La leyenda de los Stradivarius
A FINES DEL SIGLO XVI, EL PEQUEÑO pueblo italiano de Cremona se convirtió en una especie de meca del arte del recientemente desarrollado violín. De hecho, con la excepción de Jacob Stainer en Austria, no hubo por mucho tiempo fabricantes importantes de instrumentos de cuerda en otros sitios. La tradición fue originada por Nicola Amati, no solo creador de violines sino también maestro de otros grandes luthiers, como llaman a los fabricantes de instrumentos de cuerda. Entre sus discípulos hubo nombres famosos como los de Guarneri y Stradivarius, quienes hicieron instrumentos tan perfectos que grandes solistas como Viotti y Paganini comenzaron a usarlos y los consagraron como únicos.
Se ha discutido mucho sobre qué origina el excelente sonido de esos instrumentos de Cremona y, aunque se creía que el secreto estaba en lacas especiales o en la forma de los violines, parece ser que la madera de árboles típicos de la región ayudaba a que los instrumentos hechos con ella tuvieran ese sonido especial. Sin embargo, existe la leyenda de que el sonido de esos violines no se ha podido repetir y aparentemente esto no tiene fundamento, como se verá a continuación.
Una noticia da cuenta de una prueba que fue hecha en Japón, donde varios violinistas profesionales coincidieron gracias a la pandemia. Uno de ellos, escondido tras un biombo, tocó para sus colegas con una colección de violines, de Stradivarius y Guarneri pero también otros de manufactura moderna. El resultado interesante fue que esos expertos no pudieron identificar cuál violín era el tradicional y cuál el moderno. Eso quiere decir que en nuestros tiempos se hacen violines de tanta excelencia como los que se hicieron en la antigüedad. Parece que la leyenda de los Stradivarius se acabó.