La historia de Diego Camargo, el líder de la Vuelta a Colombia y campeón de la Vuelta a la Juventud, la nueva promesa de nuestro ciclismo.
El líder de la Vuelta a Colombia y campeón de la Vuelta a la Juventud es la nueva promesa del ciclismo de nuestro país. Esta es su historia.
Cuando Ricardo Mesa, el entrenador del club de ciclismo de Tuta (Boyacá), iba hasta la casa de Diego Camargo, en la vereda El Alizal, a 15 kilómetros del municipio, siempre lo esperaba afuera. Y luego de que su pupilo se consagrara campeón de la Vuelta a Boyacá en 2019 le colaboró a un periodista que lo quiso entrevistar. Al ver el material, se le escurrieron las lágrimas por la humilde casa de adobe en la que vivía Diego con su hermano y sus padres, Segundo y Blanca. Nada más que lo necesario: una lección del valor de las pequeñas cosas.
“Fue esa sensación de ver lo sencillo que es. Un hogar muy, muy humilde para un deportista de alto rendimiento como él. Fue ver que por fin podrá cumplir el sueño que tiene de darles un mejor hogar a sus papás”, las palabras de Ricardo, quien se convirtió en el segundo padre del reciente campeón de la Vuelta a la Juventud y líder de la Vuelta a Colombia 2020.
Sus caminos se cruzaron en 2015, cuando en el cumpleaños del colegio de la zona rural El Cruce invitaron a Ricardo y a sus muchachos del club, que se preparaban para una Vuelta a Tuta, a un circuito de ciclomontañismo.
Y Diego, un estudiante más del montón con una bicicleta de acero en pésimas condiciones, les ganó a todos. “Desde la primera vuelta Diego quedó solo adelante, les dio una pela impresionante a los ciclistas del club, que eran muchachos entrenados, con bicicletas de ruta. Ganó con más de un minuto de ventaja. Y también me llamó la atención que como no tenía dónde poner una caramañola en su bicicleta, paró dos veces en la meta a pedir agua. Y así siguió”, rememora. “Les gané fácil (risas). Ahí Ricardo me buscó y me dijo que tenía futuro en el ciclismo, que entrara al club”, explica Diego, quien lo invitó a una contrarreloj de ocho kilómetros de subida en Palermo con los miembros del club en la que demostró, una vez más, sus condiciones.
Camargo tiene casi todo arreglado para ir al Education First.
“Los volví a dejar tirados. Pero le dije a Ricardo que no tenía cómo conseguir una bicicleta”.
El alcalde de Tuta le compró, con plata de su bolsillo, su primera bicicleta “decente”. Y dejaron de ser los tres kilómetros diarios de bajada, los tres de subida del regreso, para ir a estudiar.
Los dos primeros años lo sacudió la peor cara del ciclismo: las caídas. Casi que no pudo competir. La segunda fue casi que un jaque mate. En la clásica Perla del Fonce, mal ubicado en un descenso, se tropezó y quedó inconsciente. Los campesinos espectadores pensaron lo peor. El diagnóstico: fractura en la cabeza del fémur. Otra temporada fuera. Sus padres le dijeron que se retirara.
Ricardo los convenció de que no abandonara su vocación. Ahora, a sus 22 años, es la nueva gran promesa de nuestro ciclismo y puede convertirse en el tercer ciclista de la historia en ganar el mismo año la Vuelta a Colombia y la Vuelta a la Juventud tras Rafael Antonio Niño (1970) y Oliverio Rincón (1989). La próxima temporada estará en el Education First de Rigoberto Urán y podrá cumplir su sueño: darles un mejor hogar a sus padres.