La pandemia del agotamiento y el suicidio
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más de 3.000 médicos han muerto a causa de un virus que ha sido llamado por muchos “un enemigo invisible”. Sin embargo, los médicos han sido acechados por dos enemigos invisibles peores desde hace ya mucho tiempo: la depresión y el suicidio. Estudios en distintos países demuestran que el estrés laboral, la autoexigencia, el ambiente de competitividad y la sobrecarga emocional son factores de riesgo que, sumados al diagnóstico de depresión, pueden llevar al suicidio de profesionales de la salud. Se estima que cada día un médico se quita la vida. De acuerdo con una revisión sistemática publicada en Nueva York, la tasa de suicidio en médicos es de 28 a 40 por cada 100.000, de los cuales se reconoce que aproximadamente el 50 % no busca ayuda profesional cuando identifica síntomas de algún trastorno mental, esto por el miedo a la estigmatización. Actualmente se conoce en el mundo la campaña contra el suicidio médico #CrazySocks4Docs, que consiste en el uso de medias disparejas, creativas o con colores exóticos el primer viernes de junio de cada año. Esa campaña se inició a raíz de la confesión en el año 2016 de Geoff Toogood, reconocido cardiólogo del hospital Peninsula Health y miembro del South West Health Care, en Australia, quien mencionó padecer trastorno de ansiedad y depresión, e incluso reconoció que en algún momento contempló el suicidio como una solución.
La Organización Mundial de la Salud designó el día 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, debido al alza de la tasa de suicidios en los últimos 45 años, pero es importante que se designen espacios específicos para recordar que los médicos también se enferman, para fomentar la educación en salud mental, las visitas a psicólogos o psiquiatras que pueden ser colegas. Y recordar que el cuidado de la salud mental es tarea de todos y todas en los territorios. Como mencionaron en 1947 Dublin y Spiegelman: “Es notable descubrir que los hombres y las mujeres de la profesión, dedicados a mejorar la salud de los demás, fracasan en proteger la de ellos mismos”. Bien se sabe, según diversas estadísticas, que el agotamiento puede aumentar el margen de error laboral en estos profesionales. Recordemos que los trastornos mentales son enemigos invisibles y muchas veces silenciosos que apagan anualmente la vida de diversos trabajadores de la salud, por eso no permitamos que el estigma, el miedo, el silencio y la desensibilización se lleven las vidas de los que salvan vidas.