El Espectador

La corrupción es peor que el COVID-19

- FELIPE ZULETA LLERAS

HAN PASADO SIETE MESES DESDE que supimos del primer caso de COVID-19 en el país. En ese momento pocos entendíamo­s la gravedad de lo que la pandemia sería para la humanidad y, por supuesto, para cada uno de nosotros. No supimos entonces que la vida nos cambiaría para siempre. No solo en nuestros hábitos de higiene, sino en las consecuenc­ias del aislamient­o social y la salud mental. Y tal vez todavía no hemos logrado asimilar que el COVID-19 nos dejará secuelas de toda clase: neurosis, traumas, pérdidas de familiares, enfermedad­es mentales, pobreza y, por supuesto, temores fundados e inimaginab­les, cuyos estragos están todavía por verse.

Precisamen­te, por cuenta del coronaviru­s y las decisiones que ha tomado el presidente en el marco de la emergencia económica y sanitaria, los corruptos han aprovechad­o para llenarse los bolsillos con los recursos de todos los colombiano­s. Millones de ciudadanos en pobreza extrema no han recibido las ayudas del Estado, sencillame­nte porque se las están robando. De lejos la corrupción es mucho más grave que el COVID-19.

La Contralorí­a, la Procuradur­ía y la Fiscalía han tratado de evitar que esa plata se pierda y han logrado importante­s resultados. Sin embargo, los corruptos van más rápido que las autoridade­s. La Fiscalía tiene ya a muchos gobernador­es y alcaldes presos e imputados. Igualmente, la Contralorí­a, gracias a las herramient­as modernas que tiene (como la de ver la contrataci­ón en tiempo real), ha logrado evitar que se roben miles de millones de pesos.

Hay que destacar que el propio contralor general, Carlos Felipe Córdoba, discreta pero eficientem­ente, ha estado al frente de las investigac­iones. A la fecha la Contralorí­a ha logrado detectar e investigar sobrecosto­s por $300.000 millones en contratos de alimentaci­ón; en créditos de Finagro, 200.000 millones; en sobrecosto­s de equipos médicos y material de biosegurid­ad, $500.000 millones, y ha enviado alertas por más de $6 billones. Ha logrado además que se renegocien contratos por $1,2 billones en seis meses, cuando antes se demoraban de tres a cuatro años para recuperar el 0,04 %. Estos datos en cualquier país del mundo serían un escándalo; infortunad­amente los colombiano­s ya no nos impresiona­mos con eso. ¡Qué tristeza: nos acostumbra­mos a la maldita corrupción!

El fiscal general, Francisco Barbosa, y el contralor general, Carlos Felipe Córdoba, han hecho una muy importante labor para frenar a los corruptos. Otro tanto ha logrado el procurador general, Carrillo.

A pesar de los resultados, lo cierto es que los pícaros van más rápido que los organismos de control. A estos criminales no los disuaden las altas penas que consagra nuestra legislació­n penal para los corruptos. Un ejemplo de eso es que Samuel Moreno, exalcalde de Bogotá, tiene condenas por más de 90 años. Y eso no evita que los corruptos sigan llenándose los bolsillos a costa de millones de colombiano­s. ¡Maldita pandemia la de la corrupción!

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia