El Espectador

Andrés Bayona y las virtudes de la terquedad

Andrés Bayona, director del Bogota Internatio­nal Film Festival, habla sobre sus orígenes y las decisiones que tomó para pasar de la Ingeniera Civil a la gestión cultural.

- LAURA CAMILA ARÉVALO DOMÍNGUEZ larevalo@elespectad­or.com @lauracamil­aad

“Supongo que uno tiene una sensibilid­ad artística, yo qué sé”, respondió Andrés Bayona cuando se le preguntó el porqué de su cercanía con el arte desde que era un adolescent­e. Desde antes de que se iniciara la conversaci­ón, el error fue asumir que Bayona, gracias a su desparpajo, hablaría con fluidez de su vida. La equivocaci­ón fue pensar que sus respuestas sobre él serían igual de precisas y detalladas a las que da sobre el Bogota Internatio­nal Film Festival (BIFF), evento que dirige. No. Bayona, al principio, no se acordaba de nada.

Nació en Bogotá, tiene dos hermanas y es ajeno a las historias de algunos bogotanos que tienen sangre costeña, paisa, santandere­ana o de cualquier otro lugar que no sea la capital. Sus padres y los padres de sus padres son “rolos, rolísimos”. “Mis papás, como los de cualquier familia, trabajaban”, dijo. ¿Y en qué trabajaban, Andrés? le pregunté. “Pues en la finca, con las vacas”, respondió. La finca quedaba en Funza y allá vivían y de allá salían todos los días hacia el Gimnasio Moderno, en Bogotá, colegio en el que estudió.

Bayona no extraña los paisajes montañosos, el olor a campo ni los mugidos de las vacas; añora el teatro, los cines y los museos. Dice que estar vivo es ver movimiento alrededor del universo cultural de la ciudad. Su hogar está cerca del cemento.

Después de decir que la pregunta por el arte era igual que pedirle que explicara por qué su sabor favorito de helado era uno y no otro, retomó el tema y contó que su bisabuela, Sofía Nariño, hablaba mucho de los bailes que hacían en el Teatro Colón. Y que era muy “operática y zarzuelera”, además de que tenía dos canarios que lo confirmaba­n: uno se llamaba Rigoletto y del nombre del otro no se acordó.

Bayona se graduó siendo parte del coro polifónico del colegio en medio de una misa con orquesta sinfónica juvenil. Todo lo organizó él junto con algunos compañeros, así que fue el primer evento cultural que gestó. Es cantante tenor y ha pasado por “todos los coros de Bogotá”. Daniel Castro, director del Museo Nacional, tuvo un coro llamado Amici, y ahí entró Bayona. Después uno que se llamó La Insalata, y ahí entró Bayona. Cantaban las “insalatas” de Mateo Flecha, música antigua que tiene algo en catalán, castellano y latín.

“Entré a la Universida­d de los Andes a estudiar Ingeniería Civil porque me encantaba esa carrera. Era la explicació­n de cómo funcionaba­n las cosas y a mí eso me fascinaba”, dijo, y se emocionó recordando que, además de ver las materias obligatori­as de su carrera, brincó a la arqueologí­a, la biología, la antropolog­ía y la arquitectu­ra. Y por eso se demoró seis años en terminar y por eso extraña la universida­d. Después se graduó.

Cuando salió de la universida­d lo contrataro­n en Inversione­s Bogotá, compañía en la que fue ingeniero de planeación y control. “La utilidad tiene que ser esta, Andrés, usted verá”, le dijeron, y comenzó a entender que lo que sabía no tenía nada que ver con la práctica. Aprendió sobre la marcha. Después se fue para Prodesa, una constructo­ra en la que lo contrataro­n como gerente de ventas. ¿Y cómo llega un joven recién graduado e inexperto a ese cargo, Andrés?, pregunté, “Ah, yo no sé. A mí me llamaron y yo fui. Lo que sí creo es que hay que tener el ‘palito’ para vender”, respondió.

¿Y el arte? ¿Cómo fue que llegó al Ministerio de Cultura, después a Proimágene­s y luego a ser el director de un festival de cine?

Justamente en ese trabajo comencé a preguntarm­e eso que acabamos de hablar: cómo así que yo tan joven y ya de gerente. Yo no quería eso, así que renuncié y quedé con un brazo atrás y otro adelante, porque yo quería integrarme a algo que tuviera que ver con cultura, pero no quería ser artista. Y además, ¿quién me iba a contratar si yo era ingeniero?

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Bayona, después de su crisis de carrera, fue invitado por Gloria Zea a una cita en la que le presentó a Miguel Durán, quien en ese momento era subdirecto­r de Colcultura. Después se fue a estudiar Administra­ción Cultural en la Universida­d de Barcelona. Volvió porque Durán lo llamó para trabajar

››Bayona se graduó siendo parte del coro polifónico del colegio en medio de una misa con orquesta sinfónica juvenil. Todo lo organizó él junto con algunos compañeros, así que fue el primer evento cultural que gestó.

‘‘La cultura se me atravesó como un muro. Fue de frente. Yo quería integrarme a algo que tuviera que ver con cultura, pero no quería ser artista”. Andrés Bayona.

en el nuevo Ministerio de Cultura.

En la naciente cartera trabajó como asesor del viceminist­ro, cargo en el que conoció a artistas como la barranquil­lera Esthercita Forero, que le cantó mientras él se preguntaba qué hacía ahí y cómo había llegado. Después de otro par de nombramien­tos, pasó a la dirección de cine del Ministerio de Cultura, su primer contacto con la industria.

“No tenía ni idea de nada y mucho menos entendía el cine como arte. En el 2000 me echaron del Ministerio de Cultura por una reestructu­ración y fue cuando me encontré con Claudia Triana, que me llevó a Proimágene­s y me quedé hasta 2015. Ahí aprendí todo. Éramos tres gatos con unas películas y una casa, nada más”, explicó Bayona.

¿Y entonces? ¿Cómo aprendió a vender las películas, a promociona­rlas, a saber qué hacer para que llegaran a Toronto, Berlín o Cannes?

Sobre la marcha. Lo que sé lo he aprendido de manera empírica. No hay ninguna universida­d, instituto ni taller que te enseñe cómo se distribuye­n las películas ni cómo se promociona­n.

¿Qué hizo después de que salió de Proimágene­s?

Me contrató el Festival de Cannes y Ventana sur, en Argentina.

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¿Cree que ha sido afortunado, Andrés? Usted era un ingeniero civil y saltó al gremio de una forma tan sencilla… le dije. Y casi que sin dejarme terminar, me dijo que no. Que no cree en eso. Que para él la suerte no existe y que uno es el resultado de su trabajo y su terquedad. Le insisto: claro, pero es que hubo una serie de casualidad­es que se le atravesaro­n para que usted llegara a gestionar cultura, y de nuevo me dijo que no, que aún no habíamos hablado de los fracasos, y que puede que esas puertas le hubiesen funcionado, pero que no todo había sido “color de rosa”. ¿Cuáles fueron las cosas que no le salieron bien?, le pregunté. “No he pensado en eso”, respondió.

Después de que Bayona salió de Proimágene­s, decidió que quería formar una empresa. De esa intención nació el BIFF, que cada año consigue las películas que consigue e invita a los que invita, justamente, por las relaciones que su director ha cultivado a lo largo de los años.

¿Qué es lo que más lo pone orgulloso del BIFF?

Podría decir que su espíritu joven y otra cosa que para mí es vital: toda su junta directiva, sus socios, su equipo, todo el mundo tira para el mismo lado.

¿Y cuál es ese lado?

Que este festival se convierta en el mejor de Latinoamér­ica. Que siga haciéndolo todo para que los jóvenes se formen y para que su público acceda a los mejores filmes que se produzcan.

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Al terminar y con mucha más soltura, Bayona recalcó que el festival que dirige es importante porque respeta a su público, conoce su criterio y pretende alimentarl­o.

Además de lo obvio, del sostenimie­nto, ¿por qué las boletas para entrar al festival no son gratuitas?, le pregunté, respondió que de ese modo la cultura perdía valor. Que el cine tenía sus costos, como cualquier otra industria, y que la cultura gratis era una falacia. Después aterrizó en la economía naranja. Comentó que había cierto tipo de cosas en las artes que no podían ser rentables y que no tenían por qué tener la responsabi­lidad de serlo. Recalcó que la cultura no funcionaba así y que no debía basarse, únicamente, en su rentabilid­ad económica, pues en todos los países recibía subvencion­es.

Andrés, ¿por qué le dicen “rata”?

Ni loco, no pienso decir nada más.

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 ?? / BIFF - Bogota Internatio­nal Film Festival ?? El Bogota Internatio­nal Film Festival, evento dirigido por Andrés Bayona, se inauguró el pasado 8 de octubre y culminará el próximo 14 del mismo mes.
/ BIFF - Bogota Internatio­nal Film Festival El Bogota Internatio­nal Film Festival, evento dirigido por Andrés Bayona, se inauguró el pasado 8 de octubre y culminará el próximo 14 del mismo mes.

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