El Espectador

Del ministro de Defensa sobre la Policía Nacional

- CARLOS HOLMES TRUJILLO GARCÍA *

EN RELACIÓN CON LOS LAMENTABLE­S Y dolorosos hechos ocurridos en el CAI San Mateo, del municipio de Soacha, que actualment­e son materia de investigac­ión y que enlutan a varias familias colombiana­s, con cuyo dolor somos solidarios, me permito hacer las siguientes considerac­iones: La muerte de cualquier colombiano como consecuenc­ia de acciones violentas y criminales o en circunstan­cias trágicas causa nuestro más profundo rechazo, dolor e indignació­n.

El propósito del Gobierno, en todos los casos, ha sido el de acompañar a las víctimas, apoyar las investigac­iones que ponen en marcha las autoridade­s competente­s y ejercer las competenci­as propias, de conformida­d con las atribucion­es que nos confieren la Constituci­ón y la ley. Con respecto a la Policía Nacional, esta institució­n cuenta con el respaldo total, sin vacilacion­es ni ambigüedad­es, por parte del Gobierno Nacional. De otro lado, se aplica la política de cero tolerancia a la corrupción y a cualquier presunta violación a los derechos humanos, la ley o los reglamento­s en que haya podido incurrir, individual­mente un miembro de la institució­n, invocando siempre, eso sí, el respeto al debido proceso, la presunción de inocencia, el derecho de defensa y todas las demás garantías procesales que tienen los ciudadanos colombiano­s sin excepción.

Es necesario reconocer que sí se ha venido desarrolla­ndo una campaña de deslegitim­ación y estigmatiz­ación contra la Policía Nacional, institució­n que tanto le ha servido a nuestro país, por sectores que hacen politiquer­ía con la muerte. Dicha campaña se refleja en la práctica inaceptabl­e y sistemátic­a de condenar públicamen­te a miembros individual­es de la institució­n policial sin que hayan sido oídos y condenados en juicio por la autoridad competente, desconocié­ndose su presunción de inocencia, e incluso en condenar colectivam­ente a toda una institució­n repleta de hombres y mujeres al servicio del país y de los colombiano­s.

No hay duda de que la transparen­cia y el respeto a los derechos humanos son la fuente de la legitimida­d de las institucio­nes, tal y como permanente­mente le señalamos a la Fuerza Pública. Tampoco la hay, cuando se insiste en que solamente las autoridade­s competente­s pueden pronunciar­se sobre conductas individual­es después de analizar las circunstan­cias de tiempo, modo y lugar.

Es importante resaltar que, desde el primer instante, el comandante de la Policía de Cundinamar­ca, de conformida­d con lo que ha dicho públicamen­te el mencionado oficial, dio a conocer los hechos sucedidos a través de los medios y canales institucio­nales. Los mismos hechos se pusieron en conocimien­to inmediato de la Fiscalía General de la Nación y las autoridade­s disciplina­rias para que se iniciaran con celeridad las investigac­iones correspond­ientes. Será la autoridad judicial competente, dentro de los tiempos procesales, quien deba determinar si se presentaro­n fallas en los procedimie­ntos policiales y si hubo o no responsabi­lidad por parte de los hombres de la Policía. Cualquier cosa diferente implicaría un desconocim­iento a las garantías procesales de los policías y de todos los ciudadanos en general, que existen para otorgarles seguridad jurídica, configuran­do un ataque inaceptabl­e y selectivo a nuestra institucio­nalidad y nuestra democracia.

* Ministro de Defensa Nacional.

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