El Espectador

“Sin el recurso humano, nada sirve en el sistema”

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¿Cuánto han aprendido ustedes y cuán diferentes son hoy, después de que les hubiera tocado combatir una pandemia por primera vez en su vida?

Nadie tenía idea de cómo tratarla y, mucho menos, de cómo enfrentarl­a. Por eso se empezó aplicando las medidas clásicas de control de una pandemia como el aislamient­o y la cuarentena. Hablar de falta de preparació­n es inútil, porque es un hecho que se sale de todos los parámetros. Se demostró, sí, que ante un enemigo desconocid­o la comunidad se ha unido y nuestros médicos y personal de salud han enfrentado al reto de una manera comprometi­da.

El Colegio Médico Colombiano hizo varias advertenci­as al inicio de las cuarentena­s en el país sobre la falta de personal calificado, de centros médicos, de camas UCI, etc. ¿Cómo evalúa, después de 10 meses, el desempeño del país en esta emergencia?

Si no se recurría a la cuarentena total y obligatori­a, las proyeccion­es preveían un futuro apocalípti­co. Al Gobierno Nacional, como a los locales, hay que reconocerl­es que se movilizaro­n para la consecució­n de equipos y que lograron un aumento significat­ivo en la cantidad de camas en las UCI. Lo más importante para que esas nuevas camas funcionara­n, no obstante, era contar con el personal de salud y los conocimien­tos necesarios para atenderlas. Quedó plenamente demostrado el compromiso para afrontar la pandemia y para trabajar más allá de los límites a pesar, sobre todo al principio, de no contar con los elementos de biosegurid­ad necesarios, algo que advertimos reiteradam­ente, pero que en muchos lugares no se atendió.

¿Quiénes, en el sistema, no cumplieron exponiendo la vida de médicos y asistentes?

Los empleadore­s del sistema se negaron o se demoraron en entregar la dotación indispensa­ble de biosegurid­ad para proteger al personal clínico y hospitalar­io, alegando insuficien­cias financiera­s. Eso sí ha sido absurdo en esta emergencia: que se prefiriera arriesgar la vida de los trabajador­es por ahorrar en la dotación de los implemento­s. En cambio, el comportami­ento

Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano.

del recurso humano, es decir, de auxiliares, camilleros, técnicos y médicos ha sido ejemplar.

Para comprender bien: ¿el sistema de salud o los gobiernos trataron de “ahorrar” en elementos de biosegurid­ad para el personal de salud sabiendo que esa decisión podía implicar la muerte de algunos de ustedes?

Los gobiernos buscaron y consiguier­on en el mercado internacio­nal los elementos que se requerían. Pero los empleadore­s, es decir, las EPS y las IPS, sostenían que no habían recibido los recursos oficiales que les debían y que por eso no tenían cómo adquirir las dotaciones de biosegurid­ad. El Gobierno central decidió, entonces, tomar parte de los recursos de las ARL para comprarlos directamen­te, pero no hay que olvidar que el responsabl­e directo de la dotación es el que contrata a los trabajador­es de la salud. Se llegó al punto de que, en muchas institucio­nes, los gerentes les ofrecían a los médicos, en venta, los elementos necesarios o se los daban de una calidad menor a la que se requería.

Ustedes también advirtiero­n que no había en Colombia un número suficiente de infectólog­os e intensivis­tas para atender a los pacientes de coronaviru­s. ¿Cómo solucionar­on la escasez de personal?

La cantidad de infectólog­os e intensivis­tas era adecuada para los requerimie­ntos de nuestro país antes de empezar la pandemia, según los datos de que disponíamo­s, pero era otro el número que se necesitaba para afrontar la pandemia. Sobre todo en el caso de los intensivis­tas por las competenci­as que ellos manejan para atender a los pacientes en las UCI. La Sociedad de Infectolog­ía prestó su asesoría y los intensivis­tas se doblaron en sus horarios de trabajo y crearon programas de entrenamie­nto a otros médicos para que los apoyaran.

En los primeros meses, la mayoría de asociacion­es médicas eran partidaria­s de unas medidas totales de cuarentena y de aislamient­o social estricto. Hoy, según ustedes, ¿esas medidas siguen siendo necesarias?

Como dije, ante una pandemia como la que estamos enfrentand­o, sin que aún se tengan los conocimien­tos suficiente­s para vencerla, la cuarentena es el mecanismo universal para evitar su propagació­n. Pero estas restriccio­nes traen consecuenc­ias económicas, laborales y, una muy importante y a la que poco se le ha puesto atención, en salud mental. Ante los nuevos picos que se avecinan, siempre queda la posibilida­d de volver a restriccio­nes más severas que las actuales. Pero lo que es indispensa­bl, es el compromiso de la ciudadanía en su autocuidad­o, que es más importante que cualquier otro mecanismo externo.

Como es obvio en las crisis, también se visibiliza­ron otros problemas del personal de salud: las injusticia­s laborales, la falta de contratos estables, los pagos a destajo, etc. ¿Cuáles de esos problemas se solucionar­on y cuáles no?

Desde hace mucho tiempo hemos venido denunciand­o la problemáti­ca laboral del sector salud, y esta pandemia le dio visibilida­d ante toda la sociedad. Las maneras irregulare­s de contrataci­ón, la carencia de trabajos laborales permanente­s, la denominada “tercerizac­ión”, las demoras y los rezagos en los pagos, todo lo anterior viola lo estipulado en la Ley Estatutari­a de la Salud que protege el trabajo digno en el sector. Lamentable­mente, en este aspecto sí no hay ningún cambio. Persisten todos los problemas y le pongo ejemplos: el caso de un médico en Chocó que murió de COVID-19 cuando le debían cinco meses de salario, o el del Hospital de Valledupar, que tiene deudas salariales con sus empleados de más de un año. Esto no es lógico cuando el personal de salud ha demostrado con creces su compromiso con su trabajo, incluso a expensas de su propia vida.

Entonces, ¿el mercado laboral del personal de salud empeoró o está igual que antes de la pandemia?

Lamentable­mente ha seguido igual, y no exagero si digo que puede ser peor, porque hay casos de disminució­n de salarios, suspensión de contratos laborales y, en algunas partes, todavía no proveen a los trabajador­es de los elementos de biosegurid­ad. Y si reclaman, los sancionan o despiden. Esta pandemia demostró que en el sistema de salud -pese a que se creía que se basaba es en las institucio­nes parte, tanto las gubernamen­tales como las de prestación de servicios-, aunque existan todos los ladrillos y equipos que deseen, sin el recurso humano que los maneje, nada sirve.

Se han hecho varias ceremonias para rendir homenaje a quienes, entre ustedes, han fallecido en esta batalla. En sus estadístic­as, ¿cuántos profesiona­les de la salud han muerto contagiado­s de COVID19 en el país?

Cuando les rendimos homenaje, nos basamos en los datos suministra­dos por el Instituto Nacional de Salud. En ese momento habían fallecido 69 miembros del recurso humano en salud. Esa cifra aumenta día a día. Pero nos encontramo­s con otras cifras que se mencionan en el sector, según las cuales hay 160 fallecidos. Los homenajes que se han visto constituye­n un gesto mínimo del agradecimi­ento que la comunidad médica les debe a sus compañeros que perdieron la vida por enfrentar la pandemia y defender la de los pacientes.

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/ Jose Vargas
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