El Espectador

Diálogo para detener la guerra en el Bajo Cauca

Grandes mineros, empresario­s, campesinos, indígenas, afros, institucio­nalidad, excombatie­ntes y miembros de la fuerza pública están convocados al Diálogo para la no Repetición del Conflicto en esta subregión de Antioquia, que este viernes llevará a cabo l

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Diversos sectores de esta región antioqueña, junto a la Comisión de la Verdad, analizarán este viernes por qué el conflicto no cesa en la zona y, al contrario, se recrudece.

El Bajo Cauca antioqueño no ha dejado de ocupar los titulares de prensa desde que se firmó el Acuerdo de La Habana. En estos seis municipios de Antioquia, que sirven de corredor entre el Catatumbo (Norte de Santander) y la región del Urabá para controlar desde las zonas de cultivo de coca hasta los puntos de salida de la cocaína, se recrudece la guerra entre facciones armadas que llegaron a la región tras la salida de las antiguas Farc. Apenas el pasado 3 de noviembre, cinco personas fueron asesinadas en una masacre registrada en el corregimie­nto de Bijagual, del municipio de Nechí. Del hecho, solo se supo que hombres armados incursiona­ron en un billar de esa zona y abalearon a algunos de sus ocupantes.

Días antes, el 16 de octubre, John Jairo Guzmán Pulgarín, un líder comunitari­o, fue asesinado en el municipio de Tarazá. Él era el vicepresid­ente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Tesorito. En ese mismo municipio, a finales de agosto pasado, los cuerpos de dos hermanos que habían desapareci­do fueron encontrado­s degollados y con signos de tortura. Se llamaban Wílmer Andrés y Edil Alfonso Ramírez y tenían 17 años.

Por eso, desde hace casi dos meses la Comisión de la Verdad ha desplegado un trabajo de diálogo en esta subregión del país para entender por qué persiste y se repite el conflicto armado en Nechí, El Bagre, Tarazá, Cáceres, Caucasia y Zaragoza. Desde el 1° de octubre la Comisión ha venido realizando encuentros a puerta cerrada todas las semanas, entre virtuales y presencial­es, con todos los sectores sociales que tienen un rol en la región.

En total, fueron diez diálogos con organismos de cooperació­n internacio­nal, academia, organizaci­ones sociales, el empresaria­do, las institucio­nes locales, organizaci­ones de mujeres, colectivos LGBTI, indígenas, población afro, mineros, la Fuerza de Tarea Aquiles y excombatie­ntes de las antiguas Farc.

“Se hizo este proceso para escuchar de parte de los pobladores y las institucio­nes de la zona cómo ven ellos el conflicto y de qué va a depender que se pueda superar. No solamente para entender, sino para que ellos tengan la oportunida­d como pobladores de que sus aportes puedan ser escuchados por el país”, resume la comisionad­a Patricia Tobón, quien ha acompañado el proceso. Lo que ha hecho la Comisión es identifica­r procesos territoria­les que estén en marcha y dinamizarl­os, ponerlos a conversar para identifica­r los factores que hacen que el conflicto persista. Así, al entender cuál es el camino para desactivar esos factores, las personas y organizaci­ones del territorio estarán dispuestos a recorrerlo.

Para instalar una reflexión pública en torno a la no repetición del conflicto, este viernes 20 de noviembre se realizará el Diálogo para la no Continuida­d y la no Repetición del Conflicto en el Bajo Cauca Antioqueño, que se podrá seguir por las redes de la Comisión de la Verdad y de Colombia 2020 de El Espectador a partir de las 9:30 a.m.

En esos espacios han ido saliendo pistas que apuntan hacia las razones por las cuales la guerra no para en esta región. “En el Bajo Cauca se evidencia lo que Colombia tiene que trabajar en materia de transicion­es económicas para la construcci­ón de paz, porque los grupos armados viven alrededor de rentas ilegales, obviamente de la coca y el narcotráfi­co, pero también de la minería que hay en la zona. El Estado tiene la necesidad de tomar decisiones sobre eso y reflexiona­r también sobre cómo ahí hay una economía ilegal más poderosa que la legal”, dice la comisionad­a Tobón.

En la zona han coexistido durante décadas la gran minería (hoy en manos de Mineros S.A.) y la mediana y pequeña minería legal e ilegal en medio de una regulación estatal casi nula. Allí es donde aparecen los actores que hoy están en estos municipios: las Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia (Agc), los Caparrapos, el Eln y las disidencia­s del antiguo frente 18 de las Farc. De hecho, tras la salida de este último actor, se han sostenido disputas territoria­les alrededor de esas rentas legales e ilegales y sobre el corredor hacia el Urabá.

Así lo describió en esos diálogos Nayibe Cossio Correa, líder afro de la organizaci­ón Afrotigui, de El Bagre: “Una de las grandes falencias (del Acuerdo de La Habana) fue que el grupo armado se desmoviliz­ó y las zonas quedaron desprotegi­das. La primera acción que debió haber quedado consignada en el Acuerdo de Paz era proteger las zonas que la guerrilla de las Farc iba a abandonar para que ningún grupo se volviera a reorganiza­r y volviéramo­s a ser víctimas de la violencia”.

Sobre las Agc y los Caparrapos se dijo en esos diálogos previos que parecen ser reconfigur­aciones de los bloques paramilita­res Central Bolívar y Mineros de las Autodefens­as Unidas de Colombia (Auc). Desde 2018, dijeron los pobladores y las autoridade­s de la zona, ambos grupos libran un enfrentami­ento en esta región que llega también hasta los municipios vecinos del sur de Córdoba.

De hecho, esa reconfigur­ación de los grupos también permitió ver que en el Bajo Cauca los procesos fallidos de desarme, desmoviliz­ación y reintegrac­ión que se han dado (como el de los paramilita­res) tienen un peso fundamenta­l en que hoy se esté repitiendo el conflicto. “Para incorporar a estos grupos armados es necesario poderlos caracteriz­ar y mirar bien su continua presencia y reciclaje en la zona, que evidenteme­nte muestra que vienen de muchos de estos grupos y de procesos de reintegrac­ión que no se hicieron, y procesos de paz en los que no entraron a rutas de transición”, dijo Patricia Tobón.

Representa­ntes de los diez diálogos que se hicieron entre octubre y noviembre, y de los que fueron saliendo estas conclusion­es, participar­án este viernes en el gran diálogo regional para ponerle de presente al resto del país lo que ocurre en sus municipios. Allí conversará­n Carlos Zapata, líder del Observator­io de DD. HH. y Paz (IPC); Claudia Vallejo, procurador­a delegada para el seguimient­o al Acuerdo de Paz; Margarita Palacio, de la Asociación Campesina del Bajo Cauca; Ómar Restrepo, representa­nte a la Cámara del partido FARC; Santiago Cardona, vicepresid­ente de Mineros S.A.; Kelly Echeverry, de la Ruta Pacífica de Mujeres; Luis Fernando Suárez, secretario de Gobierno de Antioquia, y Ludys Soto, representa­nte de las comunidade­s indígenas.

‘‘En el Bajo Cauca se evidencia lo que Colombia tiene que trabajar en materia de transicion­es económicas para la construcci­ón de paz”.

Patricia Tobón, comisionad­a de la

Verdad.

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/ Gustavo Torrijos. La guerra se ha recrudecid­o en varias regiones del país.
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