Una ficción amenazante
SE CUMPLEN 20 AÑOS DEL TRIUNfo de George W. Bush luego de cinco semanas de combate legal en Estados Unidos. Los apremios del tiempo dieron la victoria al candidato republicano. La campana de la Corte Suprema de Justicia eligió a Bush al impedir el conteo de votos manual en Florida por cuestiones de plazos constitucionales. Un minuto más en el round final habría podido entregar la victoria a Al Gore. Pero el derrotado atendió la campana con aplomo y se dirigió a su esquina con un discurso para apaciguar los ánimos: “El partidismo debe dar paso al patriotismo”.
Pero corren tiempos donde el patriotismo ha dado paso al fanatismo. De nuevo las papeletas dejan dudas en Florida y ahora se suma Pensilvania. Los votos se cuentan en los puestos electorales mientras las oficinas públicas se blindan con vallas y maderas como si el país se preparara para un huracán. Algunas oficinas del servicio postal han sido incendiadas por milicias y el presidente Trump repite las denuncias que hizo durante la campaña: “Las papeletas por correo son un desastre. Se enviaron millones de boletas por todo el país. Hay fraude. Las encontraron en arroyos. Encontraron algunas con el nombre de Trump en papeleras. Las están enviando por todos lados…”. El presidente se anticipó a proclamar su triunfo a falta del recuento de muchos de los votos emitidos por correo. Las principales redes sociales han vetado esos anuncios oficiales de victoria. “Fake triumph” es la etiqueta que ha comenzado a circular por redes y calles.
Los brotes de violencia ya dejan más 30 muertos en distintos estados. Las cerca de 200 milicias que hay en el país, según cuentas a ojo del águila del FBI, han comenzado con actuaciones menores que han terminado en enfrentamientos ciudadanos y frente a la policía. Los amotinados de este noviembre de 2020 se han tomado los parqueaderos de grandes supermercados y sus camionetas impiden la llegada de los policías.
En la madrugada Biden había llamado a la calma desde la sede demócrata en Pensilvania. El presidente Trump le ha respondido en el tono acostumbrado de burla y contrataque: “Es hora de que el exvicepresidente vaya a dormir”. En Míchigan la gobernadora se ha tenido que poner al resguardo en un sitio secreto bajo la custodia del ejército federal. Las recientes amenazas de secuestro han arreciado por mensajes en redes y carteles en las calles, y los patrullajes armados de milicias que dicen defender la Constitución y el orden han hecho que la gente retire banderas y afiches partidistas de sus casas. En muchas ciudades el voto ha pasado de ser secreto a escondido y arriesgado.
Pero la mayor emergencia se presenta en los estados fronterizos con México. Los miembros de las milicias armadas, ondeando banderas estatales y algunos con tapabocas con el rostro de Trump, han detenido a miles de migrantes, actuando como policía de frontera con métodos algo menos ortodoxos. En otros estados, asociaciones de comerciantes y agricultores dicen que dejarán de tributar al gobierno federal y han propuesto dirigir los recursos a las arcas de los estados donde dominan los republicanos. Al menos tres gobernadores dicen que mirarán posibilidades legales para implementar esa iniciativa ciudadana.
Las cortes podrían decidir de nuevo la elección en Estados Unidos, pero esta vez con la presión de las armas y el humo de los incendios como telón de fondo.