No es el coronavirus, sino nuestra conducta
Sobre el contagio del COVID-19 y la posibilidad de su expansión en una segunda ola que llegará a Colombia dentro de dos meses, los médicos Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano, y Carlos Eduardo Pérez Díaz, director de las Unidades de
las universidades. En otras palabras, hay que impulsar, a través de la ciencia, herramientas propias para enfrentar casos como la pandemia para no depender de las que se desarrollan en el exterior.
El coronavirus parece tener velocidades propias dependiendo del sitio geográfico en que se encuentre. ¿Por qué se expandió primero en China, después en Europa y luego en América?
El virus se originó en China y la migración humana la llevó primero a Europa que a América, pero pudo haber sido distinto. Como todos los seres humanos somos susceptibles en cualquier parte del mundo, también cualquier persona puede tener y transportar el virus. La secuencia de afectación en los países, además, ha sido influida por las migraciones poblacionales. Las enfermedades infecciosas no tienen fronteras y dependen del comportamiento humano más que de las características biológicas del agente infeccioso.
En China se reportó un rebrote o una segunda ola de contagio. Lo mismo está sucediendo en Europa. ¿Estas oscilaciones son inevitables y Colombia padecerá una segunda ola?
Hoy vemos en Europa lo que puede suceder en nuestro país dentro de un par de meses. Es como si viéramos el futuro. En Europa el comportamiento social en el verano, la apertura de bares, las medidas de reactivación económica y las aglomeraciones son las responsables de la crítica situación actual. En países de esta región, incluida Colombia, las responsables del incremento de casos son la situación económica y la asimetría social, porque para la gente pobre morir por coronavirus es una probabilidad, pero morir de hambre es una certeza. Dependerá de nosotros que en las próximas festividades de fin de año seamos capaces de regular nuestra conducta, evitar las aglomeraciones y permanecer alejados físicamente. Así evitaremos los confinamientos totales. Seguramente volveremos a la normalidad que conocimos antes, pero no será pronto.