El populismo de los referendos
AMENUDO, LOS REFERENDOS SE han convertido en el equivalente político a lanzar fuegos artificiales: llaman la atención nacional al punto de secuestrarla, pero no dejan de ser un espectáculo que está distrayendo de otros asuntos. En el caso de Colombia, esos temas que van a pasar de agache por culpa de las iniciativas populares impulsadas desde el uribismo y el nuevo movimiento de Roy Barreras son, precisamente, los más esenciales para el destino del país. Interesados en cálculos electorales, los promotores de los referendos, curtidos en la política, están cometiendo un acto irresponsable y egoísta, incentivando la división nacional y creando un espejismo.
Esta semana, el expresidente y líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, presentó su borrador de referendo. Ya sabíamos qué esperar. En síntesis, el exmandatario busca desmantelar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y reformar la justicia. Para endulzar la propuesta también incluye medidas que mueven pasiones, como reducir el tamaño del Congreso y los sueldos de los parlamentarios. Finalmente, la iniciativa tiene medidas sobre gratuidad en educación según el ingreso y establecer nuevas ayudas a poblaciones vulnerables.
¿Por qué, en control de la Presidencia, con una fuerte bancada en el Senado, no les da trámite a esas ideas por la vía normal? Por dos razones: la primera es que el Centro Democrático no ha logrado conseguir apoyo en su intención de torpedear la justicia transicional, y la segunda es que un referendo es una excelente herramienta para movilizar a las personas para que voten en 2022. Pero ahí, precisamente, está el problema. No se trata de propuestas altruistas y necesarias, sino de un intento por llamar la atención, enlodar el debate público, definir los términos de discusión y apelar a la gente. Es decir, algo muy parecido al populismo.
Lo curioso es que el pecado no está solo en el expresidente y su partido. Roy Barreras, quien rompió con el Partido de la U, está buscando apalancar su movimiento y su posible candidatura presidencial con un referendo que también nada en el populismo. Bajo la rimbombante pero inconstitucional propuesta de revocar el mandato de Iván Duque, el parlamentario está capitalizando el rechazo hacia el mandatario con el hashtag #ChaoDuque. Dentro de la propuesta de referendo, además de enmendar la Constitución para poder revocar al presidente, está la gratuidad en la educación. Dando su apoyo a la medida, el senador Gustavo Petro le pidió incluir también una renta mínima vital.
Es decir: quieren hacer aprobar un plan de gobierno mediante referendo y no en los espacios institucionales que existen. Al respecto, y mencionando el referendo uribista, Barreras dijo: “Veremos cuánto recoge Uribe para revocar las cortes, la JEP y la paz. Responderemos revocándolos a ellos”.
Esa última frase deja en evidencia de qué se trata todo el ruido. Aquí la intención es hacer campaña política, no discutir con seriedad y viabilidad las reformas estructurales que necesita Colombia. En vez de tomar medidas desde ya para ayudar al país, haciendo oposición responsable en el Congreso o apoyando a su gobierno, convocan a las urnas. El resultado práctico es que estos referendos, sus peleas internas y sus egos individuales van a dominar el debate nacional en los próximos dos años. Y el país ahí, a la espera de liderazgos responsables con propuestas integrales.
‘‘Los promotores de referendos, curtidos en la política, están cometiendo un acto irresponsable y egoísta, incentivando la división nacional y creando un espejismo”.