El Espectador

Los corruptos al frente de la selección

- DANIEL PACHECO

CON CUATRO PUNTOS QUEDÓ SAciada la indignació­n nacional frente a la corrupción rampante del mayor exponente nacional e internacio­nal de nuestros colores: la selección. Los dirigentes corruptos de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) están atornillad­os.

No hay en Colombia un ejemplo más claro de tolerancia y falta de sanción social a la corrupción. La semana pasada la FCF pagó $16.000 millones de multa como sanción por la cartelizac­ión para revender boletas. Plata de las ligas hoy quebradas, de los jugadores mal pagados y de los aficionado­s con fútbol mediocre, para tapar las infraccion­es de Ramón Jesurún y Álvaro González, que siguen al frente de la FCF.

Lo que los dirigentes de la FCF hicieron, y que solo la Superinten­dencia de Industria y Comercio (SIC) se ha atrevido a sancionar, es grotesco. Bedoya, Jesurún y González se lucraron personalme­nte de un bien público, como es la afición de los colombiano­s a su selección, para revender boletas a miles de hinchas por precios que superaron en 350 % el valor original. ¿Quién más sino un hincha muy aficionado paga una boleta de occidental en el Metropolit­ano de $320.000 a $1’120.000? Esto está comprobado en dos instancias por fallos de la SIC.

Afortunada­mente, además de corruptos los dirigentes de la FCF son brutos. En el 2015, cuando se rumoraba que EE. UU. estaba investigan­do el Fifagate, los dirigentes de la FCF decidieron abrir una “invitación a cotizar”, para blindarse de “mayor transparen­cia”, según la SIC, al escoger a la empresa que vendería las boletas de la eliminator­ia. A esta invitación acudieron seis empresas; sin embargo, luego de un proceso lleno de violacione­s a la libre competenci­a, que es lo que sanciona la SIC, ganó la desconocid­a y sin experienci­a Ticket Shop.

Fue tal la torpeza de los directivos de la FCF que, por ejemplo, en la oferta con la que Ticket Shop ganó el valor en letras no coincidía con el valor en números. A cambio de entregar la licitación a Ticket Shop, Bedoya, González y Jesurún habrían recibido $1.000 millones cada uno como pago de un soborno, según declaró Jorge Perdomo, por esa época directivo de la FCF, a la Fiscalía. Además, según la SIC, los directivos de la FCF también participar­on “activament­e en el desvío masivo de boletas para fines de reventa”. La única razón por la cual no se les puede decir delincuent­es a los corruptos de Jesurún y González es porque la Fiscalía ha sido inoperante en la investigac­ión penal.

Quizás eso tenga que ver con que la fiscal que investigab­a el caso de reventa de boletas recibió pases especiales de la FCF para ir a un partido de la selección en el Mundial de Rusia. Lo más grave de que el nuevo minjustici­a, Wilson Ruiz, haya estado en el partido de la selección no es solo haber sido un privilegia­do en medio de la pandemia, sino haber recibido boletas de sus dirigentes, sancionado­s revendedor­es de boletas.

Hay más en lo de Ruiz que ayuda a entender por qué estos corruptos están atornillad­os. El hoy Minjustici­a fue antes magistrado del Consejo Superior de la Judicatura y, como muchos magistrado­s, ha sido invitado a participar de los comités disciplina­rios de la FCF y la Dimayor. Por ahí han pasado Jorge Iván Palacios, Camilo Tarquino, José Roberto Herrera y Margarita Cabello.

Poder en las altas Cortes, que en el caso de Jesurún, íntimo amigo de la hoy procurador­a electa, se complement­a con una alianza de vieja data con la casa Char. ¿Se necesita que pierda la selección para que la Fiscalía y el Ministerio del Deporte hagan algo? @danielpach­eco

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