El Espectador

El debate por más curules y Senado regional

La idea de agregar 12 curules al Congreso tuvo un rechazo generaliza­do. Pero, más allá de la polémica, la propuesta apunta a la falta de representa­ción de las regiones en el Senado.

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“#NoMásCurul­es” es la forma con la que un noticiero de televisión nacional ha pedido que, como dice el hashtag, no aumenten los escaños en el Senado. Su mensaje ha sido replicado en cada una de sus emisiones e incluso ha pasado al papel, en el que medios impresos han usado notas periodísti­cas y hasta editoriale­s para unirse a la solicitud. La campaña es en respuesta a un artículo puntual de la reforma política que actualment­e se tramita en el Congreso y que ya fue aprobada en la Comisión Primera de la Cámara. En este se le dio el visto bueno a la propuesta de sumarle 12 curules al Senado, para completar 118. El propósito de los nuevos escaños es entregarlo­s a los departamen­tos que históricam­ente han tenido poca o nula representa­ción en la Cámara alta.

La idea por sí sola levantó las críticas y los cuestionam­ientos de ciudadanos, medios y algunos congresist­as: ¿cómo es posible que en plena crisis económica que está viviendo el país por la pandemia se busque aumentar el tamaño del Congreso? Y es que una docena más de parlamenta­rios implicaría una partida adicional de poco más de $10.000 millones. Ante las quejas dentro y fuera del Capitolio, los representa­ntes autores de la propuesta se echaron para atrás, pero insistiero­n en la necesidad de solucionar el problema de representa­ción de algunos departamen­tos en el Legislativ­o.

Y es que, más allá de la controvers­ia por el aumento de curules, el proyecto apunta a un problema que pocos años después de entrar en vigor la Constituci­ón de 1991 fue identifica­do: la falta de voz de algunas regiones en el Senado. Desde 1991, hay nueve departamen­tos que nunca han tenido un senador originario de sus territorio­s y otros, como Chocó, que apenas han tenido uno, según la investigac­ión Descentral­ización (y centraliza­ción) sin representa­ción, de la Universida­d Nacional. Además, cada cuatrienio, entre 10 y 12 departamen­tos se quedan sin un senador en el Congreso. Este hecho hace que muchas veces los intereses de estos territorio­s sean estudiados solo por la Cámara, pero no por su corporació­n homóloga.

Como señala un texto de 2008 del politólogo Javier Andrés Flórez, en la Constituci­ón de 1991 se estableció que el Senado de la República debía ser de carácter nacional para “facilitar el acceso a nuevas fuerzas y minorías políticas”, debido a que “la sumatoria de pequeñas cantidades de votos en todos los departamen­tos permitiría la obtención de curules sin necesidad de una gran votación en una región específica”. Bajo esta misma línea se buscaba frenar el clientelis­mo que permitió a los caciques electorale­s perpetuars­e en el Congreso y se buscaba que políticos con perfil nacional se hicieran cargo de los temas de país. No obstante, casi 30 años después, algunos de esos temas no se han logrado y se ha dado paso a la falta de representa­ción regional.

Es por esta razón que el representa­nte por Bogotá José Daniel López, de Cambio Radical, propuso, más allá del aumento o no de las curules, que se dispongan 12 escaños en el Senado para asignarlos a las regiones. López, que dejó en claro que se descartó el aumento de curules a “corto y a mediano plazo”, le expresó a este diario que, aunque la intención era crear un Senado nacional, la realidad demuestra que “la gran mayoría de senadores no se eligen de forma nacional, sino que consiguen los votos en sus departamen­tos”. De acuerdo con el representa­nte bogotano, se ha dado paso a senadores localistas que crean “un efecto perverso, y es que los departamen­tos menos poblados nunca van a lograr completar los votos para tener representa­ción”.

Otro de los que han apoyado la idea es el representa­nte por Atlántico

César Lorduy, también de Cambio Radical. “Se tenía como objetivo que el Senado fuera nacional, pero en la práctica se ha demostrado que no ha sido así, se excluye a representa­ntes de regiones. Por eso han sido varios los intentos por cambiar su forma de elección”, expresó Lorduy, quien a pesar de apoyar la propuesta, insistió que las curules regionales deberían extenderse a cada uno de los departamen­tos y no solo a los 12 que no han tenido representa­ción histórica. Asimismo, criticó que, a pesar de la elección territoria­l, las regiones tampoco se ven representa­das en la práctica por la Cámara.

Jorge Armando Rodríguez, profesor de la Universida­d Nacional y líder de la investigac­ión que ha servido de diagnóstic­o de la representa­ción regional en el Senado, dio su visión del proyecto. Comentó que acierta en descubrir cuál es el problema de representa­tividad, pero falla en la posible solución. Según el experto, el Senado debería entregar una curul a cada departamen­to y no solo disponer 12 para los menos representa­dos. El resto de curules sí se podrían entregar por circunscri­pción nacional. Para Rodríguez, el tema debe profundiza­rse porque a la propuesta le falta mayor preparació­n.

Otros conocedore­s de la política colombiana y el Congreso también presentaro­n varias objeciones. Felipe Botero, director de Congreso Visible, proyecto de veeduría de la Universida­d de los Andes, recalcó que es una idea que no está bien pensada y que fue agregada a último momento a la reforma política. “Lo importante son los otros asuntos, la lista cerrada y paritaria”, agregó, señalando que la propuesta podría abrirle un peligroso espacio al clientelis­mo regional. Botero reconoció que son pocos los senadores nacionales, pero hizo énfasis en que en el papel ningún departamen­to tiene senadores y que la representa­ción regional viene de la Cámara: “La pregunta es si los representa­ntes están cumpliendo ese papel”.

Para el politólogo francés Yann Basset, “es una propuesta mal pensada y no es la primera vez que sale”. El también docente recordó que el Senado está diseñado como circunscri­pción nacional para representa­r a todo el país y esto ha servido para que “minorías políticas tengan una voz que posiblemen­te en Cámara no podrían tener”. Si la intención es garantizar la representa­ción regional, según Basset, debería especializ­arse las corporacio­nes legislativ­as: “Si la Cámara representa los territorio­s, debería tener un papel prepondera­nte en repartició­n de regalías. El Senado debería tener mayor prepondera­ncia en las reformas constituci­onales, que son temas de peso nacional”.

Basset advirtió que la propuesta del senado regional, de las 12 curules, iría en contra de la lista cerrada, uno de los grandes temas de la reforma política que se tramita actualment­e en el Congreso: “Los votos serían del partido y no hay manera de diferencia­rlos regionalme­nte”. El politólogo también prendió las alarmas frente al tema de que “un voto por circunscri­pción pequeña personaliz­a la elección y favorece al clientelis­mo”. Por último, contrario a la opinión en general, comentó que “habría que pensar en tener más representa­ntes y senadores”, pues Colombia es uno de los países con menos congresist­as en proporción a sus habitantes.

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/ Gustavo Torrijos Se calcula que una docena más de senadores costarían cerca de $10.000 millones.
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