió a abrir la puerta a las dudas de su veracidad.

En la decisión que tomó la Corte Suprema en 2018 de archivar una investigac­ión en contra del senador Cepeda por supuesto falso testimonio, y abrir una al expresiden­te por los mismos delitos, el alto tribunal dejó en evidencia que ese preacuerdo de Areiza tenía varios “peros”. Según el propio testigo, él solo confesó ese delito porque un fiscal lo amenazó diciéndole que, si no lo hacía, le podía ir muy mal pues lo investigar­ía por otros delitos y la pena sería mayor. En medio de la presión, Areiza terminó aceptando el delito de falso testimonio. El alto tribunal pidió en 2018 investigar esta situación y el caso cayó en manos del fiscal Daniel Cardona.

Lo que vino para Areiza, después de su confesión y retractaci­ón, fue una seguidilla de amenazas contra su vida y el bienestar de su familia que le impidieron seguir contando la realidad de lo sucedido. En marzo de este año salió de prisión a casa por cárcel, pero dos meses después fue asesinado por sicarios en Bello (Antioquia). Con Cardona por fuera de la Fiscalía, no solo el caso del hijo de Ramos quedó bajo la dirección de Gabriel Jaimes, sino también la investigac­ión que él mismo adelantaba por este episodio con el testigo Areiza. Con un detalle más: Jaimes es el mismo fiscal asignado a la investigac­ión en contra de Álvaro Uribe que ahora adelanta la Fiscalía.

El segundo punto clave que resaltaron fuentes de este diario es el contexto en el que se da el “frenazo” en el caso de Ramos hijo, que coincidió con una situación similar en el expediente de Ramos padre. El pasado 28 de septiembre, la Sala Disciplina­ria del Consejo Superior de la Judicatura -que aún existe a pesar de que una reforma a la justicia la eliminó en 2015-, ordenó que el magistrado Ariel Torres, ponente del proceso contra el exgobernad­or, sea separado del caso por filtración del borrador del fallo en contra de Ramos, divulgado en julio. La decisión, controvers­ial e inédita, congeló el proceso pues, por ahora, Torres no puede seguir en el caso, por lo que ya fue reasignado al despacho del magistrado de la Sala de Juzgamient­o Jorge Caldas..

Al ser reasignado, el nuevo ponente deberá decidir si continúa el caso con el borrador de fallo que presentó Torres -el mismo que fue filtrado-, o si considera necesario elaborar uno nuevo. Decisiones todas que tomarán tiempo. El Espectador consultó al abogado de Ramos, pero no obtuvo respuesta. También preguntó en la Fiscalía si Gabriel Jaimes ya convocó al comité técnico en el caso de Ramos Maya y también preguntó si es normal que los investigad­os soliciten este tipo de reuniones. Sin embargo, al cierre de esta edición no fue posible obtener estas explicacio­nes. Por la preeminenc­ia de la informació­n, sigue abierto el espacio a las respuestas.

››El exfiscal Cardona, quien lideró las investigac­iones, fue apartado del caso y esta semana renunció a su cargo.

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/ Cortesía: revista Semana Esteban Ramos Maya es el hijo menor del exgobernad­or de Antioquia, Luis Alfredo Ramos.
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/ Cortesía Jaimes Durán fue designado por Barbosa coordinado­r de fiscales ante la Corte Suprema, el tercer cargo más importante de la Fiscalía.
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El fiscal General, Francisco Barbosa.
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