Ingratitud
Las coincidencias que tiene la historia de este país. En la semana de recordación de la toma del Palacio de Justicia, donde sacrificaron a una Corte Suprema ejemplar y digna de emular, se presenta la primera rotación en la presidencia de la JEP. Esta dañina polarización que está desangrando este país impide ponderar y resaltar lo que significó la labor de Patricia Linares en la implementación de los primeros pasos de la justicia restaurativa en la estructura jurídica del país. El sacrificio personal y de seguridad, la serenidad y ponderación con que afrontó los feroces ataques de los contradictores del proceso de paz, la enseñanza en la solidez de su argumentación jurídica sin dejarse deslumbrar por los reflectores y micrófonos, la defensa clara y oportuna de las actuaciones jurídicas, libre de la presión mediática, y todo aquello que permite entregar a otro gran jurista el timón de un barco que siempre navegará en el mar de tempestades características de los intereses mezquinos de propios y ajenos, incluyendo las vanidades enquistadas en sus colegas de otras jurisdicciones.
Solo cuando empiecen a producirse los resultados de los primeros casos y luego de que la solidez del trabajo de sus otros colegas lleve a la JEP al estado a que está llamada en la pacificación de este país, se recordará que no fueron necesarias las “acostumbradas” rondas de homenajes para decirle gracias a quien devolvió la majestad de la magistratura y se hizo digna de llamarla su señoría. Édgar Fernando Serrano