¿Somos libres o estamos determinados?
Tres en uno
«38,4% de hogares con jefa mujer». El Colombiano.
No se debe iniciar con números, se puede sí iniciar con un artículo como «El 38,4 %...». Además, el signo de porcentaje debe estar separado del número: 38,4 %. Y el último, es como fácil darse cuenta de que una jefa es mujer, no hay necesidad: «El 38,4 % de hogares con jefa».
Esos pecaditos
«Arriba Antioquia». El Colombiano.
Esos pecaditos tan pequeños no se notan o ya se olvidaron. Entre las dos palabras de esta expresión debe existir una coma: «Arriba, Antioquia». Esa coma hace vivir la frase, sin ella nada dice.
Los cucuruchos
«… lo invité a comer un cucurucho de “Lucerna”». El Espectador.
En esta frase no es necesario poner entre comillas el nombre propio del cucurucho. La mayúscula lo dice: «… lo invité a comer un cucurucho de Lucerna».
Cantar
«Aunque se trata de una situación “cantada”, el Ideam, los alcaldes y los agricultores coinciden en que las bajas temperaturas de los primeros días han sido más intensas…». El Espectador.
Muchas veces se presentan palabras que están en el Diccionario y el usuario no lo sabe. En vez de ponerle las comillas dobles, se debe abrir el recurso mencionado para cerciorarse de si la palabra buscada está allí o no. Esa acción dura menos de un minuto. El ejemplo que nos ocupa es el número siete del verbo cantar cuyo significado es: «Avisar o dar noticia de algo».
Un anglicismo reconocido
«… y se instalaron nuevos closet». Tierra Caliente.
La Real Academia Española acogió en el
Diccionario la palabra «clóset» con su respectivo plural «clósets»: «… y se instalaron nuevos clósets».
gazapera@gmail.com
MUCHOS EVENTOS POLÍTICOS Y sociales de las últimas décadas son tan complejos, que numerosos analistas han abandonado las ciencias sociales, como la sociología y la economía, y han acudido al naturalismo, a la biología evolutiva y las ciencias naturales, argumentando que entendiendo científicamente cosas como el funcionamiento del cerebro, se pueden explicar nuestras ideas. Sin duda, muchas de esas disciplinas pueden ser útiles para entender ciertos comportamientos, como el altruismo, y también para entender que las conductas humanas son mucho más complejas que lo que varias ciencias sociales argumentan.
De esa forma, pueden tener razón para cuestionar algunas disciplinas que han simplificado el comportamiento, como versiones de la economía ortodoxa, que reduce al ser humano a un Homo Economicus, una especie de algoritmo que solo se preocupa del autointerés; o el enfoque de muchos juristas, para quienes solo hay un Homo Juridicus, cuya fuerza determinante de su comportamiento.
Las ciencias naturales pueden ser útiles para ayudar a explicar la complejidad del comportamiento, pero también pueden tener varios problemas. En sus versiones extremas, esas ciencias pueden caer en un reduccionismo y determinismo, que negaría nuestra condición de seres libres y morales, con capacidad para escoger nuestros actos, como para hacer el bien o el mal, entre muchos otros.
Para algunas de estas disciplinas todo está determinado en nuestros genes; para otras, somos aglomeraciones de células, que pueden reducirse a sus elementos químicos, y estos elementos no son más que átomos y otras partículas que obedecen a leyes de la física, unas ya conocidas, otras aún por ser descubiertas.
Según esos enfoques reduccionistas, al tiempo que tendríamos la ilusión de tener una conciencia, los humanos en el mejor de los casos no seríamos más que unas biomasas cuyo único interés es reproducirse en el tiempo. Otro problema de las versiones extremas de esos enfoques es que no son convincentes para explicar la diversidad del comportamiento humano. Unos humanos son austeros, otros son despilfarradores; unos son científicos, otros son deportistas; un mismo pueblo que ha luchado y alcanzado la democracia, después puede apoyar una autocracia; los países nórdicos tienen un ingreso per cápita de más US$40 mil, mientras varios países africanos no alcanzan los US$1.000; naciones ejemplares en su democracia caen después en el populismo. ¿Se pueden explicar estas diferencias y estos cambios por las leyes de la física, la química, la biología o la genética? No creo, a no ser que neguemos que los humanos de todas partes de la Tierra tenemos un mismo equipamiento físico, biológico, mental, racional y moral, y que aceptemos, entonces, que unos están mejor dotados que otros. Así, los pueblos nórdicos serían científicamente superiores a los africanos y a muchos otros. Eso por supuesto es falso. Lo que sí existe es una historia sueca, una española y una colombiana, y esas historias han hecho las diferencias. Por estas razones tenemos que volver no solo a la historia, sino a versiones más sofisticadas de las ciencias sociales para tratar de explicar y darle un sentido a la confusión de la época que vivimos.