El Espectador

Japón: estética y ambigüedad

- A MANO ALZADA FERNANDO BARBOSA

CON LA RENUNCIA DE ABE SHINZO Y el nombramien­to de Suga Yoshihide como nuevo primer ministro de Japón, se renueva la búsqueda de señales para tratar de entender los posibles cambios en el manejo del Estado. Una comparació­n entre los discursos que Kawabata Yasunari y Ôe Kenzaburo pronunciar­on al recibir el Nobel de Literatura en 1968 y 1994, respectiva­mente, quizás pueda ser de utilidad.

El titulo del texto que leyó Kawabata en Estocolmo fue “Japón, su belleza y yo”. Fue una alabanza a la estética de la naturaleza como fuente de la literatura japonesa, de su poesía y del carácter de su pueblo. En forma retrospect­iva, nos lleva por los poetas zen del Medioevo hasta llegar a los clásicos del período Heian como el Ise Monogatari y el Genji Monogatari, obra cumbre de la literatura japonesa escrita por Lady Murasaki hace diez siglos.

La bandera de Abe en su primer y truncado gobierno (2006-2007) estuvo inspirada en su libro Hacia un bello país, en el que coincide con la inspiració­n de Kawabata, pero va más allá. En efecto, Abe no parece nutrirse directamen­te de lo clásico sino de quienes rescataron los clásicos. Me refiero especialme­nte a Norinaga Motoori (1730-1801) quien, más allá de revaluar obras como el Kojiki (712) y el Genji Monogatari, no se contentó con su rescate literario, sino que las proyectó como el fundamento del nacionalis­mo que ha sobrevivid­o hasta nuestros días. Fue así como literalizó o estetizó la política de una forma muy peculiar en la que se rechazó el confuciani­smo y con ello lo lógico y racional, para afirmarse en las emociones, en el corazón. La pureza de Japón se entendió como el fundamento para declarar su superiorid­ad frente a los demás y, particular­mente, frente a China.

Si bien esa politizaci­ón de la estética siempre ha estado presente, la sociedad de la posguerra ha optado por rumbos más moderados. Y en este punto, el discurso de Ôe en Estocolmo puede servir para ilustrar. El título que escogió el autor fue “Japón,

su ambigüedad y yo”. Los dos ideogramas con que se escribe Aimai-na significan “oscuro”. Y, en otras palabras, oculto, indetermin­ado, vago. Que representa­n bien las formas de comunicaci­ón en una cultura que permanente­mente evita el conflicto.

Suga pertenece a esta última clase, como lo ha demostrado al conformar su gabinete con todas las fracciones de su partido y con la manera como ha encauzado las relaciones exteriores. Sus primeras conversaci­ones telefónica­s con Washington, Beijing y Seúl fueron gestos amigables, pero los mensajes iban por otro lado: pausa con Estados Unidos hasta después de las elecciones; buenos deseos con China y Corea, pero nombra como ministros a Kishi, para la defensa, reconocido amigo de Taiwán, y a Tarô Kôno, para la reforma administra­tiva, en cuyas manos se deteriorar­on hondamente las relaciones con Seúl. Y a esto se le suma el haber escogido como destinos de su primer viaje internacio­nal a Vietnam e Indonesia. Queda así allanado el camino al pragmatism­o, amparado bajo la ambigüedad, que parece una buena alternativ­a al debilitami­ento regional de Washington.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia